Cinco barceloneses cargan, en un imponente Hispano-Suiza de siete plazas, un voluminoso equipaje que incluye dos cámaras fotográficas plegables y sus respectivos trípodes, más de cien cajitas con negativos de vidrio y de plástico de 6 x 9 cm, libretas, lápices, acuarelas, una máquina de escribir… Es 2 de septiembre de 1927 y se disponen a recorrer casi 6.000 km y visitar 137 poblaciones de la geografía hispana en un mes.
Junto al polvoriento Hispano-Suiza aparecen, de izquierda a derecha, el conductor Santiago Pellicer, el ingeniero Miquel Utrillo, el arquitecto Ramon Reventós, el pintor Xavier Nogués y el también arquitecto Francesc Folguera (AFB).
La expedición la forman el conductor Santiago Pellicer; el ingeniero, pintor y crítico de arte Miquel Utrillo; el reconocido dibujante y pintor Xavier Nogués; y los arquitectos Francesc Folguera y Ramon Reventós. Su misión es recopilar la más completa documentación fotográfica posible para la construcción del Pueblo Español en la montaña de Montjuic, en Barcelona. Este se anuncia ya como uno de los grandes atractivos de la inminente Exposición Internacional de 1929.
La propuesta de construir un pueblo imaginario, donde puedan admirarse algunos de los edificios más bellos de España, la ha hecho Miquel Utrillo, autor también de la edificación del precioso Palacio de Maricel de Sitges una década antes. Ese pueblo ficticio que Utrillo llama, en un principio, Iberiona, será rebautizado finalmente como «Pueblo Español».
No es una idea del todo original. Algo parecido se había hecho a finales del siglo XIX en París, Turín, Amberes o Ginebra, aunque a modo de escenografía en cartón piedra y con carácter efímero. Sin embargo, el Pueblo Español de Barcelona se construirá con piedra de verdad, para que dure en el tiempo, y buscando el mayor parecido con los edificios originales. De ahí el empeño por ver, fotografiar y medir in situ.
Detalle de la lista elaborada por Miquel Utrillo antes del viaje, donde se ven enmarcadas las localidades en las que pensaban pasar la noche y subrayadas las que tenían intención de visitar (AHCB. Fondo Lluís Plandiura).
Miquel Utrillo, después de recopilar información en libros y archivos fotográficos barceloneses y realizar una primera maqueta, es quien ha elaborado la lista de todos los lugares que van a visitar. También se ha ocupado de las cuestiones prácticas, como buscar los hoteles donde dormir. En esa lista, tras haber recorrido todo el norte peninsular, Galicia y Castilla la Vieja, y una vez atravesados Madrid, Alcalá y Guadalajara, figura en las últimas jornadas la visita a Sigüenza.
Fuente del Humilladero, que se encontraba en la actual plaza de D. Hilario Yaben de Sigüenza (AFB). Hoy aún puede leerse el rótulo «Coloniales Martínez» sobre las puertas de la antigua tienda de Victoriano Martínez que se aprecia en la foto.
Helos pues, aquí, el 27 de septiembre de 1927. Es un soleado martes por la mañana. El Hispano-Suiza se adentra en las calles de Sigüenza. Desde la fuente del Humilladero, una mujer que se dispone a llenar un cubo, lo observa. La tienda de Victoriano Martínez acaba de abrir. Un poco más arriba, un grupo de hombres con gorra de plato charla animadamente mientras dos niños pasan a su lado en dirección a la escuela.
A los viajeros, que han previsto visitar por la tarde Medinaceli, les espera una intensa mañana de trabajo. Tienen que hablar con la gente para documentar las fotos que van tomando, medir fachadas, dibujar croquis, anotar una breve descripción de las tonalidades de la piedra, dado que las fotos son en blanco y negro… Sigüenza, a juzgar por la representación que después tendrá en el Pueblo Español de Barcelona, les va a gustar.
A la izquierda, vista de la catedral desde la calle Mayor de Sigüenza, con gallinas picoteando y un burro cargado. A la derecha, fachada del n.º 9 de la calle Puerta Nueva, hoy el alojamiento rural La casa de los judíos (AFB; fotos de F. Folguera).
