Rita Rodríguez

Denominamos traumatismo cráneo-encefálico a toda lesión que puede afectar alguna de las estructuras de nuestra cabeza como es la cara, el cuero cabelludo, el cuello, el cráneo o el cerebro. Las lesiones pueden ir desde un pequeño chichón o una herida sin importancia, hasta una lesión cerebral de consecuencias muy graves. Aprender a reconocer dicha gravedad y administrar los primeros auxilios, será indispensable para salvar la vida del accidentado y evitar las secuelas posteriores.

Las causas más frecuentes de los traumatismos craneales suelen relacionarse con accidentes laborables o domésticos, prácticas deportivas, agresiones y accidentes de tráfico. Aunque no siempre podemos evitarlos, podemos minimizar sus consecuencias utilizando los sistemas de seguridad reglamentarios en los trabajos de riesgo, el cinturón de seguridad en los coches, las sillitas de seguridad para los niños o el casco cuando salgamos en bici o en moto.

El traumatismo cerebral más frecuente es la conmoción cerebral, que se produce al golpear el cerebro de forma muy brusca contra las paredes del cráneo (sacudida), sin que aparentemente observemos una lesión importante sobre la cabeza. Se puede producir al chocar nuestra cara o nuestro cuerpo con gran fuerza o velocidad contra un objeto, al realizar frenazos bruscos o cambios de aceleración extremos como ocurre en bebés y niños pequeños al arrojarlos al aire jugando. Las lesiones producidas por un traumatismo en la cabeza, además de dar lugar a contusiones, heridas o fracturas en el cráneo, cara y cuello pueden provocar lesiones en el tejido cerebral y en las capas que le rodean (meninges), poniendo en grave riesgo la vida de la víctima. Los síntomas suelen ocurrir tras el impacto, aunque en ocasiones aparecen tras varias horas o incluso dos o tres días. Siempre deberemos solicitar atención médica si en algún momento observamos alguno o varios de los siguientes signos y síntomas:

• Amnesia e incapacidad para recordar lo sucedido
• Desorientación y disminución en la respuesta a estímulos
• Somnolencia
• Dificultad respiratoria
• Comportamiento anormal
• Mareos persistentes
• Dolor de cabeza en un solo lado del cráneo o rigidez de cuello
• Tamaño de las pupilas diferente entre ambos ojos
• Pérdida de conocimiento
• Vomita más de una vez tras el accidente
• Hematomas alrededor de ambos ojos que aparecen en pocos minutos
• Sangrado o salida de líquido claro por el oído o nariz
• Abultamiento en la fontanela en los bebés o llanto persistente

LO PRIMERO que debemos hacer si sospechamos un traumatismo severo o grave y aparece alguno de los síntomas anteriores:
• Proteja a la víctima y a usted mismo de posibles peligros si se encuentran en zonas no seguras. Solo le moveremos si es estrictamente necesario. Hasta que llegue el personal sanitario le mantendremos acostado y tranquilo, con la cabeza y los hombros ligeramente elevados. Si la persona estaba usando un casco no se lo retire, ya que podríamos empeorar una posible lesión cervical.
• Avise a los servicios de emergencia 112, informando del lugar, circunstancias del suceso y estado de la víctima.
• Si el accidentado está consciente pregúntele cómo se llama, dónde se encuentra y si sabe lo que le ha pasado. Sus respuesta nos darán una idea de la posibilidad de que pueda encontrarse aturdido o conmocionado.
• Detenga cualquier hemorragia aplicando presión firme sobre la herida con el material más limpio que pueda encontrar, siempre y cuando no sospeche una posible fractura, que lo haríamos con la mayor suavidad posible. Si observamos hemorragia por el oído, NUNCA lo taponaremos ya que es posible que dicha sangre provenga del cerebro, y si no permitimos que salga al exterior quedaría acumulada dentro del mismo aumentando la presión intracraneal.
• Si la víctima está inconsciente, comprobaremos que respira y le trataremos como si tuviera una lesión de columna. Estabilizaremos su cabeza y su cuello colocándonos detrás, y con nuestras manos a ambos lados la mantendremos alineada con la columna evitando que se mueva.
• Si la persona está vomitando le giraremos la cabeza, el cuello y el tronco hacia un lado (como un bloque) para evitar que pueda ahogarse con dicho vómito.
• Si nos es posible aplicaremos frío en las zonas inflamadas o que sangren.

LO QUE NUNCA se debe hacer:
1. PERMITIR al accidentado que se levante o camine, si sospechamos una lesión grave.
2. LAVAR una herida de la cabeza, si es profunda y sangra mucho.
3. RETIRAR un objeto o cuerpo extraño que sobresalga de una herida.
4. SACUDIR o chillar al accidentado si está inconsciente o mareado.
5. DAR DE BEBER O COMER a la persona lesionada.
6. DEJARLE SOLO sin vigilancia
7. RETIRAR EL CASCO a un motorista, ya que podríamos empeorar las lesiones cervicales que pudiera tener.

El tipo de lesión y su gravedad pueden depender de factores como la velocidad, la aceleración o la fuerza del impacto, la altura de la caída, la zona anatómica que recibe el golpe, la edad y condiciones físicas del individuo así como de otras muchas variables que pueden condicionar que las lesiones puedan ser más o menos graves. Por ello siempre debemos realizar una valoración rápida de la situación y los posibles riesgos. Próximo mes: crisis asmática.

“Mantenga la calma y controle la situación”.

Ilustración: Escultura “Accidente áereo” en un tejado de la Calle Mayor (Madrid)