Dascanio

Ante las negras perspectivas laborales que la crisis del virus coronado augura estoy pensando seriamente en apuntarme al próximo curso de Mobile Bussines Strategy que me ofrece de manera gratuita la CEOE de Guadalajara. No en vano me he pasado toda la cuarentena bloqueando fakes news en mi terminal enviadas por múltiples bots y me considero un experto en mandar whatsapp virales a todos mis contactos. Espero que esta experiencia, junto al buen aprovechamiento del curso me sirva para ponerme al día en el M-Commerce y convertirme así en un cotizado community manager para manejarme en la jungla del post-covid. Es lo que necesitaría para poder participar en el Market Place, el idóneo nombre para un mercado de productos y servicios locales que se está organizando en mi localidad. Mi experiencia en Social Media Management me debería facilitar las cosas para hacerme un hueco en el sector.

Cuando abrí fuego (As I opened Fire). 1964. Roy Lichtenstein.

Tampoco descarto desempolvar el fashion proyect para desempleados al que me apunté hace unos meses que también me proporcionó la mencionada organización empresarial. Viendo el look que gastan las oleadas de runers y bikers que se han lanzado a hacer deporte outdoor como si no hubiera un mañana, puede que el estilismo sea uno de los sectores de futuro. Quizá pueda convertirme en asesor de imagen integral de los practicantes de estas prácticas deportivas. Otra posibilidad sería la de uberizarme y adoptar la profesión de rider para llevar just-in-time los paquetes del almacén global a los domicilios de los vecinos. Solo tendría que hacer un poco de e-learning para profundizar en la importante labor de personal shopper on-line. Si tengo suerte es posible incluso que, haciendo un hueco en sus maratonianas jornadas de trabajo, reciba a modo de feedback una llamada por teleconferencia de sus plasmáticas majestades para interesarme por mis progresos en este campo.

Pero para adaptarme a la nueva realidad laboral en la que se impondrá el necesario distanciamiento social debo esforzarme en cuidar la gestión de mis emociones. Para ello creo que me servirá el curso de Mindfulness a distancia de la UNED. Es una lástima que debido a las políticas de género no me dejen asistir a la jornada virtual Women Training Days que organiza una asesoría laboral de Guadalajara donde te dan las claves laborales para emprender durante el Covid-19. Tampoco pude apuntarme por ese motivo a un taller de coaching de mujeres que organizado por una coach que está haciendo un master en esta especialidad. Como formula para socializarme de momento me voy apuntar a alguna local cup virtual que se organice a través de dispositivos móviles.

Pero lo que más me alegra es que por fin hayan resultado de utilidad mis estudios de inmersión lingüística en el idioma del brexit. Por un momento pensé que el desplome de las visitas turísticas a mi localidad harían inservibles los años invertidos en sucesivos summers camps en la pérfida Albión para convertirme en un ser totalmente bilingüe. Ahora respiro con alivio al observar que el idioma del brexit me está sirviendo para interpretar con propiedad los términos exactos en los que se expresa la nueva realidad covidfree.

Aunque, me surge una duda de última hora y todavía no las tengo todas conmigo ¿y si en los próximos años tuviera que olvidarme de todos esos phrasal verbs que me ha costado sangre, sudor y lágrimas, aprender? ¿No sería lo más sensato hacer tabla rasa de todo esto y ponerme a estudiar de una vez por todas chino mandarín?

Viñeta de El loto azul. Aventuras de Tintín.