Estamos en el centenario de la muerte del marqués de Cerralbo, que murió en 1922. Con este motivo se están celebrando en diversos lugares unas jornadas conmemorativas en los territorios donde realizó sus excavaciones arqueológicas. El sábado 20 de agosto tuvo lugar una visita guiada por el castro del Castejón en Luzaga. La visita, guiada por Alfredo Ayuso, integrante de la Asociación Serranía Celtibérica y natural de la localidad.
Panorámica desde el castro de El Castejón en Luzaga.
El itinerario comenzó en la zona baja del pueblo donde en los años 80 del pasado siglo se encontró una terma perteneciente a una villa privada de un terrateniente romano. A continuación el numeroso grupo que se unió a la visita pudo contemplar el grabado con un caballo, de época romana, situado en la fachada de una casa de la localidad que al parecer está relacionado con el culto a la diosa celta Epona a lomos de un caballo.
Alfredo Ayuso señala el lugar de Luzaga donde se descubrió una terma que pertenecía a una villa romana.
Grabado que representa a la diosa celta Epona con un caballo. La imagen se encuentra en la pared de una vivienda de Luzaga.
Seguidamente el grupo subió a la parte alta del pueblo donde se encuentra situado en un cerro, el castro del Castejón. Las explicaciones del guía estuvieron acompañadas por apostillas del arqueólogo aragonés Alberto Gonzalo, que ha excavado en Monreal de Ariza y de Carmen Jiménez, directora del Museo Cerralbo. Allí estaban situadas las murallas del Castejón. Alfredo, el guía, mostró varios lienzos de muralla con piedras ciclópeas en su base, que formaban los tres recintos amurallados del castro que existían antes de la llegada de los romanos. También señaló que el nivel del terreno indica donde estaban las calles y las casas dentro del recinto.
Parte de la muralla con piedras ciclópeas que protegía el castro.
Para ver las características de las casas, el guía señaló en un espacio excavado por el arqueólogo Jorge Morín cerca del depósito de agua de Luzaga. Se trata de una casa ya de la época romana pero similar a las antiguas de los celtíberos. Está compuesta por un zócalo de piedra, paredes de adobe y techumbre de madera, estos dos últimos elementos desaparecidos por el paso del tiempo. Se puede distinguir un espacio habitacional, un almacén y una zona de cuadra.
Casa excavada dentro del castro.
En este sitio se descubrió en el momento de la excavación una fusayola (pieza de contrapeso que formaba parte de un huso antiguo para hilar), un elemento que se encuentra con frecuencia en cualquier espacio celtíbero. El guía también señaló la situación de lo que parece ser un templo de la época romana.
El bronce de Luzaga, hoy desaparecido, con inscripciones en escritura celtibérica, fue encontrado en el castro del Castejón.
Indicó que el famoso bronce de Luzaga, hoy desaparecido, una inscripción en lengua celtibérica y alfabeto ibérico, se encontró en el mismo castro del Castejón. Por último señaló la puerta de entrada al recinto y por último la ubicación de la necrópolis de los Centenales, situada junto al actual cementerio, una necrópolis excavada a principios de siglo por el marqués de Cerralbo. Sobre el terreno se pueden apreciar varias estelas que indicaban las tumbas de incineración.
El grupo examina las estelas diseminadas en la zona de la necrópolis excavada por el marqués de Cerralbo.
Carmen Jiménez, directora del museo Cerralbo, presente en la visita guiada, señaló la importancia de celebrar el centenario de la muerte del marqués de Cerralbo desde el territorio. La celebración es en Santa María de Huertas, en Monreal de Ariza y en Luzaga. Resaltó el mérito de la colaboración entre comunidades autónomas, ayuntamientos, asociaciones civiles junto a la Fundación Cerralbo en esta celebración.
En la visita se destacó la importancia de la figura del marqués de Cerralbo que, como señaló el guía Alfredo Ayuso, excavaba como se hacía en la época y no se deben juzgar sus actuaciones de hace más de un siglo comparándolas con los métodos actuales. En Luzaga descubrió la necrópolis de los Centenares y paró de excavar cuando llevaba ya descubiertas unas 1.800 tumbas. Las piezas que encuentra las llevó en primer lugar a Santa María de Huerta que era su lugar de retiro. Posteriormente las lleva a Madrid y cuando fallece, las dona al Estado y ahora están en el Museo Arqueólogico junto a piezas de Aguilar de Anguita y de muchas otras necrópolis que excavó en aquella época. Algunas están expuestas después de estudiarse y otras todavía están pendientes de estudio en cajas.
