Una gran exposición en un marco excepcional, la catedral, muy bien conceptuada, nos permite seguir un interesante y ameno recorrido por la historia de Sigüenza y su comarca desde tiempos pretéritos hasta el siglo XVIII, con piezas excepcionales recuperadas y restauradas al efecto. Quiero felicitar a todos los que la han hecho posible y también a aquellos que a lo largo de los años están poniendo en valor tantas obras que permanecían ocultas o dañadas en nuestra catedral, pasear hoy por ella es un placer que despierta todos los sentidos.
Fray José de Sigüenza.
Tras visitarla dos veces, la entrada permite hacerlo dos días seguidos, no salgo contento, ATEMPORA, la segunda exposición que se realiza en Sigüenza, dedica una sección a su Universidad, al siglo XV, al siglo XVI, entre otros, pero, incomprensiblemente, se olvida del seguntino más universal, el seguntino más reconocido en todo el mundo es ignorado por la ciudad que le vio nacer, imposible encontrarle en los folletos turísticos sobre la ciudad, vídeos promocionales, Fitur y otros eventos que recuerdan la historia de Sigüenza, no basta con poner su nombre a una calle o a la biblioteca municipal si el pueblo poco o nada sabe sobre él e ignora que, en su ciudad, nació, vivió y estudió uno de los más grandes hombres de la historia de España, por lo menos queda el consuelo al recordar que la primera ATEMPORA le dedicó un pequeño opúsculo.
Virgen románica.
Sí, un seguntino, olvidaré como lo hace su ciudad su nombre en este escrito, cuya obra se estudia en las universidades, como la de Córdoba, de cuya Facultad de Filosofía y Letras salen todos los años trabajos y tesis sobre sus escritos. Un seguntino cuya Vida de San Jerónimo ha sido traducida al inglés y editada en Londres, e incluso, plagiada por algunos escritores famosos como Carlos Fuentes. Un seguntino que es considerado por los estudiosos del arte como el primer crítico de arte de la España Moderna, cuya extensa producción literaria está siendo editada en los últimos años, por ejemplo, así lo hace, la Universidad de Huelva, en fin, considerado como uno de los más grandes escritores de la literatura del Siglo de Oro español, el más perfecto de los prosistas españoles después de Juan de Valdés y de Cervantes. Un seguntino vinculado a un monumento que hoy es Patrimonio de la Humanidad, él es San Lorenzo de El Escorial y sin él no se entiende este Monasterio. Un seguntino cuyo retrato se encuentra en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial, obra de Bartolomé Carducho, pero otro retrato suyo, restaurado y cuidado con grandes honores, se encuentra en el Bowes Museum de Durham, Inglaterra.
Catafalco. Atienza.
Pudo nuestro seguntino universal haber caído en el olvido de la historia si con su amigo Antón Mayor hubiera llegado a tiempo de embarcar en Játiva en la flota de Álvaro de Bazán, la flota partió de Valencia rumbo a Barcelona reclutando voluntarios para socorrer a la isla de Malta, llegaron tarde los dos amigos seguntinos a Valencia y no pudieron empuñar la espada, gracias damos por este retraso, sin embargo, nuestro paisano llegó a Sigüenza triste y enfermo por unas calenturas cuartanas que mermarían su salud el resto de su vida, terminó sus estudios en una de las mejores universidades de España para dedicar el resto de su vida a servir a su querida Orden de San Jerónimo.
Su vida y obra daría para crear un Museo, quizás un Centro de Interpretación del Siglo XVI, o una gran Sala. ¿Qué impresión causaría en el espectador ver una copia del tríptico, abierto y cerrado, El Jardín de las Delicias? y, junto al tríptico, la descripción tan excelente que hace nuestro paisano del cuadro. ¿O del tríptico El Carro de Heno? ¿O del Cristo de Cellini? Una reproducción de la celda de un monje jerónimo con sus dos cuadros El Padre eterno y el Espíritu Santo, de El Veronese, o Las tentaciones de San Antonio Abad, de El Bosco, ¿qué pensaría el espectador al contemplar tan humilde celda?
Hace unos años se organizó en el Museo del Prado una exposición de obras de El Bosco, la mayor colección jamás reunida, en los catálogos, charlas y conferencias sobre su obra se habló muchísimo de dos personas, la primera, por supuesto, Jheronimus van Aken, ¿la segunda?, nuestro seguntino universal.
Ver una copia del excelente cuadro de Tiziano, el martirio de San Lorenzo, y a su lado la bellísima descripción que hace nuestro paisano del nocturno más impresionante de la pintura, dejaría al espectador boquiabierto, como lo deja hoy a quien se acerca al Monasterio de El Escorial, a su Iglesia Vieja, y lo contempla leyendo el análisis que este seguntino escribió sobre el cuadro. Una maqueta de la Sigüenza del siglo XVI serviría para leer como describió su ciudad: Sigüenza, mi patria. Tantas y tantas cosas que nos dejó, poesía, teatro, historia, o el excelente relato sobre la fundación del Colegio de S. Antonio de Porta Celi, con los importantes datos que nos aporta, y no hablemos de San Lorenzo de El Escorial, él es el Monasterio y sin su obra es imposible entenderlo.
Tantas cosas se podrían hacer para que Sigüenza recuperara a su hijo más universal, una Sigüenza que calla y olvida a su hijo más preclaro, ATEMPORA también calla y olvida, pero muchos hablan sobre él y lo recuerdan, y con la esperanza de que algún día su Patria le haga el homenaje que se merece nos unimos a él y decimos: confiemos en El Señor, et ipse faciet.
Justo es mencionar a algunos, muchos son y disculpen no citarles, los amigos de Sigüenza que han elogiado en sus obras a este seguntino universal, don Juan Antonio Martínez Gómez Gordo, don Felipe Peces, don Pedro Olea, etc., etc., … y termino con unas palabras de quien más ha estudiado su vida y obra, don Juan José Asenjo Pelegrina.
“…figura ilustre de las letras españolas, verdadero humanista del Siglo de Oro español, … merecedor de una mayor estima especialmente en la ciudad que le vio nacer”.
Y, una grata sorpresa, acaba de editarse por la editorial La Plazuela un magnífico cómic, bellamente ilustrado y anotado titulado: Sigüenza, una larga historia, plena satisfacción por mi parte al ver en su página 13 a nuestro más grande seguntino, enhorabuena a sus autores y a la editorial.
Volveré a visitar ATEMPORA, se lo merece, es una gran exposición, y en la Capilla de Nuestra Señora de la Paz me detendré, escucharé el sonido del silencio y quizás pueda oír el discurso de nuestro seguntino universal solicitando del Canciller la concesión del título de Licenciado, para luego, celebrarlo con música y cantos, buena voz tenía dicen quienes le conocieron.
Antonio Nicolás Ochaíta