Se hace raro escribir sobre el Folk Sigüenza en el mes de julio, pero mejor esto que haber cancelado definitivamente. Concentrado en dos días ha resultado tan bueno como siempre.
Empezamos con el grupo “Alicornio”, formado por Águeda Sastre Zamora al violín (muy afinado, me encantó su limpieza) y Carlos Martín Aires (bouzouki, guitarra acústica y voz), a Carlos ya le habíamos escuchado con Carlos Soto en otra agrupación y hay que decir que no necesita percusiones, basta con sus ritmos en las cuerdas.
Águeda Sastre y Carlos Martín.
El rincón de La Alameda escogido como escenario no fue nada acertado (ideas peregrinas) pues estaban en la misma esquina de la curva del Capitol y las sillas, salvo un grupo reducido, al sol del mediodía. Con todo resultaron frescos, con un sonido estupendo y ganas de agradar, lo que consiguieron con su repertorio tradicional de Castilla, música de raíz con sonido moderno por la guitarra acústica o el bouzouki, pero encajado en el folklore de Valladolid y alrededores, unas piezas cantadas y otras instrumentales. Me gustó mucho, por ejemplo: La Marcha del Santo, pero todas, incluso las propias de dulzaina, fueron muy bien recibidas y aplaudidas. Aun sin vermú el rato de escucha fue estupendo (por suerte no me tocó al sol).
Actuación en la Alameda de Alicornio.
La tarde nos situó en el Pósito donde nos esperaba la supermarcha de la jornada, Korrontzi, con Agus Barandiaran y su trikitixa. No había forma de estar sentados con ese empuje de los sonidos del grupo, Alberto a la mandolina y guitarra, Kike Mora al bajo y contrabajo, Ander Hurtado a la percusión y el panderetero Leturia, todos ellos presentaron un estupendo espectáculo donde además dos jovencísimos danzolaris bailaron pieza sí pieza no (precioso), cambiando de atuendo en cada ocasión, un ejercicio de tremenda garra. Los comentarios de Agus para acercarnos a la tradición vasca y a su instrumento en particular (trikitixa o fuelle del infierno) nos llevaron de la mano para entender la música de raíz. Su empeño por conseguir que saliéramos hablando euskera no tuvo tanto éxito. El público aplaudió a rabiar desde el comienzo llegando al paroxismo cuando Leturia y Barandiaran se bajaron del escenario para ofrecer un fandango típico de las plazas de los pueblos con tan solo la pandereta y la trikitixa. Su música y danza me habría gustado mucho más en el exterior, pongamos en la plaza mayor, ahora que no hay coches.
Actuación de Korrontzi en El Pósito.
El domingo, el inquieto investigador, compositor, musicólogo, constructor, recuperador de instrumentos y un largo etc, Abraham Cupeiro, se encargó de enseñarnos los orígenes de los sonidos musicales producidos con aire (instrumentos de viento) y su desarrollo a lo largo de la historia. Y aunque parezca mentira logró tener boquiabiertos y expectantes a los niños que habían acudido, claro que los adultos estábamos igual. Es increíble cómo logra sacar sonido de cualquier cosa (una hoja, una pluma, etc), se adapta a cada uno y saca una melodía deliciosa. Nos presentó más de 20 instrumentos, puede que el más llamativo fuera el carnyx celta, y el de sonido más acariciante el cornetto, ambos recuperados y construidos por él con algo de ayuda. Recorrimos países y épocas con los instrumentos de cada lugar. Una charla divulgativa musical magnífica con la gracia de este gallego de Lugo que aparte de esto toca la trompeta maravillosamente, valga como ejemplo su interpretación en un país para escucharlo con Diego Castro y Ariel Roth (RTVE a la carta), donde hace ya un tiempo me sorprendió. Un aplauso muy grande para este genial artista.
Actuación de Abraham Cupeiro en El Pósito.
Instrumentos de Abraham Cupeiro.
Y para cierre del festival la tarde nos trajo a un grupo de baile de nombre Yorukalia Cía, una curiosidad poco habitual y que me acabó envolviendo en su magia. La bailarina de danza española Covadonga Pérez y la bailaora de flamenco Sonia Cuesta, acompañados por Paloma Rivera al piano y Aldo Hernández a la guitarra nos presentaron su espectáculo “Tierra Mestiza”. Una incursión en la música iberoamericana con arreglos jazzísticos; así interpretaron y danzaron boleros, rumba, bossa nova, latin jazz, son cubano, etc. Tras recoger muchos aplausos nos ofrecieron de propina “My favorite things” de “Sonrisas y lágrimas” pero por flamenco y jota, sí, sí como lo oyen, tenían que haberlo visto. Un merecido aplauso a este encaje dentro del folk.
Espectáculo "Tierra mestiza" de Yokuralia en El Pósito.
Terminado el festival solo queda seguir adelante y pensar en el siguiente desde ya. Enhorabuena, gracias por el esfuerzo de todos y en particular a Raúl Sales y en la sombra con el sonido a Javier Villaverde. Hasta el año que viene.
Asociación Empresarios de Sigüenza (AES)
3 y 4 de julio de 2021.