La cofradía de Santa Cruz y Santo Sepulcro de Sigüenza logró reunir tres estupendas agrupaciones musicales (bandas) que pudimos escuchar en la Parroquia de Santa María la tarde del sábado 29 de marzo. La convocatoria fue un rotundo éxito de público, con más de 500 personas congregadas en el templo tras abonar 3 euros de entrada. Previamente pudimos escuchar a estas bandas en un “pasacalles” hasta la Plaza Mayor donde fueron recibidas por la corporación municipal; desfilaron solemnes y uniformados por el entorno medieval de la ciudad anunciando la proximidad de la Semana Santa.
Ya en la parroquia y tras ser estupendamente presentada la convocatoria, comenzó la AM “Cruz Roja” de Getafe, que con más de 40 años de existencia cuenta con músicos jóvenes bien adiestrados donde destacaron sus trompetas y acaso en exceso las tubas en la primera pieza. Luego llegó la AM “Jesús de Medinaceli” de Alcalá de Henares creada en el año 2000 y, según nos explicaron en la presentación, auténtica escuela de futuros músicos que forman la cantera de esta numerosa agrupación. En la segunda pieza interpretada (Judería Sevillana), el solo de trompeta, a modo de saeta, arrancó los aplausos del público entusiasmado. No sé si por las piezas elegidas, por el balance en número de los distintos instrumentos o por su afinación, pero fueron los que más me gustaron. La tercera actuación fue de la banda de cornetas y tambores “Cristo del Amor” de Tarancón que, muy vistosamente uniformados con esas pecheras tan coloridas y banderines en las cornetas les imprimía un aire más militar que al resto de agrupaciones. También creada en el 2000 como la anterior. Desde la primera pieza sufrieron mis oídos, no por la música sino por el “volumen” de los 48 músicos (creo que conté bien) que probablemente no podían atenuarlo al entorno en el que estábamos; y es que lo suyo es al aire libre, lo pusieron de manifiesto cuando entraron en la Plaza Mayor interpretando “My way” (“A mi manera”), donde sonaba de maravilla el arreglo para su grupo.
Las bandas de percusión y viento metal es mejor escucharlas al aire libre, están creadas para eso; en un recinto cerrado bastaría con la mitad de músicos. Ni siquiera cabían en el altar, de manera que la percusión colocada atrás no podía ver al director. Otra opción (propuesta que me parece razonable) habría sido oírlos a la puerta de Sta. María cuyo patio frontal forma una suerte de escenario natural donde el sonido se difunde fácilmente y solo en caso de mal tiempo usar el interior del templo.
Sajor