Un siglo antes de que la desamortización de Madoz llegase a Sigüenza, el Catastro del Marqués de la Ensenada (1753) recogía los cinco predios rústicos que tenia la ciudad, infravalorando la superficie y la utilidad de estos, posiblemente porque era un catastro recaudador de impuestos:
Mapa de los terrenos propiedad del Ayuntamiento de Sigüenza, privatizados en la Desamortización de Madoz. Baldíos (rojo, se desamortizan)
1. Valderramón, Solana de Viana y Cerro de la Cabaña2.- Cerro Villavieja y Mirón3.- Cerro San Cristobal4.- Cerro El Otero5.- Llanos de los Nacimientos6.- Lastra, Fuente de las Nogueras y Raposera7.- Cuestas del Huesario, Molino de Viento y Ontaza8.- Altos del Rebollar9.- Alto de las Paredes (actuales Llanillos)10.- Cerro del Espino11.- La Quebrada 12.- Cerro de los Chorrones y Montecillo Montes públicos (azul, se conservan) - El Pinar - El Rebollar Linea azul: límites del término municipal de Sigüenza antes de la fusión de pedanías- Un bosque de pinos llamado el pinar, de caber 1.000 fanegas, sirven para que logren en tiempo de nieves, los vecinos pobres, el beneficio de sus leñas y es abierto a sus pastos a los pueblos de la comunidad. En realidad hay un uso más sustancioso: el ayuntamiento recaudaba de la madera de los pinos y de la pinocha y pinochos que se recogía y usaba en los distintos hornos de la ciudad, ya fueran para yeso, pan, cal, tejares, alfares, etc. La superficie real rondaría las 1.500 fanegas.
- Una dehesa carnicera llamada el Rebollar, cabe 300 fanegas, tiene algunos robles que solo sirven para el albergue del ganado, cede el Concejo los pastos al abastecedor de carnes para el macelo de la ciudad. En deslindes del año 1.862 cubican 1.580 fanegas
- Tierras de cultivo y prados, declara 47 fincas con un total de 96 fanegas; pero en la desamortización se ponen a la venta 214 fincas repartidas por todas las vegas del municipio, a falta de las tierras vendidas en el transcurso del siglo entre 1753 y 1859.
- Varias praderas comunes a los pueblos de esta comunidad, dehesas, dehesillas y prados del Séñigo, Charcón, Santa Librada, Juara, San pedro etc. 80 fanegas.
- Baldíos y yermos, 970 fanegas en varios pedazos que solo sirven para pastos comunes a los pueblos de la comunidad. Pero en la desamortización se pusieron en venta 4.921 fanegas de estas tierras. Haciendo una medición aproximada sobre los mapas actuales y siguiendo la descripción de las lindes publicadas en el boletín, sale un total de 1.730 hectáreas desamortizadas, solo de baldíos.
Con la ley de Madoz, hasta 1858 se habían vendido predios del ayuntamiento por valor de 43.694 reales (rs); En 1859 fueron 246.000 rs, que se pagaron por las 214 fincas puestas a subasta, fincas más pequeñas que los baldíos, pero de mejor calidad como: huertos, prados, dehesas, tierras de cereal etc., compradas en su mayoría, casi la mitad en cuanto al montante económico, por Pedro Monteliu, el resto por Santos Cardenal, Camilo Pérez, Juan Zúñiga, Jose Zúñiga, Santiago gil, Juan Francisco Sánchez
La venta de baldíos
El 1 de febrero de 1860, salen a la venta anunciados en el Boletín Oficial de la Provincia, dentro del proceso de desamortización de Madoz, como bienes de propios, los doce baldíos que disponía el ayuntamiento de Sigüenza y decían ser: rústicos, de pastos y no producir renta alguna. La venta no daba derecho sobre las fuentes, eras de pan trillar, tainas, propiedades particulares, ni a impedir el uso por los caminos que hoy tienen, debiéndose conservar estos. No se admitiría postura por debajo del precio de subasta. La superficie se da en fanegas de 400 estadales cada una y nombra y describe el recorrido de las lindes con una toponimia casi olvidada, resultando de gran valor como documento histórico. A partir del mes de abril se anuncian las adjudicaciones y compradores de estos baldíos:
Lastras, Fuente de las Nogueras y raposera, con 920 fanegas, se saca a subasta en 30.000 reales comprados por Dionisio Carretero, vecino de Madrid en 14.000 reales (rs).
Altos del Rebollar, con 1.300 fanegas, salen en venta por 40.000 rs y vendidas al mismo en 23.500 rs.
Valderramón, Solana de Viana, y Cerro de la Cabaña con 945 fanegas, puesto en venta por 28.000 rs y comprados por el mismo en 7.025 rs.
Cerro Lotero, con 40 fanegas.
