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Hace unos meses conté a los lectores de La Plazuela algo de mi experiencia en el Archivo Apostólico Vaticano. Estoy nuevamente en Roma, por motivos que nada tienen que ver con la historia, pero como en la vida siempre se nos presentan imprevistos, he tenido ocasión de estar inactivo un par de semanas que he aprovechado para atravesar la puerta de al lado del archivo mismo. Sí, porque para investigar en el archivo Vaticano hay que pedirlo con varios meses de antelación pues las mesas siempre están ocupadas por investigadores de medio mundo.

En la Biblioteca Apostólica Vaticana es más fácil entrar pues tiene espacios bastante más amplios y de ello me aproveché. Lo primero que tuve que hacer fue renovar el permiso de acceso, la tarjeta, pues no entraba en la Biblioteca desde 2012 y estaba caducada. Una vez hecho esto… al trabajo. Miré más de cien catálogos de las principales colecciones de manuscritos y ciertamente encontré cosas interesantes para la historia seguntina.

Sí, porque esta biblioteca fundada en su época actual por Nicolás V en 1448 y con presupuesto propio desde 1475 por obra de Sixto IV, tiene un millón seiscientos mil libros, obviamente siendo los antiguos los más interesantes, y cuenta también con una colección, un verdadero museo, con 300.000 monedas y 20.000 objetos de arte. O sea, un museo más dentro del Vaticano.

El autor en el centro con varios amigos italianos.

Lo primero hallado fue un manuscrito que el cardenal Alfonso Carrillo de Albornoz, que tiene un magnífico sepulcro en la catedral seguntina, quien puso una nota autógrafa diciendo que lo había comprado en Aviñón en 1432 por 7 florines; el manuscrito tiene otros autógrafos del mismo cardenal en los márgenes.

Hay otras tres obras relacionadas con otro obispo y cardenal, en ese momento de Zamora, don Juan de Mella, y otro del papa Julio II al arzobispo de Sevilla, Fernando de Valdés, precedentemente obispo de Sigüenza.

Una cosa curiosa ha sido descubrir que a un importante ex catedrático de la universidad seguntina, don Fernando de Vellosillo, obispo de Lugo y que había tenido protagonismo en el concilio de Trento, se le había concedido un raro privilegio eclesiástico: el uso del palio, una tirita que rodea el cuello con un extremo sobre el pecho y que el Papa y los arzobispos llevan por derecho por encima de la casulla. Pues a este señor, natural de Ayllón, en la diócesis de Sigüenza se le había concedido poderlo llevar.

Hay también entre los manuscritos Vaticanos Latinos documentación de los obispos Juan Grande de San Pedro y don Francisco Álvarez que antes de venir a Sigüenza había sido arzobispo de Messina, en Sicilia; una carta del Papa al obispo don José García de Castro y un escrito de don Joaquín Fernández Cortina con unas páginas biográficas del cardenal Inguanzo.

Otro texto interesante lo he encontrado entre los manuscritos de la colección Ottoboniana y contiene la Oratio de eligendo Summo Pontifice, o sea el discurso que don Bernardino López de Carvajal echó a todos los cardenales reunidos en el conclave de 1492 que eligió a Alejandro VI. No es de extrañar que luego le hiciera cardenal.

Entre los manuscritos de la colección Barberini he podido ver tres cartas de Adriano VI a don Juan Manuel, otras del cardenal Carafa, de don Fernando de Valdés, de don Diego de Espinosa y dos obras del grandísimo Tirso de Molina: Del enemigo el primero consejo, y Amor no teme peligros, un autor que acabó sus días en la villa diocesana de Almazán, donde reposa y a quien hemos de apreciar los seguntinos.

Entre los manuscritos Borgianos, pude ver un pleito entre el obispo Pedro Gasca y el cabildo catedral, también obispo de Sigüenza y tan importante para la historia colonial de Perú.

O sea que quien vive en Roma no puede olvidar Sigüenza, basta con que vaya a basílicas bien visibles como Santa Cruz en Jerusalén o la misma Vaticana para encontrar la presencia de obispos seguntinos o recuerdos de ellos.

La estatua de Hércules recién descubierta en el lugar donde fue encontrada.

https://www.youtube.com/watch?v=hTnvR2ghqQY

Y como Sigüenza fue un municipio romano, durante el imperio de la antigua Roma quiero presentar a los lectores de La Plazuela el último descubrimiento, que me han proporcionado mis amigos del mundo arqueológico, llevado a cabo mientras se procedía a trabajar un alcantarillado del s. XIX: una estatua de Hércules de tamaño natural. Ciertamente los lectores de La Plazuela serán los primeros en verla y conocerla en España, pues el descubrimiento es de finales de enero de este mismo año.

 

Pedro A. Olea Álvarez

Roma 6 de Febrero de 2023

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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