La Plazuela en las redesVideos de La Plazuela

«Si ellos se callaran, las piedras clamarían». Ojalá se cumpliera la cita bíblica y dejaran de bramar «ellos» para oír lo que dicen las piedras, porque lo que tiene voz es más difícil de destruir. Y es que, en los últimos tiempos, un ruido ensordecedor de palabras grandilocuentes, en el territorio rural que habitamos y amamos, amenaza con seguir ignorándolas y relegar al olvido el legado cultural que representan.

Aun así, de momento, hay piedras que le hablan a quien quiera escucharlas. Paredes de cerradas y rediles, chozos de pastores, muros de contención o paravientos, o elementos aislados como pilares de casas, poyos, pilones y abrevaderos, azudes… construidos en piedra seca, sin ningún material de unión, abundan por estas tierras y tienen mucho que contar.

Pared de cerrada.

Cuántas veces nos habremos preguntado cómo es posible que algunas de esas paredes sigan en pie después de llevar decenas y decenas de años levantadas. ¿No sería el momento de saber lo que quieren decirnos sus piedras? Probablemente contarán que podrían soportar vientos de hasta 200 km/h. Y quizá expliquen que, si ni un vendaval ni la lluvia han conseguido derribar lo que fueron capaces de hacer nuestros antepasados con maestría, colaboración, esfuerzo y dedicación, ha sido porque estos lograron un extraordinario entendimiento con la naturaleza. Es decir, supieron escucharla y tomar prestados esos materiales que les ofrecía y tratarlos con respeto.

Muro de la cerrada de un palomar que a su vez contenía hornos apícolas en Bujarrabal. Quienes construyeron esta pared fueron compensando el desnivel del terreno, sin perder la horizontalidad de las piedras colocadas en seco.

Luego las piedras añadirán que nosotros, los supuestos curadores de ese patrimonio cultural, estamos a punto de destruirlo definitivamente, y que hasta ahora —nos recriminarán— tampoco le hemos prestado mucha atención. «Pues es que siempre ha estado ahí…», replicaremos, porque es lo que suele decirse de las cosas que no interesan demasiado o cuyo origen se ha olvidado.

Pero somos así, a veces dedicamos unos recursos desmesurados a proyectos mastodónticos que no se sabe muy bien hacia dónde llevarán —aunque, visto lo visto en otros lugares que entraron en la lista de Patrimonio de la Humanidad, todo apunta a que solo se contentará a unos pocos— y no nos damos cuenta de que ya tenemos a un paso algo similar y menos distorsionador de la realidad. Me refiero a que, en España, Chipre, Croacia, Eslovenia, Francia, Grecia, Italia y Suiza, el arte de la construcción en piedra seca ya entró, en 2018, en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, elaborada por la Unesco, y, a pesar de tener por estas tierras abundantes muestras de lo que ha supuesto históricamente, no se le hace ni caso.

Rancho o chozo de pastor que se halla en el término de Horna y preside, desde un altozano, un antiguo cordel de merinas.

Las estructuras de piedra seca son fruto de los métodos utilizados por las personas desde la prehistoria hasta la actualidad para organizar los espacios de vida y de trabajo. La gente del campo aprendió a construir en piedra seca con la práctica, siguiendo el más antiguo de los procesos de aprendizaje, alternando la prueba y el error, hasta lograr la perfección, o casi. Las piedras se rigen por una lógica propia y es preciso dialogar con sus seis caras, ya que todas son importantes, y saber escoger la cara adecuada para que repose sobre otra complementaria, y así hasta levantar todo el muro. Por aquí se construían muros de una sola hilada, o de dos hiladas rellenas con ripio; o se combinaban grandes piedras clavadas en el suelo con tramos de pared; o se colocaban piedras contrapesadas, con el peso siempre atrás, para levantar una choza de pastor y cerrarla con una cúpula…

Muro de contención, con la iglesia de Bujarrabal asomando al fondo.

Las construcciones en piedra seca poseen una belleza sencilla pero cautivadora, y durante siglos han transformado el paisaje de una forma ecológica y sostenible, e incluso han creado una verdadera simbiosis con determinados animales y plantas. Aprender las técnicas antiguas e intentar aplicarlas en la reconstrucción implica tener una ética del trabajo. Esto supone respetar los conocimientos transmitidos de generación en generación y que hoy están a punto de desaparecer en muchos lugares, si es que no lo han hecho ya. Pero también es necesario actuar tomando medidas de identificación, documentación, investigación, preservación, protección, promoción, valorización y revitalización de este patrimonio en sus distintos aspectos. ¡Dejemos hablar a las piedras y, sobre todo, escuchémoslas!

Chozo de piedra seca, en Bujarrabal.

 

Conocer, apreciar y proteger el patrimonio de la piedra en seco

En la página web de la Unesco, dentro de la sección «Conocimientos y técnicas del arte de construir muros en piedra seca», hay un interesante video que reúne diversos testimonios y experiencias en los países que poseen este patrimonio cultural.

Una reflexión reciente acerca de la protección de este patrimonio la ha realizado la antropóloga Celeste Jiménez de Madariaga, «Construir en piedra seca. Salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial», Gazeta de Antropología, 36, 1 (2020). (En línea: <http://www.gazeta-antropologia.es/?p=5285#edn9>.)

La comunidad de Castilla-La Mancha, en 2001, impulsó la celebración, en Albacete, del Primer Congreso Nacional de Arquitectura Rural en Piedra Seca y aunó esfuerzos en todo el país para que este tipo de construcción fuera declarada Patrimonio de la Humanidad, sin lograrlo. Pero luego, en 2018, no se implicó a diferencia de Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cataluña, Extremadura, Galicia y Valencia a la hora de apoyar la candidatura de España para que la Unesco incluyera el arte de construcción en piedra seca en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La Comunitad Valenciana ha elaborado una lista de los bienes inventariables construidos con la técnica de la piedra en seco y catalogados en los municipios valencianos: <http://pedraseca.gva.es/es/cataleg>. También pueden bajarse de forma gratuita algunas actas de los congresos internacionales de construcción en piedra seca que se vienen celebrando con cierta periodicidad desde los años noventa del siglo pasado y otros documentos interesantes: <https://pedraseca.gva.es/en/publicacions>.

En Andalucía, la Consejería de Medio Ambiente elaboró en 2008 una serie de folletos que son muy útiles para la puesta en valor e inventariado de este legado patrimonial. Pueden conseguirse en línea de forma gratuita (Publicaciones digitales: Construcción en piedra seca).

En Cataluña, por iniciativa del Observatorio del Paisaje, se ha creado un mapa interactivo que permite buscar la ubicación de los diferentes tipos de construcciones en piedra seca en la comunidad: <http://wikipedra.catpaisatge.net/>. Todo ello, avalado por el proyecto: <https://www.collaboraxpaisatge.cat/el-projecte/>.

En Andorra, desde 2019, se organizan cada año cursos gratuitos de iniciación a la construcción en piedra seca: <www.calpalandorra.com>; y también hay otros muchos lugares de la península o las Islas Baleares donde se imparten cursos similares.