Cerro Villavieja y Mirón, con 215 fanegas junto con el Cerro Lotero, comprados por Jerónimo Monge, vecino de Guadalajara, en 5.867 rs. salieron a la venta en 5.600 rs. los dos baldíos.
Cerro San Cristóbal, con 40 fanegas.
La Quebrada, con 260 fanegas.
Cerro del Espino con 50 fanegas, los tres últimos comprados en 8.000 rs. por Antonio Santander vecino de Guadalajara, salen a subasta en 6.800 rs.
Alto de las Paredes (actuales Llanillos) con 130 fanegas, vendido a Jose Zúñiga Andrés, vecino de Sigüenza, en 1.223 rs. sale a subasta en 3.500 rs.
Cerro de los Chorrones y Montecillo de caber 490 fanegas, sale a la venta en 16.000 rs. y comprado por Jose Benito en 9.360 rs.
Cuestas del Huesario, Molino de Viento hasta la Ontaza, con 500 fanegas, se saca a subasta por 16.000 rs. y son compradas en 3.286 rs. por Jose Benito, de Sigüenza.
Los Llanos de los Nacimientos, de caber 31 fanegas sale en venta en 800 rs. y son compradas por Vicente Gordo en 460 rs Por todos ellos se pagaron 71.254 rs.
Las condiciones de pago eran del 10% a los 15 días de la notificación y el resto en 9 plazos de un año; el 20% de lo recaudado se lo reservaba el estado, del 80% restante, un tercio, fue para la caja de depósitos y que podía ser utilizado por los ayuntamientos para obras del municipio, previo expediente de la Diputación y aprobada y motivado por el Gobierno, los dos tercios restantes se les entregaba a los municipios en inscripciones intransferibles de deuda inferior al 3%.
Los mayores compradores de haciendas rusticas y urbanas en este proceso desamortizador, tanto de la iglesia como de los ayuntamientos en la comarca, fueron: Antonio Gaviña Aguiñiga, alcalde de Sigüenza, compró y compartió entre ricos seguntinos por valor de 500.000 rs.; Inocencia de Diego Algora, agricultora compró solo en Sigüenza tierras por valor de 147.000 rs.; Ángel Relaño García, comerciante seguntino compró por valor de 515.000 rs.; Santiago Gil alcalde de Sigüenza compró por valor 730.000 rs.; Ceferino Garcés Lozano compró en la zona de Atienza por valor de 193.000 rs., afincándose después en Sigüenza; Santos Cardenal, notario y secretario del juzgado compró por valor de 421.000; Joaquín Atance compró en Juara 52 fincas por valor de 61.657 rs; Ignacio Pascual Vela, notario, compró por valor de 334.000 rs.; Asociación de compradores de Sigüenza, compran 94 fanegas por 96.280. y seis personas de la Familia Gamboa (uno de ellos alcalde de Sigüenza) que compraron por valor de 2.327.000 rs (González Marzo 2008).
Gran parte de los vecinos que vivían directamente de aquellos terrenos comunales y que les aportaba algo a su mísera economía se vieron sin su medio de subsistencia, otros, los más pudientes, tuvieron que endeudarse para comprar y poder seguir realizando las mismas actividades por las que antes no pagaban o tenían arrendado al ayuntamiento o al clero por un precio muy inferior al que luego les impusieron los nuevos propietarios.
A los ayuntamientos, en situación de quiebra, les quitaron el modo de financiarse dejándolos para siempre sin la independencia económica que hasta ahora habían disfrutado. (González Marzo 2008)
Se vendieron también los bienes de instrucción pública, que proporcionaban rentas para el mantenimiento de los colegios y que los ayuntamientos tuvieron que seguir sustentando, a pesar de sus quiebras económicas.
Otros bienes vendidos fueron los de las beneficencias, (hospicios y hospitales) lugares donde daban atención, alojamiento y comida a pobres, huérfanos y enfermos), como el Hospital de San Mateo que gestionaba el Cabildo, muchas de las casas puestas en venta pertenecían al Hospital entre ellas la mayoría de la calle de San Roque y la fábrica de papel en Gárgoles, así como una ingente cantidad de fincas rusticas y urbanas, repartidas por las dos provincias (Soria y Guadalajara). El ayuntamiento criticó la medida, pues dejaba a la ciudad y comarca sin un servicio fundamental.
Una crisis y caída de los precios de las fincas compradas (el 148% en 1865 y el 116% en 1869) desembocó en la Revolución del 68. (González Marzo 2008).
Una mala gestión de los políticos de entonces con Isabel II a la cabeza, endeudados por grandes proyectos de infraestructuras, las guerras carlistas y sobre todo por una burguesía política con un afán de beneficios económicos, como se demostró posteriormente, pues fueron ellos los grandes beneficiarios de las privatizaciones, (González Marzo 2008), personas adineradas y políticos locales, provinciales y nacionales, llevaron al saqueo de lo público, una buena forma de hacer dinero.
Diego Moreno Roquez