Manuel Díaz: "Mi idea era salir un poco del concepto de exposiciones 'elegantes' que se hacen aquí. Aquí se hacen exposiciones de pintura que normalmente es muy clásica, tradicional. No, yo quiero traer algo para que se vea el trabajo que hay detrás de todo esto..."
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“...Me parece muy bien esta exposición porque la veo como muy diversa, como si fuera no solo de un artista sino de varios artistas por la cantidad de estilos, técnicas”, así formuló su impresión Ricardo Checa, uno de los visitantes.
En efecto, cuando entras en la sala de la Ermita de San Roque no sabes hacia donde dirigirte porque por todas partes ves algo sugerente: por aquí grabados, por allá lienzos tipo expresionismo abstracto, más allá cuadros hechos con tierra y arena, por otro lado experimentos con óleo que representan paisajes fantásticos, etc. Detrás de todos estos cuadros se adivina una personalidad polifacética, investigadora y en cierto modo misteriosa porque ¿de qué se nutre toda esta variedad? Sé que Manuel Díaz es artista autodidacta y maestro jubilado, pero, partiendo de su obra, tanto me lo puedo imaginar dando clases de Matemáticas como de Literatura o incluso como químico o como ferroviario...

Hablo con Manuel en la misma sala de San Roque, el siguiente día de la inauguración de exposición. Aprovechamos los pocos momentos en los que nadie se acerca para saludarle o comentar algo sobre los cuadros. Conoce a muchos, es seguntino. Nació en el molino que había pasando el Paseo de las Cruces. Hasta sus nueve años su familia vivió allí, con el abuelo, tíos y otros parientes, luego “subieron a la ciudad”.
- Estudié Telecomunicación en Madrid, pero solamente estudié hasta segundo, luego me quedé sin beca y abandoné. Entonces me vine aquí a Siguenza, hice primero de Magisterio y a la vez saqué oposiciones para telegrafista del Estado y me fui a trabajar a Madrid al palacio de Cibeles. Y mientras estaba allí trabajando terminé Magisterio y entonces dejé lo de telegrafista y empecé a trabajar como maestro en Madrid... Luego ya conocí a Ana y me fui para Huesca. Y después de estar por varios lugares en Huesca nos venimos a Sigüenza. Y mis últimos años de maestro fueron en Sigüenza…
Este es un resumen de su vida profesional donde se entrelazaron el oficio de telegrafista y el de maestro. Por cierto, como maestro estaba especializado en Matemáticas.
Pero lo que nos interesa ahora es que “durante todo este tiempo iba haciendo otras cosas…”. Es decir, dibujaba, pintaba y en un momento dado se inició en el grabado que le atrajo poderosamente.
Cuando habla sobre su primer trabajo creo captar el punto inicial de su afición por el grabado. Su primer trabajo -en el palacio de Cibeles, como telegrafista- da mucho para contar porque era todo un mundo, ya desaparecido, con centralita telefónica para recibir telegramas, con el aparato de teletipo, repartidores de telegramas con sus bicicletas… Manuel recuerda los telegramas que Iberia mandaba a sus pilotos y azafatas un día antes de sus vuelos, semejantes a los recordatorios que recibimos ahora en el móvil para las citas médicas… En los cumpleaños de Franco, y luego del Rey había que poner más personal. Y cuando llegaba San José... “¡Pepes, Pepitos y Pepitas y demás!.. ¡todo el día mandando felicitaciones!”
- Fue mi primer trabajo, mi primera relación con un grupo de personas muy majas que lo pasaba muy bien. Incluso editábamos una revista en el departamento. Se llamaba ”Dígame”. Porque nosotros recibíamos telegramas: “Telégrafo. Dígame…”
- ¿Dibujaste para la revista?
- Algún dibujo.
Manuel me explica cómo funcionaba la máquina ciclostil con la que editaban la revista. La tinta se imprimía a través de una plantilla con contornos de letras o dibujos picados.
- ¡Entonces vemos de dónde viene tu interés por el grabado!
- Pero no es exactamente de aquí. De donde más viene es del centro de recursos de profesores de Fraga. Es la población más grande que hay donde vivíamos en Huesca. Da cursos, cursillos, apoyo material. Entonces hice allí un curso de grabado. Más tarde me apunté a otro curso en Fuentetodos que es el pueblo donde nació Goya, allí tienen un taller internacional de grabado. Una semana o algo así en un hotelito (el pueblo es pequeñísimo) nos juntamos, ocho o diez personas. Este curso ya iba en serio, allí se empieza a trabajar la plancha de metal. Dos trabajos de aquellos están aquí en la exposición, y las planchas también.

