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Vista-de-Siguenza

De aquellos polvos, estos lodos. La situación actual
Al cabo de unos pocos años, algunos baldíos ya habían cambiado de propietario por múltiples factores. Simplemente los compradores tenían que venderlas por haberse arruinado en la posterior crisis o por haber actuado como intermediarios; podían haber sido la cabeza de un grupo de compradores, o simplemente eran especuladores, que si no conseguían vender en el periodo de tiempo antes del primer pago, se declaraban en quiebra, así ni perdían nada ni arriesgaban un real.

Siguiendo la toponimia que daba el boletín en la venta de los baldíos de1860 y gracias a que en Sigüenza no se ha realizado una concentración parcelaria, se pueden intuir en los mapas digitales de catastro o sig-pac, aquellas alineaciones resultantes de la parcelación de los baldíos, también las fincas incluidas dentro de éstos, con polígonos distintos y distorsionantes, acordes con la orografía del terreno, que el ayuntamiento a lo largo de siglos, previo pago, iba adjudicando según peticiones a los vecinos para hacer parideras o cerradas, propiedades particulares no incluidas en la desamortización; hay baldíos que a día de hoy siguen apareciendo como fincas únicas, las mismas que tuvo el concejo durante siglos.

Al finalizar el siglo XIX, los llanos del Rebollar pertenecían a Santiago Gil, después pasó a ser de cuatro propietarios de Sigüenza, partiendo la hacienda en parcelas iguales en grupos de cuatro. Posteriormente se vendieron a otros cuatro vecinos de Sigüenza; las familias Pareja, Sánchez, Benito y Gordo, excepto una parte rayana con los baldíos de La Cabrera que compraron vecinos de este pueblo.

Los cinco baldíos de la Cuesta del Huesario, Montecillo, San Cristóbal, Quebrada y Cerro del Espino son de José Benito y Juan López Villaverde, vendidos a Luis Sánchez Domínguez en 1865 y 1876. En 1894, 28 vecinos de Sigüenza, compran por 2.500 pts. estos cincos cerros, con el compromiso de no roturarlos, para poder mantener 300 cabezas de ganado lanar por cada socio o acción, 25 en total; hoy descendientes y nuevos propietarios están constituidos en la “Sociedad de baldíos de Sigüenza”.

El Montecillo en 1915, son 40 los socios con distintos porcentajes de participación, a día de hoy, un solo propietario tiene el 70 % de este baldío.

Rondando los años 1920, El Mirón, Currumacho o Valderramón se partieron y escrituraron entre distintos propietarios; muchas partes las compraron vecinos de Palazuelos, Ures y Pozancos, no sin antes pleitear por derechos de pastos y propiedades.

El propietario de La Lastra, a final de siglo, era Pascual Novoa, posteriormente pasó a ser de unos 50 propietarios vecinos de Sigüenza, roturado y sembrado en su mayoría en parcelas estrechas y alargadas, excepto unas 83 ha. aproximadas, que van desde el puente de San Francisco y la retuerta hasta el cruce con la carretera de Guijosa y labradores; luego subiendo por el barranquillo de la carreterilla del Conde, incluye la Pinarilla, cerro de los Chiflaos y Raposera cuya propiedad mantiene el ayuntamiento.

En este único y último trozo de baldío, que el ayuntamiento a lo largo de estos años ha gestionado, se han realizado multitud de actuaciones como:

- La actual Pinarilla, unas 40 ha, se empezó a reforestar en 1916, se continuo en 1927 y después de la guerra civil, con los chavales de la escuela, se pusieron pinos silvestres, larícios, resineros y piñoneros; las encinas y robles fueron acciones de un Guarda, el señor Miguel Vera, que con bellotas compradas en el pueblo del Atance las iba sembrando en agujeros que hacía con su garrota; la idea era traer el pinar hasta la población; en el Cerro de los Chiflaos las reforestaciones no prosperaban, pues terminaban comidas por los ganados, aparte de ser un suelo poco apto para ese tipo de pinos.

