A sus 88 años no podía Le Carré pasar de lado por el Brexit y su reflejo en la situación política británica y mundial, en un momento en que la presencia de personajes tan enojosos como Putin, Trump, Erdogan o Boris Johnson ponen en cuestión el viejo orden y hacen temer un incremento de las tensiones entre las naciones con un incierto –y peligroso-porvenir. 88 años que se confirman tan lúcidos como los anteriores y que dan para componer esta historia impregnada de tintes morales-al estilo de toda su obra, desde luego-que resumen la desazón y el desvelo del ciudadano común. Nat es un ciudadano británico que tras prestar servicios en el extranjero durante años, regresa a Inglaterra en la previsión de obtener el retiro y reunirse definitivamente con su familia, una esposa abogada defensora de causas sociales y una hija adolescente en plena crisis existencial. Pero el trabajo de Nat no es cualquier trabajo: es un agente de los servicios secretos británicos, y la Dirección no tiene en absoluto la idea de concederle una jubilación honrosa que premie sus servicios. Más bien le reclama pasar a hacerse cargo de una subestación en Londres al frente de una desorganizado grupo de agentes con el objetivo de vigilar un extraño movimiento detectado en Rusia, que amenaza con infiltrar un hombre en los impenetrables servicios secretos, según parece derivarse de las actuaciones de un poderoso hombre de negocios ucraniano.

Nat no es tan sólo un espía acreditado, es también un magnífico jugador de bádminton, que practica en un selecto club londinense. Allí es retado por un joven introvertido y algo tímido, Ed, buen jugador que quiere medirse con el viejo maestro. Los partidos ayudan al inicio de una amistad que se desarrolla al acabar el juego en medio de unas cervezas refrescantes. Ed trabaja en una agencia de medios de comunicación y es un hombre preocupado por el devenir de los acontecimientos que se están dando a nivel mundial: el ascenso de los populismos y el sectarismo de los gobiernos, el auge del racismo y las políticas exclusivistas de los grandes líderes mundiales. Tales inquietudes llevan a Ed a la angustia y a la depresión, Nat le escucha y comprende al muchacho en su ansiedad y termina por tomar un gran aprecio por esa figura atormentada que termina por arrastrarle por un camino inesperado. La historia tiene ritmo e intriga, presenta unos personajes dignos de crédito y perfectamente identificables a día de hoy, despiertan fidelidad y respaldo en el lector sobre todo por su autenticidad y contemporaneidad. Le Carré vuelve a incidir en los problemas públicos que acosan al ciudadano de hoy y señala su iniquidad así como el mal arreglo que se presiente, a la vista de la actuación de quien tiene las riendas del poder y la somnolencia generalizada de la ciudadanía.

Flanagan