Luego siguió por su cuenta pero realmente pudo desenvolverse cuando consiguió un tórculo, la máquina que tiene dos rodillos y pasa por medio la plancha con tinta y la hoja de papel en que se hace la impresión (por si alguien no lo sabe). Un amigo, el pintor Pablo Rodriguez Guy, cuando se marchó de La Cabrera a Málaga se lo vendió a un precio muy asequible.
Pero, en principio, tanto el pintor como el grabador puede apañárselas con recursos más rudimentarios. En la exposición hay cuadros pintados con acrílico industrial e incluso amasados con arena. Y entre gubias y buriles expuestos está una simple cuchara sopera, porque presionando con una cuchara una hoja de papel sobre la plancha, por ejemplo, de linoleo, también puedes conseguir una copia (con mucha paciencia).
Manuel hace muchos años ya había expuesto en Sigüenza. En la Ermita de Humilladero una vez y luego en la Plazuela de la Carcel dos veces. Lo insólito de la presente exposición es que en las mesas están colocados los utensilios de pintor y grabador y también las planchas de los mismos grabados que están colgados en las paredes. También está aquí el papel reciclado hecho por propio Manuel y otros objetos que los visitantes examinan con verdadera curiosidad.
- Manuel, ¿cuál era tu idea de esta exposición que se llama “Taller de arte”?
- Mi idea era salir un poco del concepto de exposiciones “elegantes” que se hacen aquí. Aquí se hacen exposiciones de pintura que normalmente es muy clásica, tradicional. No, yo quiero traer algo para que se vea el trabajo que hay detrás de todo esto. Y que la gente lo pueda ver, que se lo pueda explicar y lo entienda. Y una vez que lo entiende, cuando vea una obra por allí pueda saber más de esta obra. Pensé que hay que poner en la exposición cuál es el material y cuál es la herramienta que se utiliza para hacer todo esto. Al comunicárselo a Ana Blasco, concejala de Cultura, siendo ella también una enamorada de grabado, le pareció una idea excelente. Y como no solamente tengo grabado sino otro tipo de obra las personas que vengan tienen oportunidad de conocer diferentes tipos de arte, diferentes técnicas y diferentes motivos… Es lo que hay en un taller. En un taller hay de todo, porque cada uno tiene diferentes etapas o tiene diferentes encargos y utiliza unas técnicas u otras.

En su idea influyó un curso online que hizo Manuel en los tiempos de covid. Era un curso de MOMA de Nueva York dedicado a ocho pintores de expresionismo abstracto. Consistía de una parte teórica sobre cada pintor y luego de un vídeo en el que un pintor iba explicando cómo se hacía un cuadro, qué pintura se utilizaba, incluso dónde se podía comprar. Un poco lo que pretende Manuel: mostrar cuadros y cómo están hechos.
- ¿Cómo ves ahora en Sigüenza la posibilidad de aprender cosas de arte?
- La escuela de arte que promociona el ayuntamiento es algo muy importante y que ha dado lugar a que haya un mayor número de personas que están haciendo arte, pintando, dibujando, haciendo cerámica, fotografía. Y luego en la zona tenemos algunos talleres como el que tiene Matilde en Santamera, muy bien montado. Voy allí para hacer lo que no hago en casa: trabajar con ácidos. Y también ella tiene un tórculo más grande, por ejemplo aquellos grabados de troncos de árbol yo en mi casa no los puedo hacer.

Exposición “Taller de arte” de Manuel Díaz
Grabado, óleo, acrílico, dibujo
28 agosto - 3 septiembre, 11:30-13:30 y 18:30-21:00