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imagen tópica de los extraterrestres

En el artículo anterior vimos que ciertos científicos predicen para dentro de pocos años el encuentro con la vida extraterrestre, inteligente o no. Y que esta predicción se basa en un convencimiento de que no estamos solos (la conclusión ya se encuentra en la hipótesis) y en una fórmula basada en la estadística sin datos.

Cierta vez le preguntaron a Enrico Fermi, premio Nobel de Física en 1938, si creía en los extraterrestres y contestó a la gallega, preguntando “¿dónde están?”.
Lo que Fermi nos quería hacer notar era que, después de más de 400 años de observaciones científicas y sistemáticas en el espectro visible, 80 en la frecuencia de radio y los rayos gamma, 60 el infrarrojo, el ultravioleta y los rayos X… ¿por qué no encontramos vestigios de extraterrestres? ¿por qué no nos ha visitado ninguna civilización? (de los OVNIS prefiero no hablar, por ahora).

Vamos, como dice mi amigo Federico Álvarez: ¿dónde está la peña?

Las primeras búsquedas sistemáticas de vida extraterrestre son del propio Fran Drake (fundador del SETI) y datan de 1959. Hasta 1984 la NASA también se ocupó del asunto y, cuando abandonó la búsqueda, Drake y otros fundaron el SETI Institute, que desde entonces ha lanzado muchos proyectos de búsqueda de vida extraterrestre. Casi 60 años de búsqueda de comunicación de otras inteligencias con resultados nulos.

Lo que “vemos” no se compadece con lo que pensamos, de modo que las cosas no pueden ser tan sencillas como imaginamos, por lo que estamos obligados a considerar más cuestiones.

Por ejemplo, la vida en la Tierra ha sufrido al menos 5 grandes extinciones (algunos científicos consideran una sexta) producidas por causas puramente naturales (supernovas, plumas mantélicas, grandes erupciones, impactos de grandes meteoritos...) y, vista la cercana vecindad (Marte), no parece imposible que un planeta inicie la vida y luego la pierda completamente.

Es decir, en la fórmula de Drake (que vimos en el artículo anterior), además de la probabilidad de que un planeta tenga condiciones para generar vida, deberíamos añadir la probabilidad de que realmente aparezca y la de que la mantenga durante un largo periodo de tiempo. De hecho, la Tierra ha necesitado al menos 5 intentos, que sepamos.

Considerando la edad de la Galaxia y la provisionalidad de la vida en un planeta, debemos incluir también la probabilidad de que dos civilizaciones coincidan en el tiempo y puedan, por tanto, ponerse en comunicación.

“Sería muy raro que nosotros fuéramos la única forma de vida en el universo”, ha dicho recientemente la astrónoma chilena María Teresa Ruiz (premiada en 2017 por la UNESCO con el Premio L’Oréal-UNESCO a Mujeres en Ciencia); pero evidencias, lo que se dice evidencias, hoy por hoy, no tenemos ninguna. Hay que esperar y dejar las lucubraciones para dentro de unas décadas.

En resumen, no existen fórmulas válidas para calcular el número de formas de vida extraterrestre y lo que hacemos hoy en día es buscar indicios en algunos astros, de modo que nos toca esperar. La Naturaleza siempre nos sorprende, y parece que, intentar detectar civilizaciones extraterrestres mediante la búsqueda de tecnologías parecidas a las nuestras (como hace el SETI), no es una estrategia fiable.

Quizá la Galaxia no esté tan poblada de civilizaciones inteligentes como piensan los escritores de ciencia ficción y los guionistas de sagas como Star Wars o Star Trek; o quizá los extraterrestres se “escondan” mejor de lo que pensamos; pero… ¿quién sabe?