En HBO, una de las plataformas que nos invaden para sacar a la gente de las salas de cine, con o sin pandemia, pasaron una serie de 7 capítulos basada en el libro PATRIA, de Fernando Aramburu.
Dado cómo se gestó el libro, del que luego partió la serie, aunque sean formatos de ficción, se puede entender como un ensayo y un documental respectivamente. Aramburu, nacido en el 59, lo vivió en su juventud, y escribe una crónica de la época. Permaneció en el País Vasco, hasta su marcha a Alemania en el 85, y vivió en primera mano los llamados años de sangre y plomo de ETA. La mayoría de los atentados y de víctimas mortales fueron entre 1977 y 2000. PATRIA se edita en 2016, pero el drama que se vivió, lo venía tratando desde 2006 en su libro de relatos “Los peces de la amargura”.
Creo que una cualidad del libro es, que no toma partido por ninguna de las dos familias, describe el drama de cada una. Lo que no quiere decir que Aramburu sea neutral respecto a la violencia etarra. Se reprocha a Patria la cuestión de no entrar en el origen, en la represión franquista que, además de matar perseguía hasta la práctica de la lengua propia.
Hubiera sido otro enfoque que parece no pretendía. Creo que el acierto está en centrarse en la tragedia, la soledad y el miedo de las dos familias, y en lo singular de la posición de cada uno de sus miembros. Los personajes de las madres, que son tal cual. Si uno viaja a pueblos pequeños del interior se encuentra con Bitoris y Miren, que abandonan el euskera y se ponen a hablar contigo, a contarte cosas del pueblo. Los personajes de cada uno de los hijos, o el de Julen, dividido entre el duelo por el amigo perdido, y el desgarro de haber sido asesinado por su propio hijo. ¿Es también una víctima? ¿será posible el duelo por ese amigo tan querido?
¿Y qué decir de Miren? Esa relación de sobreprotección al hijo etarra le impide poner la más mínima distancia para cuestionar nada. En momentos se le ve más radical que el hijo, su Joxe Mari. Está descrito como un tipo simple, que entra en ETA porque encuentra en la organización una identidad, como en el caso de la kale borroka. Los ideólogos eran otros, y la mayoría de ellos estaban en la dirección. Muchos de los encargados de asesinar, cuya tarea era apretar el gatillo, el tiro en la nuca, se corresponden con el personaje. Los amenazados de muerte que pudieron salvarse, sostienen que, aunque parezca simple, no había reflexión, se mataba y ya está, y que el ideario de ETA se resumía en una línea. Son palabras de algunos que sufrieron amenazas y tuvieron que marcharse.
¿Podemos ver similitudes entre organizaciones criminales, donde está la vida en juego, la propia y la de los otros, con los que se postulan para atentar en el radicalismo islámico? ¿Al posicionarse y entrar en ellas? Es para discutirlo, porque en el caso de ETA, su origen y la finalidad son de otra índole. Pero sí puede haber jóvenes que entren en ellas por encontrar un lugar del que carecen.
Interesante también la posición del cura, no olvidemos que como se dice “ETA nació en los Seminarios del País Vasco”, concretamente, en las Juventudes Católicas del PNV. De ahí la relación tan ambigua de la iglesia vasca.
Cómo sabéis hubo una polémica con el cartel de la serie, y que tuvieron que cambiar, porque la foto doble (el atentado bajo la lluvia y al otro lado la tortura de un preso de ETA) planteaba una equidistancia entre las víctimas. Y más allá de la polémica, el cartel plantea la cuestión de las víctimas de los dos lados.
No pude ver la serie, pero creo que es bastante fiel al libro por lo que dicen los que la vieron. Al final de la serie los encuentros con las víctimas. Y el capítulo final del libro, el abrazo entre las dos mujeres, que es una especie de alivio para con las víctimas. Tuvo dudas, y lo cambió como él cuenta. Ese cambio tuvo sus cuestionamientos, porque solo en algunos casos responde a la realidad.