Ha aparecido un nuevo informe de la celebre AIE (Agencia Internacional de la Energía), club de países consumidores de energía pertenecientes a la OCDE; esta característica libra a la AIE de sospechas de connivencia con ecologistas y especies análogas.
En él se pronostica que el consumo de energía de todo origen aumentará, pero duda que la capacidad de explotación del petróleo lo haga, ya que el máximo de posibilidad para éste ya se ha alcanzado. Por otra parte el precio de este recurso se elevará según su criterio, criterio que es necesario compartir si se tiene en cuenta que desde el año 1991 hasta el 2011 el precio medio fue de 40 $ el barril, y en este momento se eleva a 116 $ el barril. (Se profetiza que llegará a 148 $ en el caso de haber guerra en Siria).
Este nivel de precios es de una extrema gravedad particularmente para los países del tercer mundo: supone una transferencia de dinero que no se pueden permitir.
Otro tema que toca el informe es la incidencia en el cambio climático del actual esquema de consumo con las modificaciones que supondría su previsto aumento. Pronostica que podría elevarse la temperatura media en 6 ºC en La Tierra, cuestión que plantea una nueva pregunta: ¿viviría alguien para poderlo confirmar? Con aumentos más moderados desaparecerían países tragados por los mares, otros por desiertos, y algunos serían calcinados por temperaturas extremas.
En la frase de despedida del informe figura la reflexión de que todos los países están en condiciones de seguir una ruta completamente distinta, al poder elegir un sistema energético “más limpio, más inteligente y más competitivo. El tiempo apremia y es hora de actuar”.
Después de esta lección que puede llamarse magistral, puesto que la AIE esta integrada por maestros de la ciencia energética, se comprende menos la posición española que ha parado en seco las energías renovables, sembrando la desconfianza en el sector mediante decretos revisionistas y anulando la importante posición de nuestra nación en sectores tales como las energías solares térmicas, fotovoltaica, eólica, … y beneficiando el fraking (¡como se puede ignorar una riqueza cuando se tiene!, según palabras del ministro del ramo al referirse al gas de pizarra, sin ocurrírsele elevar la vista al Sol), aunque esto pueda costarnos la vida.
Un amigo muy querido dice frente a estos sinsentidos: pero ¿esta gente no tiene nietos?