Escribe preferentemente en lengua catalana, y utiliza el castellano en su faceta de periodista, en el diario La Vanguardia. Sergi Pâmies nació en París en 1960, por aquellas circunstancias que formaban lo esencial de la vida española de aquellos años: la persecución política y el exilio.
Hijo del dirigente de PSUC, versión catalana del PCE, Gregorio López Raimundo y de la escritora, también militante comunista Teresa Pàmies, hizo sus primeros pinitos en 1986 en el mundo de la literatura con Debería caérsete la cara de vergüenza y La infección, dentro del género del ensayo, para comenzar con la novela en 1990 a través de La primera piedra. Obtuvo diversos premios de literatura y periodísticos, como el de Periodismo deportivo Manuel Vázquez Montalbán.
El arte de llevar gabardina es un breve ejemplar a medio camino entre el lo autobiográfico y lo imaginado que no alcanza las 150 páginas, en que el autor nos sumerge en recuerdos e imágenes vividas que acuden espontáneamente a la memoria. Se trata de un libro hecho con retales literarios animados en el espíritu de una cierta frustración que acompaña a veces inevitablemente al individuo que no alcanza a conseguir aquello a lo que aspiraba en sus primeros años. El aire es de pura resignación ante lo que tenemos o en lo que nos hemos convertido, narrado a través de trece historias en las que la principal vuelve la vista atrás hacia la ancianidad de sus padres.
Dotado de un gran sentido de la ironía (cualidad poco apreciada hoy en nuestra sociedad, que parece tomarse la existencia como un drama o un casus belli contra todos los que nos rodean), la obra de Pàmies se hace muy agradable y entretenida de leer al tiempo que anima forzar esa mirada irónica y melancólica, (trufada del tono de humor que consuela a un desengañado) de nuestro pasado y nuestra circunstancia en aquel tiempo. Nos damos un viaje por miradas personales del autor (padres, exilio, infancia) y recuerdos de impresión colectiva (el final del comunismo, la Transición, los atentados en Nueva York del 11.S…). El libro llama a la complicidad del lector, busca un acercamiento con él, una confidencialidad que se establece inmediatamente nada más comenzar la lectura.
A destacar la mirada de Pàmies, que consagra su capacidad de observación en todas las historias que componen la obra, ofreciéndonos una detallada narración que es todo un acercamiento cómplice al mundo del lector. La brevedad del texto no es elemento que empobrezca el conjunto, que en su justo contexto no requiere de más palabras que las que lo conforman.