Que rollo es tener que llevar la mascarilla a todas partes, ¡cómo nos han fastidiado! Si el verano pasado alguien lo hubiese insinuado le hubiéramos tachado de lunático. Y sin embargo, en unos pocos meses, nos hemos hecho especialistas en ponernos y quitarnos la mascarilla, en buscar la forma más adecuada para que no se nos caiga de la nariz o que no se nos empañen las gafas y, en fabricarlas en casa de todas formas y colores.

La mascarilla es un fastidio y todos estamos hartos, no lo duden ustedes. Pues no nos deja respirar, nos suda la cara con tanto calor y se nos va el maquillaje a las señoras. ¡Cuando no vemos los labios de la persona que nos habla, no se entiende igual! No podemos percibir los gestos de su cara, sus expresiones, incluso a veces ni siquiera nos conocemos cuando vamos por la calle.

La mayoría de las personas hemos asumido que llevar la mascarilla es necesario y fundamental para evitar los contagios por Covid-19 en todas las relaciones sociales. Pero siempre hay personas como tú, que piensan que solo se contagian los demás y que eres inmune al coronavirus por arte de magia. ¡Claro, no vas a ponerte mascarilla cuando tus amigos no la llevan, pues van a pensar que no eres tan gallito como ellos y que eres un flojo! También es posible que pienses que la mascarilla no sirve para nada, que los políticos nos engañan y todo es una confabulación político-masónica para dominarnos a todos.Cada vez que te quitas la mascarilla, cada vez que te la colocas por debajo de la nariz, cada vez que te la quitas para hablar con alguien o para fumar un cigarrillo y cada vez que te acercas sin mascarilla nos estás poniendo en peligro. Estás poniendo en peligro a los que contigo muestran respeto y educación, a tus amigos, a tus compañeros de trabajo, a esos vecinos que cada día te saludan, a los dependientes del supermercado y a tu familia.

Si, eres un egoísta porque aunque tú no lo sabes eres positivo en Covid-19. Yo, como la gran mayoría de ciudadanos, tampoco sé si puedo estar contagiado y por eso, cada vez que salgo a la calle me pongo la mascarilla, incluso cuando voy al campo a caminar y puedo encontrarme con otras personas. Por respeto, educación y seguridad esa mascarilla, que tanto nos incomoda y trastorna nuestro día a día, debe ser una prenda imprescindible en cualquier contacto social. Es una lástima que la mascarilla se haya convertido en obligatoria, pero la salud y seguridad de la población así lo requiere. Hay una opción si no quieres ponerte mascarilla, no salgas de tu casa y así nosotros estaremos protegidos.

Quejarnos de la obligatoriedad de la mascarilla, cuando hemos estado confinados en nuestra casa 99 días, es insensato, señores. A todos nos ha cambiado la forma de vida esta pandemia, un espejismo, un mal sueño del que quisiéramos despertar y volver a la “normalidad” del invierno pasado. Pues lo siento, podrán tacharme de pájaro de mal agüero, pero para recobrar esa forma de vida quizás deberán pasar varios años.

Debemos recordar el sufrimiento de todas y cada una de las personas que han pasado por la dura experiencia de la infección por coronavirus: la fiebre que les causaba alucinaciones, la neumonía que les encharcaba los pulmones, el terrible cansancio que suponía mantenerse con vida y, la tremenda soledad del aislamiento para evitar los contagios. Han sido miles de personas las que han fallecido por coronavirus, y tú todavía te quejas por tener que llevar una triste mascarilla poniendo en entredicho su eficacia. Quizás los que contagian solo son los otros, no eres tú ¿verdad?

Los medios de comunicación de repente han comenzado a informarnos que existe “transmisión comunitaria”, que significa que la transmisión se produce entre los miembros de la misma población y no proviene de casos externos. Nos lo repiten hasta la saciedad, como si alguna vez hubiéramos acabado con los contagios y ahora hubieran resurgido de sus propias cenizas. La transmisión comunitaria se enlenteció mientras duraron las medidas de confinamiento, pero no desapareció,y ahora ha aumentado a medida que las relaciones sociales también lo han hecho.

Muchos trabajadores de distintas profesiones atendemos al público desde que comenzó el confinamiento, y no siempre el distanciamiento es posible (dependientes, cuidadores, peluquerías, sanitarios, policía etc.) Seguro que hemos tenido contacto directo con muchas personas infectadas de coronavirus que lo desconocían, pero en nuestra responsabilidad está utilizar las medidas de protección para no contagiarnos y/o convertirnos en foco de transmisión.

Pero tú, cada vez que no te pones la mascarilla, cuando pasas el cigarrillo o el botellín a tus colegas estás poniéndote y poniendo en riesgo a todos. Estás ayudando a virus a propagarse a otras personas. Es posible que a ti no te de síntomas, pero alguna de las personas a quien tú has contagiado acabarán en el hospital o en el cementerio. Es posible que seas tú quien lleve el coronavirus a la abuela, a tu esposa o a tu hija embarazada.

Todos y cada uno de nosotros debemos actuar día tras día como si fuéramos portadores asintomáticos de Covid-19:

• Llevar mascarilla siempre que salgamos a la calle.

• Utilizar mascarilla durante el horario laboral si hay más trabajadores o el espacio va a ser utilizado por otras personas.

• Extremar limpieza de las manos y del material utilizado.

• Extremar precauciones y distancia en reuniones familiares o sociales donde no se lleve mascarilla.

Si se te notifica la posibilidad de que hayas sido contacto de una persona positiva de Covid-19 solicita una cita telefónica con tu médico o enfermera:

Te devolverán la llamada y confirmarán la necesidad o no de realizar una PCR.
Deberás permanecer en cuarentena domiciliaria durante al menos 14 días desde el contacto con la persona confirmada de Covid-19.
Si convives con más personas en casa deberás permanecer en tu habitación extremando precauciones para evitar la posibilidad de transmisión.
Solo podrás salir de casa para acudir al médico, siempre y cuando así se te requiera.
Se te dará la baja laboral hasta que concluyan los 14 días desde el contacto.
Aunque la PCR salga negativa deberás completar la cuarentena. Es posible que si tu médico tiene sospechas fundamentadas vuelva a repetir la PCR.
Si la PCR sale positiva, tu médico te realizará un control telefónico periódico para valorar la evolución y si lo estima presencial. También recibirás varias llamadas de las enfermeras que se encargan del rastreo de contactos, solicitándote todos los datos sobre las personas con las que haya podido estar en contacto estrecho sin mascarilla. Puede que sea afortunado y asintomático; o puede que comiences con fiebre, dolor de cabeza, cansancio y fatiga al respirar, debiendo ser derivado al Hospital. Es posible que hayas contagiado a parte de su familia o amigos.

Todo este proceso podías haberlo evitado utilizando y exigiendo a los demás el uso de la mascarilla. No es pedir mucho ¿verdad?

Rita Rodríguez

Enfermera del Centro de Salud de Sigüenza