Hace algunas semanas paseando por la catedral encontré un grupito de cuatro o cinco personas entre las cuales había una que les indicaba las bellezas de la catedral, en concreto el púlpito de la derecha. Su explicación recurría al tan repetido tema de que los altorrelieves que lo decoran tienen su origen en los tres títulos cardenalicios del cardenal Mendoza: San Jorge, Santa María en la Navicella (navecilla) y Santa Cruz en Jerusalén.
Esta interpretación es susceptible de algunas observaciones que le quitan toda su enjundia. Parece fundada pero no lo es.
El cardenal Mendoza jamás fue cardenal de San Jorge. Por otra parte la diaconía, que le fue asignada cuando fue creado cardenal, fue la de Santa Maria in Dominica, que vio su denominación alterada por la colocación de la Navecilla en época tardía, durante el pontificado de León X (que pudiera haber sido reproducción de otra más antigua, aunque no haya documentos anteriores al siglo XVI que den el nombre de la Navicella a la zona), con lo cual la interpretación de la figura central como alusión a la diaconía queda sin fundamento.
Lo tiene la de Santa Cruz, titulo al que Mendoza estuvo apegado por su importancia, como demuestran sus fundaciones y las obras realizadas bajo su titularidad en esa basílica, obras que culminaron con el descubrimiento, en una oquedad del arco triunfal de la misma, del Título de la Cruz, que aun hoy puede verse en dicha basílica romana. No sabemos qué parte pudo tener en estos trabajos el conde de Tendilla durante su estancia en Roma, aunque es posible que los supervisara por cuenta de su hermano el cardenal. Fruto de estas obras fueron también las pinturas del ábside de la basílica que representan la historia de la Invención (el descubrimiento) de la Santa Cruz por parte de la emperatriz Elena. Los historiadores italianos del arte atribuyen el mecenazgo de estas pinturas a otro prelado seguntino, el extremeño Bernardino López de Carvajal, pero se equivocan totalmente, en primer lugar porque Carvajal fue mecenas de la capilla inferior y de los altares laterales donde abundan sus escudos. Pero en la iglesia inferior está representado dos veces en los mosaicos.
Quienquiera que compare los frescos con los mosaicos puede darse cuenta de que los retratos de Carvajal en los mosaicos representan a un personaje obeso y la pintura del ábside a uno delgado con parecido a los retratos conocidos del cardenal Mendoza. Así pues brindo este retrato al conocimiento que tenemos de este personaje histórico.
¿Qué significan pues las decoraciones del púlpito? Jerónimo Munster, un viajero alemán, al describirnos la capilla que, en sus casas de Guadalajara, tenía el cardenal Mendoza, dice que el retablo poseía excelentes pinturas que representaban, en el centro a la Virgen María con san Pedro y san Pablo, y en los lados a san Jorge y a santa Elena. Es una constante iconográfica que también encontramos en el púlpito de la catedral del Burgo de Osma.
Así pues encontramos una devoción del cardenal a San Jorge, pero no tenemos un porqué como no fuera su cercanía a Fernando el Católico y por tanto a la corona de Aragón.