Bell’Arte presentó en su IX Festival de Jóvenes Pianistas al ganador del certamen “Jóvenes Pianistas” celebrado en Hamburgo en 2013. De su capacidad, destreza, talento y profesionalidad no quedó la menor duda después de escucharlo; sus prodigiosos dedos nos trasladaron desde el Barroco hasta el Romanticismo, pasando por el Clasicismo. Un programa ambicioso que comenzó con 3 sonatas, de las 550 que D. Scarlatti (Barroco) compuso para clave. Un autor que acabó sintiéndose español y reflejándolo en su música, donde se aprecian sonidos que imitan a la guitarra, a las castañuelas o al zapateado. Yoshito las interpretó a tal velocidad que la magia de Scarlatti quedó un tanto diluida, para mi gusto. Con la siguiente sonata para piano de W.A. Mozart (Clasicismo), donde la influencia de Haydn es notoria, nuestro joven pianista se encontró mejor, y con pasmosa facilidad y gusto, mostró sus habilidades de nuevo a gran velocidad; la versión que yo tengo dura 20 minutos y la escuchada se quedó en 11, por lo que imagino que también omitió alguna repetición.
Creo que Yoshito estaba deseando llegar a F. Liszt (Romanticismo); genio del piano y estrella del concierto (de las 8 piezas del programa, 4 eran suyas), y escuchamos una obra basada en dos lieder de F. Schubert (uno de los grandes del “lied”), “Fe en la Primavera” donde el fraseo fue bastante bueno y “Margarita en la Rueca” con el arpegio continuado de la mano derecha que es el decorado perfecto para la historia de Fausto consiguiendo a Margarita por los ardides de Mephisto. La suavidad de una mano enfrentada a la energía de la otra en la pulsación de las teclas nos trasportó a los cielos musicales. La última obra de la primera parte, también de Liszt, fue “Mephisto Waltz”: Una historia del rapto (a cargo de Mephisto) de una novia durante el baile de su boda en una taberna de pueblo, con tanto sonido de tintes diabólicos, perfectamente ejecutados, resultaron sobrecogedores: fuerza, sorpresa y sonidos compulsivos se sucedieron con maestría. Y llegamos al descanso para las manos del pianista.
La segunda parte comenzó con R. Schumann (Romanticismo) y su obra “Humoresque”, título que alude a un género literario muy de moda en la época y que trata con carácter alegre e inofensivo, pero en clave de humor, los sucesos cotidianos. En este caso se trata de los estados de ánimo que el autor refleja en esta carta musical a su amada Clara, con quien lo tenía difícil por culpa de su futuro suegro (le consideraba un “don nadie” para su hija). Tras 25 minutos de escuchar las 5 secciones en que se divide la obra, solo quedó aplaudir y aplaudir el esfuerzo y la concentración desplegada por el pianista.
Acabamos con la “Rapsodia Española” (Liszt de nuevo), obra muy bien escogida para cerrar un concierto en España. El autor, húngaro viajero, realizó una amplia “turne” en su día por nuestro país y como gran maestro se inspiró de aires cultos (“folías”) y populares (“jota aragonesa”). El Sr. Numasawa también se dejó llevar por esos sones, y los trasmitió a la audiencia con pasión, nos llegó muy profundo, el aplauso subió a ovación al término.
Yoshito, quiso entonces regalarnos una delicadeza pianística como propina, “La Alondra” de M. Glinka (Romanticismo), y de sus dedos brotaron las notas con tal sutileza, que volaron por la sala dejándonos en suave paz.
PD: Es obligado agradecer al Sr. Yoshito Numasawa su traslado desde Japón solo para dar este concierto y a Bell’Arte por sus esfuerzos.