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Para quien transita por la GU-126, quizás lo más representativo de Guijosa, pedanía de Sigüenza, sea ese castillo auténtico que parece falso por lo espectacular, como si fuera un escenario cinematográfico de película histórica. Sin embargo, son las casas de piedra, apiñadas en una naturaleza fértil como los huevos en un nido, lo que, personalmente, me llama la atención.

Calles de Guijosa.

Iglesia de Guijosa.

La iglesia con su espadaña- campanario y su porche de columnas renacentistas, siempre cerrada - la misa del sábado y poco más- con el viejo cementerio a sus pies entre piedras cubiertas de musgo. Paseando por sus callejuelas con nombres antiguos (esa Plaza del Olmo que recuerda aquellos otros, centenarios, que se llevó la grafiosis, la Calle Castillejo baja, Calle de la Fuente, o la Calle Calleja, en la que salen a gruñirme un par de perros), observo unos azulejos en los que están escritas adivinanzas. Sí, adivinanzas:

Tengo unas alas muy grandes

Aunque soy muy chiquito.

Vuelo y no te he engañado

Si al nacer

He sido amamantado…”

Adivinanzas.

Pregunto a una vecina, que resulta ser Lola Gómez Castellanos, la alcaldesa pedánea del lugar, quien me informa que hay ocho en total, repartidas por el pueblo, con la solución a los enigmas escrita en un noveno azulejo sobre la fachada de la casa de Carolina, la hija del autor, Carmelo del Amo Martín, fallecido en 2013, quien las escribió para sus nietos.

Casa de piedra en Guijosa.

Recorrer las calles buscándolas es una forma inteligente de tomar contacto con el pueblo, donde los acertijos te hacen retroceder a la antigüedad, cuando la esfinge, a las puertas de Tebas, permitía o impedía el paso a quien supiera o no la solución. Porque, viajero curioso, resulta que estamos en el mundo antiguo, muy cerca de la calzada que pasaba por Segontia hacia Mérida y Zaragoza y, como afirma el folleto oficial de la pedanía, muchas de esas casonas de piedra han sido posadas para viandantes. Además, los vecinos han tenido la idea de crear un museo de costumbres y tradiciones populares de su pueblo y la comarca, que sólo necesita ser conocido y visitado, sueño de la docena de habitantes censados que alcanza en el verano un total de unas sesenta personas.

Placa homenaje al violero José Luis Romanillos.

Porque Guijosa es pequeño, pero sus gentes tienen ideas y empuje, recuperando sendas y caminos tradicionales que pueden recorrer los amantes de la naturaleza (datos disponibles en la APP WIKILOC, enlace GUIJOSAOFICIAL). Pero aún hay más: encontramos una placa dedicada al violero (lutier, que dirían los snobs) D. José Luis Romanillos, constructor de guitarras de prestigio internacional, considerado el mejor de los últimos cuarenta años, a quien poco antes de la pandemia, en 2019, se le realizó por sorpresa un emocionante homenaje -migas incluidas- y cuyo taller aún subsiste.

Paseamos con Lola quien nos habla de la Casa Consistorial, de la colección de herramientas y aperos, de qué bonito quedaría el castillo iluminado o de ese pellizquito económico que echaría a andar tantos buenos proyectos.

Las casas son hermosas, imponentes, con su teja curva en la cumbrera y grandes piedras rojizas de cantería enmarcando portalones y ventanas. Muchas conservan, además, sus esgrafiados, esa piel de las casas que hoy se arranca, dejando la fachada en carne viva. Hay varias en ruinas; otras, recién arregladas, son señal de que la España vaciada (o mejor, la España abandonada) se va llenando.

Ermita de la Soledad.

Recorro con la mirada el entorno, frondas de la ribera del Quinto, y la consabida ermita junto al castillo. Algo más adelante, como una atalaya vigilando la calzada, entre Guijosa y Cubillas, se alza el castro de Castilviejo. La fortaleza ha desparecido, pero aún se conserva el campo friso, erizado de piedras que impedían el acceso de los atacantes a caballo.

Castillo de Guijosa.

- Hay que encontrar amantes de las viejas piedras que se animen a reconstruir las casas en ruinas. Queremos niños y jóvenes en el pueblo, mayores que lo cuiden y lo amen.

Pues ya lo sabes, lector: si buscas un pueblo original, con iniciativas e ideas, busca una casa en Guijosa, mirando al castillo o al monte, arréglala a tu gusto y disfruta de la vida rural a pocos pasos de Sigüenza.

Texto y fotografías: Letizia Arbeteta Mira

Viñeta

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