Necrópolis de Luzaga. Estelas paralelas en la excavación del marqués de Cerralbo
Al respecto Carmen Jiménez, la directora del Museo Cerralbo, señaló que tuvieron que esperar más de 20 años debido a problemas de testamentaría en ingresar en el Museo Arqueológico Nacional, lo que supuso que la guerra civil estuviera por medio y que ese material que en 1912 cuando se hace la excavación de los Centenales estaba muy controlado, 25 años después ya no estaba igual.
Debido a la falta de medios, esos materiales no se tocaron hasta los años 70 del pasado siglo en los que se empiezan a estudiar por parte de universitarios de la época. Estos estudios y la salida de materiales en los años 80 para su restauración hizo que resultara difícil su estudio y su clasificación. En definitiva, señaló la directora del museo Cerralbo, la colección ha tenido muy mala suerte al pasar por esa serie de vicisitudes, lo que ha supuesto que hasta el año 2000 no se haya empezado a estudiar sistemáticamente y a controlar los miles de objetos encontrados.
En el centro el arqueólogo Alberto Gonzalo y la directora del museo Cerralbo, Carmen Jiménez, presentes en la visita al castro.
Por último recalcó que objetivo del marqués era estudiar las culturas de esta zona del interior peninsular que eran escasamente conocidas. Santa María de Huertas, que era el palacio de invierno del marqués, era el lugar que hasta la primera guerra mundial acudían todos los sabios de Europa a estudiar los materiales.
Terminó diciendo que a Cerralbo no se le ha reivindicado hasta hace poco, entre otras razones porque no dejó escuela y porque estaba lejos de la academia. Estaba lejos de la universidad, era un marqués filántropo que invertía su pecunio en las excavaciones y la mala fortuna que Juan Cabré, el que debía haber sido su discípulo, también murió pronto. Alfredo Ayuso apostilló que Cerralbo promovió la ley de excavaciones de 1911, una ley pionera que impidió que se siguiera perdiendo patrimonio español a golpe de talonario de millonarios americanos de la época. En aquella época todo el material nuevo iba para fuera, un ejemplo es la Dama de Elche que acabó en Francia pero como ese hubo muchos otros.
El arqueólogo Alberto Gonzalo señaló que a la actual ley de Patrimonio actualmente vigente le falta algo, que es la faceta pedagógica que, en sus palabras, es lo que se estaba haciendo en la jornada. Señaló que para salvar los yacimientos lo fundamental es que la gente los conozca. La gente cuando los conoce y obtiene beneficio de ellos, los cuida y los consideran parte de su identidad.
María Luisa Cerdeño en la conferencia que tuvo lugar en la iglesia de Luzaga.
Por la tarde hubo una primera conferencia sobre lo que significa el patrimonio y en concreto sobre el patrimonio de Luzaga, a cargo de Alfredo Ayuso.
A continuación la arqueóloga María Luisa Cerdeño, profesora jubilada de la Universidad Complutensse de Madrid, explicó en la conferencia La revisión de la Colección de Cerralbo del MAN: inicio de una nueva etapa investigadora, que tuvo lugar en la iglesia de Luzaga, la importancia de la labor del marqués de Cerralbo, y cómo es su legado, depositado en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Señaló su revalorización a la luz de los nuevos descubrimientos celtíberos más recientes. Entre ellos citó la importancia del descubrimiento ya hace años de la necrópolis de Sigüenza así como los más recientes de castros y necrópolis de la zona del señorío de Molina. Entre estos últmos destacó el estudio del poblado celtíbero El Ceremeño en el término municipal de Herrería así como de su necrópolis asociada, investigaciones que han proporcionado las claves de los orígenes de esta cultura hacia los años 1200 antes de nuestra era. Señaló también la importancia del estudio del castro de Los Rodiles en Cubillejo de la Sierra datado en el ocaso de esta cultura con ocasión de las guerras celtibéricas que culminaron con la conquista de la meseta por los romanos.
Las jornadas con motivo del Año Cerralbo continuarán en Luzaga y se clausurarán en Santa María de Huerta. Están organizadas por la Asociación Cultural Ciudad de Arcóbriga, la Asociación de Amigos de la Celtiberia, el Museo Cerralbo y los Ayuntamientos de Luzaga y de Santa María de Huerta.