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De la mano de la solidaridad, la artesanía local, la buena música y las buenas viandas comparttidas, el 16 de septiembre pasado cerca de un centenar de personas volvimos a reunirnos, como cada año, en La Miñosa para celebrar la fortuna de convivir en la Sierra Norte de Guadalajara y auscultar el estado de las cosas que nos atañen.

Al margen de la fiesta, siempre íntima y entrañable, la asamblea de Unión de Pela nos llevó a una conclusión principal: nuestro futuro, nuestra identidad y, por lo tanto, nuestra dignidad pasan por recuperar, mantener y mejorar lo que somos como territorio. Un lugar casi intacto donde el ser humano ha convivido secularmente con el entorno y la naturaleza en una simbiosis casi siempre estable y provechosa.

La globalización económica, gobernada por el mundo de las finanzas, pretende imponernos prácticas, usos y pautas de comportamiento que en poco o nada contribuyen a la iniciativa, la autonomía, la soberanía, la creatividad, la diversidad o la libertad, mimbres indispensables para el buen desarrollo y enriquecimiento de la sociedad. La ganadería claudicada ante el capital industrial o la economía local secuestrada por los cantos de sirena del turismo son amenazas que requieren una reflexión profunda.

Queremos cerdos en nuestros montes pero ozando tubérculos y comiendo bellotas; queremos gentes que nos visiten pero para mostrarles lo bien que vivimos, lo bien que criamos y asamos nuestros corderos, lo bien que cultivamos nuestros campos y lo bien que elaboramos nuestros productos; no para venderles chuches, bollería, cachivaches o pegatinas engendradas en polígonos industriales… No estamos en ello, todavía… Pero ¡ojo!, que Sigüenza y la Sierra Norte son peritas en dulce, y a los cerdos les van las peras…

Muy bueno y muy generoso el grupo “Adormidera”, que nos tuvieron bailando durante horas en torno a un bidón incandescente… ¡Gracias!