- Fue un compromiso del ayuntamiento el hacer una fuente nueva en la fuente de las nogueras, si una vez regalado el terreno se hacían más de ocho hoteles o casitas entre el paseo de los ojos y el paseo de las nogueras (paseo de los hoteles), después siguieron vendiendo terrenos a particulares para urbanizar la zona con hoteles.

- Se construye el cementerio nuevo, una vez que la riada de San Agustín de 1880 se llevara el de Santa Maria de los Huertos.

- Realizó a petición del entonces presidente del consejo de ministros, el Conde de Romanones “la carreterilla del Conde” para que la mujer de éste, fuera en el vehículo recién comprado matrícula M-192 a tomar el aire al pinar, aunque fue en la república cuando se convirtió en una carreterilla algo mas adecentada, para acercar el pinar a la colonia veraniega.

- En la Republica también se hacen los colegios públicos de “los Hoteles”,
- Se extrae de las canteras de la Viuda, la Portuguesa y la Capitana piedra rodena para la restauración de la catedral después de la guerra civil y canteras de piedra de la lastra, junto a la fuente nueva, para pavimentación y empedrado de las calles.

-Más recientemente los tres distintos depósitos para el abastecimiento de agua potable, viviendas protegidas como “las casas de los labradores” y la urbanización de “las Malvinas”.

-Acciones todas, realizadas en terreno público, terreno de todos, encaminadas al beneficio público, beneficio de todos.

La-lastra

La urbanización "La Lastra" enmedio del pinar.

La lastra y el Cerro Lotero los compró un particular en la década de los 70 (no todos los propietarios llegaron a vender) a razón de 1 peseta, aproximadamente, el metro cuadrado, el cerro Lotero se reforesta en 1984 con pinos silvestres y larícios. Con la aprobación en 1990 del planeamiento urbanístico de Sigüenza, toda la lastra hasta el límite con Alcuneza, se incluye como suelo urbanizable; en el 94, parte del baldío se reforesta con fondos públicos, poniendo pinos carrascos, resineros y encinas; entrado el nuevo milenio empiezan “las casas de la lastra”, principio de una macro urbanización, para muchos felizmente no completada, pero dejando una huella, un “pegote” en el pinar.

Los Altos de las paredes o Llanillos comprado, en parte por el mismo particular de la Lastra, fue vendido posteriormente a la empresa que realizó el gran Polígono Industrial de Sigüenza.

En los baldíos de la Cuerda, Molino de viento y Ontaza se estaba gestando otra gran urbanización con campos de golf y bla, bla, bla… con el pinar también a sus pies.

Pero el culmen de todas ellas fue El Montecillo, Segontia-golf, 2.800 viviendas llenas de praderas verdes con no sé cuantos agujeros, para meter pelotas o pelotazos.

Con la todavía vigente ley del suelo, un particular, el agente urbanizador, es el que decide en los terrenos de los demás. Los propietarios, si no entran a formar parte de su negocio aportando el montante económico que diga el Agente, son expropiados.

De aquellos polvos, estos lodos, fruto, en parte, de privatizaciones de lo público que se iniciaron hace 153 años.

Bibliografía:
-González Marzo, Felix: La desamortización de Madoz en la Provincia de Guadalajara 2008.
-Los montes de España en la Historia. Baver Manderscheid, tercera edición 2003.
Biblioteca virtual de prensa histórica: boletín oficial de la provincia de Guadalajara,
Archivo Histórico provincial de Guadalajara: boletín de ventas de bienes nacionales,
Archivo Histórico municipal de Sigüenza.
Personas de Sigüenza que me han ido dejando documentación y contando historias y anécdotas, con la que realizar el articulo. Gracias a todas.

Diego Moreno Roquez

Viñeta

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