Con motivo del concierto que ofrecerá Carmen Paris en el VII Segontia Folk de Sigüenza, La Plazuela se puso en contacto con ella para que nos hable de su trayectoria artística. Tras 30 años de música en escenarios, participaciones en diversos grupos, colaboraciones en discos y películas, cuatro discos personales y el último  “Dos Medinas Blancas” en 2017 con la marroquí Nabyla Maan, premios y distinciones de todo tipo y el espectáculo “En Síntesis” donde recoge toda esta andadura, la vamos a poder escuchar por primera vez en vivo en nuestra ciudad. Carmen Paris actúa el 26 de enero de 2019 a las 20:00 h. en El Pósito en el VII Segontia Folk — Fiestas de San Vicente

Hija de aragonés y castellana de Cuenca, criada en Utebo (Zaragoza), estudiante de música y filología inglesa, jotera por definición y convicción,  y París de apellido artístico, ¿es realmente tu apellido o lo cambiaste? 

No lo cambié, me llamo realmente Mª del Carmen París Mondaray.

Seguramente tienes buena memoria musical, ¿es un don o se logra con la práctica?

El don del buen oído y el de la buena memoria, como todos los dones, se han de practicar y se ha de estudiar también, si no, no evoluciona.

¿Crees que la gente, el pueblo llano, ya no canta?

Cada vez menos, es el resultado de sustituir la música (y letras) orgánicas que nacían de las actividades, relaciones y experiencias humanas, por la robotización y la dictadura de la mercadotecnia monocultural. Hoy, la mayoría de los niños, no cantan apenas canciones populares de sus culturas pues los productos musicales electrónicos ramplones, repetitivos y nada edificantes, inundan los medios. Me horroriza oir a niñas cantando reguetón o las canciones de las cantantes anglosajonas de masas cuyas letras y vídeos son apología del consumismo, del narcisismo, del sadomasoquismo, las orgías, la violencia y la simbología ocultista, y ver que no preocupa a sus padres que repitan esos mensajes.

Carmen París. Foto:Assaoud

¿Es mucho lo andado hasta llegar a definirte como jotera?

Bueno es que “jotera, lo serás tú”, no me defino como tal, las joteras como las de toda la vida son otras paisanas mías que dedican su vida a cantar jotas. Yo canté jotas hasta los 11 años que estaba en 3º de piano y tocaba la guitarra y cantaba en la parroquia, que me escuchó cantar en un entierro una profesora de canto lírico y después de la misa me dijo que con la voz que tenía, si quería ser cantante de mayor, no cantara jotas porque se me estropearía y así hice. Luego en las orquestas que fui llevábamos jota en el popurrí de fin de verbena pero a la par también hice zarzuela, blues, jazz, Beatles, Police, Michael Jackson, cabaret, copla, tango, bolero, ranchera, entre otros y a mis 30 años retomé la jota y la metí en la fusión que llevaba fraguando desde los 27, la había dejado fuera del guiso. La armonía (léase los acordes) que acompaña a la jota tradicional es muy básica, tónica, dominante y subdominante, con poquicas variaciones, yo la he rearmonizado con más posibilidades tanto de acordes como de ritmos y letras y la he cantado de una manera más enriquecida y matizada que la tradicional, parecido a lo que hicieron los maestros de zarzuela en su tiempo con las músicas tradicionales españolas.

¿Defiendes tanto la tradición como la innovación?

Claro que sí, ¿de donde partirían, si no, los innovadores? y, por su lado, las tradiciones, sin innovaciones, terminan quedando para museo, es decir, mueren.

Labordeta estuvo casado con una seguntina y tuvo casa aquí, ¿tuviste trato en algún momento con él? ¿Qué opinas de su trabajo musical?

Hombre, pues claro que tuve trato con él sobre todo en Madrid, y con Juana e hijas también, sí, aragonés y castellana como mis padres. José Antonio más que músico, él mismo no se decía músico, era bastantes más cosas, poeta, pensador, profesor, sabio y una voz recia y con identidad y pensamiento propios. Me defendió una vez cuando mi primer disco fue un éxito en mi tierra y le dijo a uno “La envidia que tienes, la París ha logrado lo que muchos queríamos y no hemos sabido, ella, además, canta bien”. Es de los mejores elogios que he recibido, él me valoraba no solo como una voz sino como creadora también.

Dices que la jota es un buen pegamento para hermanar culturas, ¿hasta la fecha lo has logrado con todas las que te lo has propuesto? 

Ja, ja, eso habrá de decirlo el público si los hermanamientos que le he hecho con el jazz, la chacarera, Cuba, México, Brasil o Marruecos están logrados.

Parece que ya tienes un nuevo proyecto sobre la jota por el mundo que acabará en forma de disco, háblanos de ello.

Pues, de momento, llevo 2 años rastreando músicas que se llamen “jota” por toda América, Asia y el Mediterráneo, pero también estoy descubriendo que otros géneros que se llaman de otra manera pero están relacionados con la jota, por tanto, que lo que vengo haciendo en mis discos ha sucedido a lo largo de los siglos con las músicas de la Península Ibérica y las de América y he estado recreando, a mi manera, lo que fue sucediendo en ese intercambio.

¿Conocías Sigüenza y Segontia Folk antes de que te contrataran para esta VII edición?

Claro que he estado en Sigüenza y aunque pasé por Sigüenza hace un año, hace mucho que no entro, así que ya tocaba tocar en Sigüenza, valga la redundancia. Había oído hablar, claro, del Segontia Folk.

¿Quieres decir algo a la gente que nos lee sobre tu concierto?

Pues que si quieren escuchar una música que no abunda en los medios de difusión, es decir, orgánica, tocada y cantada por humanos y comprobar cómo sólo dos músicos, pianista y percusionista, siendo como son, excelentes, pueden sonar a que llevo 4 o 5 de banda, vengan a disfrutar esta síntesis de los viajes que les metí tanto a las jotas como a otras músicas. 

Ha sido un placer Carmen.