Después de un año tan convulso, podría parecer más oportuno recordar algunos de los acontecimientos que han conmocionado a la sociedad española durante 2017. Sin embargo, el hastío y el hartazgo que produce recrear historias y desgracias —con la tristeza añadida de incluir en el resumen a ilustres personajes que han pasado a mejor vida—, me ha hecho desistir. Mejor pasar página y confiar en que el 2018 nos ofrezca un panorama más despejado políticamente, especialmente por el noreste de la península.
Por lo tanto, una vez más, me he acordado de los Reyes Magos, guiados por esa estrella que ilusiona y que no guarda parecido alguno con la estrella Michelin que ya luce un conocido restaurante de la Ciudad del Doncel. Las peticiones que se han recibido hasta ahora, una vez filtradas convenientementelas solicitudes por cuestiones de espacio, son las que aparecen a continuación. Sus Majestades de Oriente es muy probable que reclamen el estatuto del refugiado antes de volver, pero antes dejarán estos regalitos —y también algunos recaditos— a los protagonistas de la política, la sociedad, la cultura y el deporte.
Felipe VI: Otra dosis de paciencia, las memorias del Conde de Godó en fascículos de “La Vanguardia” y los capítulos de la nueva temporada de “Juego de Tronos”.
Doña Letizia: Unas botellas de sidra “El Gaitero”, famosa en el mundo entero. El cava del Penedés le hace cada vez menos gracia.
Don Juan Carlos: La guía de los restaurantes españoles con nuevas estrellas Michelin y mención destacada al restaurante “El Doncel” de Sigüenza.
Mariano Rajoy: Algún producto estimulante, para que espabile y no se duerma. Y unas zapatillas deportivas para correr por los jardines de la Moncloa.
Soraya Sáenz de Santamaría: No ha tenido tiempo de escribir la carta a los Reyes por culpa precisamente de Mariano, que no para de ponerle deberes. Con cualquier detallito sería suficiente.
Pedro Sánchez: Deberían de traerle la última edición de “Tú vales más de lo que piensas”, para que no decaiga su autoestima. Ha vuelto a las andadas del “no es no” y llora cuando tiene que pactar acuerdos de Estado con el actual gobierno.
Albert Rivera: Con el cupo vasco ya aprobado, pide ahora unos juegos reunidos para Cataluña, aunque no consigue sentar en la misma mesa a los dirigentes de otros partidos.
Pablo Iglesias: Con el secretario general de Podemos tenemos un problema de principios. No quiere saber nada de los reyes —ni de los magos ni de los otros—, así que mejor que su regalo se lo den ustedes a Íñigo Errejón, que tiene más cara de niño.
Carles Puigdemont: Repetir 155 veces esta frase: “he sido muy malo, pero no volveré a pasarme las leyes por el arco del triunfo, ni llevaré a la ruina a Cataluña”. Otras 155 veces y en francés: “el que la hace la paga”.
Oriol Junqueras: Las obras completas de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz comentadas por la monja Sor Lucía Caram. Y un chándal para salir al patio.
Ada Colau: Una guía turística actualizada de Barcelona, pues la antigua no incluye las nuevas ofertas turísticas. Aunque tampoco sabe muy bien a qué carta quedarse. Empeñada en agradar, por la mañana dice una cosa y por la tarde otra.
Susana Díaz: Los “grandes éxitos” de Manolo Escobar y los “pequeños fracasos” del actual secretario general de su partido.
Artur Mas: Un cartel con la “estelada” y la siguiente inscripción: “más vale pedir que robar (que ya han robado bastante), háganme el favor de darme ‘argo’ para pagar la fianza y no ir a la trena”.
Gabriel Rufián: La zambomba, un ticket descuento en tiendas de disfraces y, de propina, algún libro sobre la prehistoria y la cultura neandertal en el que pueda sentirse retratado.
Emiliano García-Page: Una edición corregida del mapa de Guadalajara, en el que no aparezcan los molinos de viento ni los quesos de La Mancha.
María Dolores de Cospedal: Más soldaditos de plomo. Y varias tanquetas de chocolate en miniatura para asustar a Marta Rovira y a sus correligionarios.
José Luis Rodríguez Zapatero: Una guayabera, para lucirla cuando viaja a Venezuela para visitar a Nicolás Maduro.
Manuela Carmena: Señales de tráfico que prohíban el cambio de sentido de los peatones en el centro de Madrid y algún manual de buena conducta para repartir entre los miembros más ultras de la policía.
Cristiano Ronaldo: Dice que ya no le regalen más balones. Ahora, mejor pañales y ropita para sus criaturas.
Leo Messi: Este no se cansa nunca. Quiere más balones y un campo de fútbol para el solo.
Gerard Piqué: Una bandera española firmada por Sergio Ramos y una camiseta dedicada de Álvaro Arbeloa, con el dorsal 155.
Ignacio González: Un viaje “gratis total” por Colombia y otros países de Hispanoamérica, buscando inversiones y nuevas ideas para el Canal de Isabel II.
Amancio Ortega: Nada, que ya tiene de todo. Si acaso, unos calcetines y unos tirantes.
Donald Trump: Un libro que tenga poco texto y muchas fotografías.Hay que vencer poco a poco su rechazo a la lectura.
Nicolás Maduro: Un puzle de tan solo dos piezas, un megáfono rojo y un disco con la música de los caballitos.
Turull y Rull: Sardanas, un reportaje fotográfico sobre el penal de Estremera y la versión catalana de los temas “El miedo es libre” y “¿Quién pagará los destrozos?”.