Cada generación tiene sus propias señas de identidad. Y sus propios años felices. Para la mía fueron sin duda los sesenta del pasado siglo XX. Fue la época de los Beatles, los Brincos, el parisino mayo 68, la guerra de Vietnam, la Universidad española en pie de guerra, los conflictos raciales en Estados Unidos, el muro de Berlin, los cantautores, Serrat, Aute, Raimon, Paco Ibáñez, la canción francesa e italiana, Jacques Brel, Brassens, Christophe, Adamo, Aznavour, Françoise Hardy, Pino Donaggio, Renato Carosone, Celentano, Gigliola Cinquetti…y el gran cine americano y europeo: John Wayne, Burt Lancaster, Billy Wilder, Polansky, Alberto Sordi, Mastroianni, Gassmann, Pepe Isbert, Tony Leblanc, Delon, Belmondo, la Bardot,…todo ello lo disfrutábamos o padecíamos con la intensidad y pasión que solo los jóvenes años propician. Amábamos a todos ellos, eran nuestros héroes porque nos propiciaban un estado positivo de ánimo y hacían placenteros los momentos en que se nos hacían presentes.
Una imagen de los años 60 en Sigüenza: Santiago el Cadul (vendedor de periódicos), Teodoro (restaurante El Pecas), Julito y Jose Lara (camamero de El Pecas)
Pero también amábamos a otros héroes, éstos más anónimos. Eran los héroes del día a día, los que nos proporcionaban alegría tan sólo con su bien hacer, su presencia y compañía, nos hacían la vida más fácil y llevaban implícita una invitación a compartir momentos. Son seres inolvidables para la comunidad que les acoge. Aquí van cuatro de ellos: Santiago, Teodoro, Julio y Jose. Ya no están entre nosotros. Valga esta foto como homenaje a estos seres inolvidables.