Se cumple este año un siglo de uno de los mayores desastres militares (y políticos) de nuestra historia. Y sin duda, el más importante de los últimos tiempos. Se trata del famoso Desastre de Annual, en julio de 1921, dentro del marco de aquella interminable guerra africana de que tuvo lugar durante el protectorado español del norte de Marruecos. La efemérides promete ser sonada, con la aparición de diferentes trabajos que aclaren a la ciudadanía actual aquellos acontecimientos que en su día fueron debidamente semiocultados y posteriormente silenciados por las autoridades de cada momento, y cuyas responsabilidades (que fueron muchas) quedaron realmente impunes.
Los hechos, no por desagradables menos impactantes en la sociedad, fueron analizados por algunos autores de forma brillante, como María Rosa de Madariaga o el periodista Manu Leguineche, y dieron lugar a obras literarias de calidad como Iman, de Ramón J. Sender o la segunda entrega de la trilogía de La forja de un rebelde, de Arturo Barea.
Se publica ahora este ensayo del periodista melillense afincado en Alicante Muñoz Llorente, que expone una exhaustiva relación de hechos y protagonistas de la tragedia, muy elaborada, en que no se escatima un previo aunque limitado análisis de los antecedentes y causas de los acontecimientos. Es de suponer que a esta obra seguirán más estudios sobre este importante asunto que, a la larga, ocasionó la dictadura de Primo de Rivera y la caída de la monarquía en España, con la subsiguiente proclamación de la Segunda República.
Nos expone el autor cómo fue incapaz un gobierno (y su ejército) de imponerse a unos aguerridos rifeños carentes de la pretendida superioridad táctica y técnica de las armas españolas y perder cerca de doce mil vidas en un sacrificio inútil y vergonzoso, mientras la propaganda oficial hablaba de un paseo militar. Nos dice cómo se puede transformar un protectorado que tenía como objetivo una misión civilizadora en la zona, ayudando a un pueblo pobre y alejado del desarrollo europeo a salir de su atraso secular, en una mera y simple ocupación militar, a la mayor gloria de un ejército y una clase dirigente humillados por la pérdida de las colonias en 1898, y de unos intereses económicos de la alta aristocracia y de la propia corona española.
De la simpatía con que los nativos recibieron a los españoles esperando de ellos poco más o menos que la panacea del progreso al odio visceral (no fueron ajenas las humillaciones a los que les sometía cierta dirigencia militar) que terminó en el levantamiento de las cabilas amigas y una matanza traicionera que enemistó a la población española con sus dirigentes. (No debe olvidarse que los soldados que acudían a la guerra eran de las clases populares, las que no tenían dinero para pagar la cuota que les eximía del servicio).
El libro refleja fielmente el horror que allí se vivió y ofrece un retrato objetivo y bien informado de sus principales protagonistas. Muy adecuado para conocer nuestra moderna historia.