Sergio del Molino (Madrid, 16 de agosto de 1979), recibió en 2013 por su novela La hora violeta, donde narra la enfermedad y muerte de un hijo, el Premio “El Ojo Crítico” Narrativa de RNE y el Premio Tigre Juan ex aequo con la obra de Marta Sanz Daniela Astor y la caja negra. La revista El Cultural le consideró aquél año como uno de los doce novelistas españoles menores de cuarenta años con mejor proyección. En su haber, la colección de relatos Malas influencias o su primera novela No habrá más enemigo. Fue reportero en el Heraldo de Aragón, publicación en la que hoy colabora como columnista, al igual que en otros medios de comunicación. La España vacía es su primer gran ensayo, y da fe que puede confirmarse aquella impresión que causó a los responsables de El Cultural. Nos hallamos ante un ensayo sobre la despoblación rural que se dio en nuestro país a partir de los años 50, diáspora que ha terminado convirtiendo a España en un país imaginario del que, sin embargo, todos guardamos alguna imagen fantasmagórica. Se trata de un viaje de estudio en que se investigan las consecuencias del continuo y alarmante vaciamiento de la Península ibérica a través de sus últimos 60 años de historia. La densidad de población en ciertas zonas de España (Segovia, Guadalajara, Soria…) encuentra hermandad con las zonas deshabitadas del norte de Europa. Unas zonas que cada vez tienen menos inquilinos, que nadie se acuerda de ellas, y cuyo futuro es desesperanzador. Tan sólo los políticos en campaña electoral acuden prestos llenos de promesas que nunca cumplen, y se olvidan de todos en cuanto se celebran las elecciones. Sin embargo, parece que algunos elementos allegados al mundo cultural reivindican esta España olvidada: Buñuel, Azorín y ahora el cineasta Almodóvar la revitaliza en alguna de sus películas. Y escritores como Llamazares o Delibes la tienen presente en sus obras. A Machado no hace falta siquiera leerlo para comprobar que lleva dentro este trozo maltratado de su patria. El libro profundiza en las raíces del desequilibrio existente entre esta España que fue y la España urbanita, tan dispares y sin embargo tan complementarias. Y nos lleva a conocer el naciente orgullo que exhiben por doquier muchos cuyos orígenes hay que situar por esas tierras: quienes no han siquiera nacido en ellas, pero cuyas raíces allí se encuentran, los hijos o nietos de la España rural, ahora exhiben con arrogancia su satisfacción por su linaje, lejos del acomplejamiento ancestral de quien huía del campo para refugiarse en la bienaventurada ciudad, en donde, parece ser, ataban los perros con longaniza. Del Molino presenta un trabajo inteligente rebosante de cultura y conocimiento del medio, que convierte el libro en una oportuna reflexión sobre el país en que vivimos.
La hoja de parra
Sergio del Molino. La España vacía. (Ed. Turner)
- Flanagan