El Albergue de Sigüenza ha vuelto a acoger, el jueves primero de agosto en su encantador patio, una excepcional y cuidada velada musical - era de esperar viniendo programada por Sigüenz(A)rte, que nos ofrece siempre, desde hace ya algún tiempo, música en directo de altísima calidad. Fado y música portuguesa convocaba el cartel que llenó hasta la bandera el patio que lucía precioso, cuidado al detalle para la ocasión, y atendido magistralmente por los anfitriones y unos jóvenes camareros encantadores y profesionales.
Patricia Colaço, entrañable, dulce y divertida, abrió y condujo con una naturalidad y tranquilidad hipnóticas un repertorio variado y equibrado de fados clásicos (Maria Lisboa), canciones propias (fadinho ibérico) , lusofonia africana (sodade) y música portuguesa (uma casa portuguesa). Los arreglos e interpretación, preciosista y directa, de Raúl Chiocchio - a la guitarra de 7 cuerdas - y Sergio Menem - que alternó la guitarra portuguesa y el chelo - arroparon y sostuvieron la rotunda y bella voz - emoción pura - de Patrícia, que define el conjunto como música descalza. Descalza como se llaman su disco y su proyecto musical - música de andar con los pies desnudos por la arena dejando que los bañe el mar.
Patrícia implicó al público convirtiéndonos en su coro, y de paso enseñándonos un poquito de buen portugués, haciendo del concierto una auténtica experiencia para todos los asistentes que sin duda recordaron - o quizá descubrieron - que el fado - el destino - y la saudade - la añoranza-- también hacen brotar, en ocasiones, la semilla de la alegría.
Al final Mari y Nines, agradecidas, anunciaron que estas veladas musicales veraniegas en ese patio tan especial buscan instaurarse en tradición. Muy agradecidos a ellas - y a todos los que lo hicieron posible (Sigüenz(A)rte y el Albergue de Sigüenza y al sonido impecable de Fernando Álvarez) - , que así sea, muchas veces y por mucho tiempo. Yo haré lo posible por estar ahí.