En total, se llevarán una treintena larga de fotografías seguntinas que muestran varios tramos de calles, entre ellas, la calle Mayor y la calle de Villegas; algunas fachadas y detalles de casas (balcones, ventanas enrejadas o puertas con clavos, herrajes y picaportes); la fuente del Humilladero; la Plaza Mayor; el Palacio de los Deanes (actual ayuntamiento); la Casa del Doncel; la Casa del Cabildo; el antiguo ayuntamiento, en la plazuela de la Cárcel; la plaza, con pozo, donde está la entrada del antiguo Palacio del Obispo; el castillo y la muralla; el Palacio Episcopal; las rejas del atrio de la catedral...
En una postal de Sigüenza, con la foto del sepulcro de los Vázquez de Arce, que escribe en catalán apresuradamente Miquel Utrillo a Lluís Plandiura —delegado de Bellas Artes de la Exposición Internacional y gran promotor de la expedición—, puede leerse: «27 de sept. 1927. La postal es mala, pero el sepulcro es el mejor que he visto. Venimos de Medinaceli y vamos a Teruel. Hace frío. Vuestro, atentamente, M. U.». El cuidado que ponen los viajeros por intentar no dejar atrás cualquier manifestación histórico-artística significativa, aunque no sea útil para el propósito de su misión, responde a una sensibilidad extraordinaria que se verá reflejada también en las anotaciones de sus cuadernos de viaje.
Casa del Doncel de Sigüenza, otra de las fotos tomadas aquel 27 de septiembre de 1927 (AFB).
Al regresar a Barcelona la expedición, deberán ser revelados unos mil negativos y habrá que realizar una selección para acabar de perfilar el proyecto final del Pueblo Español. Este lo llevará a cabo el famoso arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch, aunque la construcción y el asesoramiento artístico correrá a cargo de Utrillo, Nogués, Folguera y Reventós, los cuatro expedicionarios.
A la izquierda, foto positivada para su utilización en la réplica del Palacio de los Deanes de Sigüenza en el Pueblo Español. A la derecha, anotaciones al dorso en una foto de Sigüenza, probablemente de una ventana, a juzgar por el croquis dibujado.
De los 117 edificios que representarán a 15 regiones, en una superficie de 49.000 m2, cinco serán de Sigüenza. La Casa del Mirador, la Casa del Cabildo, el antiguo ayuntamiento y el Palacio de los Deanes se ubicarán en distintos lugares de la Plaza Mayor del Pueblo Español; mientras que la Casa del Doncel se situará muy cerca, en la calle Caballeros. Las copias serán sorprendentes, aunque a veces tendrán que adaptarse a un espacio determinado o incorporar algún elemento arquitectónico al servicio de su funcionalidad.
Detalle del plano del proyecto definitivo del Pueblo Español, donde están señaladas las ubicaciones de los edificios de Sigüenza. De izquierda a derecha y de arriba abajo, Casa del Mirador (solo la balconada), Casa del Cabildo (alterada con arcos a pie de calle), antiguo ayuntamiento, Casa del Doncel y Palacio de los Deanes (adaptado al espacio).
Además, mientras dure la Exposición Internacional, entre el 20 de mayo de 1929 y el 15 de enero de 1930, se expondrá en el Museo del Palacio Nacional el retablo de Santa Catalina, que habrá sido trasladado desde la catedral de Sigüenza.
Obras de construcción de la Plaza Mayor del Pueblo Español, en 1928. La segunda fachada por la izquierda es la réplica de la Casa del Cabildo (con los arcos añadidos) e, inmediatamente después, está la réplica del antiguo ayuntamiento de Sigüenza (AFB).
Gracias a que todo aquel material fue cuidadosamente guardado, hoy se conserva catalogado y digitalizado en el Archivo Fotográfico de Barcelona (AFB). Una muestra de su riqueza se ha presentado recientemente en la exposición «Un viaje fotográfico. La construcción del Pueblo Español», que puede verse en el propio archivo hasta el 25 de abril de 2021. El catálogo de dicha exposición es la principal fuente de los datos y las fotografías de este artículo. Por otro lado, la postal que Utrillo envió desde Sigüenza, cuyo texto cito, forma parte del Fondo Lluís Plandiura, que contiene abundante material sobre la gestación de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 y se halla depositado en el Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona (AHCB).