Luis Montalvo Guitart

Tras los artículos dedicados a Isaac Peral, debemos hacer justicia a algunos otros precursores y a sus méritos.

En 1884 el ingeniero polaco Stefan Dzhevetskiy (1844-1938) construyó para el Imperio Ruso el primer submarino eléctrico, mediante la inclusión de un motor en un modelo de propulsión manual. El submarino alcanzó 4 nudos navegando sumergido contra la corriente del río Nevá.

En abril del mismo año, el ingeniero estadounidense Josiah Haminton Langton Tuck (1824-1900) construyó y probó el Peacemaker, segundo submarino eléctrico, que en su versión final obtenía la energía de un reactor químico de sosa cáustica.

En España debemos recordar al comandante Isidoro Cabanyes Olcinellas (1843-1915) y al capitán Miguel Bonet Barberá (1845-1907), ambos del arma de Artillería que, cinco meses antes que Peral, en abril de 1885, presentaron el diseño de un torpedero submarino con motor eléctrico al Ministerio de la Guerra, cuya construcción fue rechazada por el Gobierno de Antonio Cánovas del Castillo.

Esta nave tenía forma cilíndrica, rematados sus extremos por conos ojivales. Un poco más pequeño que el Peral, era de 16 m de eslora, 2,30 de manga y 2,50 de altura. Disponía de 4 motores eléctricos que movían dos hélices, alimentados por baterías de 160 acumuladores y dos depósitos de lastre para la inmersión, en los que se soplaba aire comprimido para su emersión.

Cabanyes fue matemático e inventor. Diseñó y realizó la primera instalación eléctrica de Madrid en 1881 y en 1890 dio luz eléctrica a las habitaciones del entresuelo del Palacio Real; patentó un sistema de iluminación doméstica por gas, una torre solar, un motor electromagnético, un acumulador de electricidad, una batería eléctrica, un aeroplano, un nuevo combustible… y publicó varios trabajos matemáticos.

El Gymnote fue diseñado por los ingenieros franceses Gustave Zedé (1825-1891) y Arthur Krebs (1850-1935), este último de los elementos eléctricos y mecánicos. Se botó oficialmente el 24 de septiembre de 1888 (dieciséis días después que el Peral).

Se disputa con el Peral el honor de ser el primer submarino eléctrico operacional y el primer torpedero submarino que funcionó realmente; pero en justicia debemos decir que entró en servicio en la Armada francesa, mientras que el proyecto español fue “hundido” por el Gobierno de Cánovas y no llegó a entrar en servicio.

Era un buque de sección circular de 17,2  m de eslora, y 1,80 de manga, con 33 TM de desplazamiento en superficie y 34 bajo el agua, contaba con un motor eléctrico de 55 CV y una tripulación de 4 hombres. La inmersión y la emersión se conseguían mediante timones de profundidad y el impulso de la hélice. Tenía dos torpedos adosados exteriormente al casco, mientras que el Peral tenía un tubo lanzatorpedos interno y estaba equipado con tres torpedos.

Pruebas del extraño submarino Sanjurjo. Fuente: Vigopedia.

Antonio Sanjurjo Badía (1837-1922) fue un industrial gallego hecho a sí mismo, que se convirtió en una referencia en la construcción de calderas de vapor en España y parte de Europa. Fue amigo de Julio Verne y se carteaba con Isaac Peral. Cuando los EE.UU. derrotaron a las escuadras españolas en Cavite y Santiago de Cuba, construyó un submarino de propulsión manual para adosar minas en los acorazados norteamericanos.

Su submarino o boya torpedera fue botado el 11 de agosto de 1898 en la Ría de Vigo, alcanzando la velocidad de 2 nudos, la profundidad de 20 m y permaneciendo sumergido hasta 3 horas. El establecimiento de negociaciones de paz con los estadounidenses hizo innecesario su invento.

En 1896, el Ingeniero Geógrafo sevillano Eduardo Mier Miura (1858-1917) publicó una monografía en la que presentaba varios modelos submarinos de su invención y un artículo sobre torpedos automóviles; patentó un indicador de profundidad para submarinos; en 1901 publicó sus estudios para la navegación submarina en los que desarrollaba un aparato de profundidades y horizontalidad; por último, en 1906 dio a conocer un artículo titulado “Minas especiales para defenderse de los submarinos”.

Eduardo Mier, como alumno de la Academia de Ingenieros de Guadalajara, participó en la defensa de nuestra capital durante la Tercera Guerra Carlista, academia en la que luego, ya como capitán, fue profesor ayudante. Siendo miembro del Instituto Geográfico y Estadístico, diseñó y construyó mareómetros, mareógrafos, gravígrafos, sismógrafos, barómetros… inventó el primer sistema de estabilización de dirigibles y un sinfín de inventos eléctricos, geofísicos y armamentísticos.

En el año 1900 el ingeniero irlandés afincado en EE.UU. John Philip Holland (1841-1914) diseñó un submarino que vendió a la Armada de los EE.UU. —el USS Holland SS-1—, a la Armada Real de Gran Bretaña —el Holland 1— y a la Armada Imperial de Japón —el Dai-ichi sensuikan—. Los norteamericanos le encargaron 7 unidades y luego otros de modelos avanzados. Los británicos contrataron 3 unidades, y después fabricaron muchos más, evolucionados del modelo original. Los japoneses compraron 5 unidades del siguiente modelo; más tarde adquirieron los planos y siguieron fabricando unidades mejoradas.

El Holland fue el segundo submarino moderno que entró en servicio en una Armada y el segundo en producirse en serie. También fue el primero que dispuso de un motor de gasolina para la superficie y uno eléctrico para la inmersión; pero su velocidad, 6 nudos en superficie y 5,5 sumergido; su profundidad máxima, 23 m; y autonomía, 200 millas; eran inferiores a las del Peral. Lo que solo demuestra el gran error de la Armada española en la década anterior.


Luis Montalvo Guitart