Se celebró el 8 de julio en la Ermita de San Roque de Sigüenza, organizado por la Asociación Amigos de la Iglesia de Santiago. Programar un concierto benéfico en plenas jornadas medievales y al margen de la programación de estas pudiera parecer un desatino, pero allí estábamos el público (80 % del aforo) para escuchar a un coro muy respetable, por tratarse de personas mayores y por su dedicación acreditada por su currículo de actuaciones.
Evidentemente el director es el motor de este grupo de casi 40 personas, al que conduce con facilidad y energía, llevándolos por donde le interesa y destacando de forma acentuada “dinámica y expresividad”. Ofrecieron un programa variado con obras sacras, entre ellas el “Aita Gurea” (Padre nuestro) y profanas como habaneras, el zorcico “Maite” en arreglo del propio director, “Los remeros del Volga” de Solabarrieta, “Maritxu” de Zatto; un total de 9 piezas a cuatro y a cinco voces.
Ante los aplausos del público ofrecieron de propina el canon de Mozart “Dona Nobis Pacem” llevado muy lentamente, me gustó. Insisto en destacar a su director: Pedro Reguero Niso, un auténtico regalo para cualquier coro. Contó que los hace trabajar muy duro con dos ensayos semanales y a veces tres, y fue totalmente visible como siguieron a su expresión y a sus manos en todo momento. Las voces de bajos y altos fueron muy claras y consistentes. Hubo toda un regalía de detalles de parte del director hacía la concejala de cultura (nacida en Vitoria) y a la asociación representada por Pilar Martínez Taboada. Se despidieron ofreciendo su tierra a todos y deseando volver pronto ante la buena acogida.
