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Despacho del barón Mor Lipot Herzog

Cuando se organiza el grupo de trabajo de “Sigüenza Universo Greco”, todo gira en función del cuadro de La Anunciación que posee la Catedral de Sigüenza. Ninguno de los participantes de la comisión de trabajo teníamos conocimiento de la existencia de otros cuadros del Greco relacionados con la Catedral. Fue el Canónigo, D. Julián García, el que comenta la existencia de dos cuadros, actualmente en Budapest, cuya procedencia está atribuida a la Catedral. Y aporta un documento de la Universidad Autónoma de Barcelona, del año 1911, de August L. Mayer, sobre los cuadros del Greco y Goya de la colección del húngaro Marzcell Nemes.

A raíz de este artículo, hacemos un seguimiento de August L. Mayer, historiador de arte e hispanista alemán, nacido en Griesheim 1885 y muerto en Auschwitz en 1944.

A principios de siglo XX Augst L. Mayer dedicó sus estudios a la investigación y promoción de la pintura española. Fue una autoridad en José Ribera, El Greco, Velázquez y Goya. Viajó a España en 1908 y continuó sus estudios.

En 1909 publicó Toledo, guía de viaje en la que incluyó el primer estudio dedicado al Greco.

En ese año se realizó una exposición en Munich y Dusseldorf de la colección del húngaro Marczeell von Nemes, y Mayer colaboró en la organización y la catalogación, con ello tuvo la oportunidad de profundizar en la obra del Greco, ya que esa colección constaba de once pinturas del cretense. Como fruto de estos estudios en 1911 publicó la primera monografía dedicada al Greco escrita en alemán.

En el citado artículo, publicado por la Universidad Autónoma de Barcelona, Biblioteca de Humanidades, August L. Mayer dice textualmente:
“…Después de una temporada, en que antes se le tuvo más en desprecio que en estima, “el Griego de Toledo”, es hoy uno de los artistas más interesantes a los críticos y aficionados del arte, casi como si fuera, no un pintor muerto hace ya tres siglos, sino un artista viviente. Y movidos por ese interés compran los grandes museos y los inteligentes los cuadros de este hombre tan raro, a quién “Creta dio la vida y Toledo los pinceles.

[…] Quizás la colección más importante de cuadros del Greco, fuera de España, reunida en los últimos años, es la de D. Marcelo de Nemes de Budapest, pues la colección del Rey de Rumanía data de tiempo. Ese aficionado húngaro – que tiene una magnífica galería de obras maestras antiguas y modernas de todas las escuelas – es hoy el afortunado poseedor de once obras del Greco, ejemplares de todas las épocas del maestro...

[...] El tercer cuadro era casi desconocido hasta hace poco tiempo: representa La oración en el huerto. Estuvo en la Catedral de Sigüenza, como el San Andrés, de la misma colección. El señor de Nemes adquirió esas dos pinturas del exministro portugués D. Gerrara Jungairo”.

El Museo de Bellas Artes de Budapest
Con estos datos, nos ponemos en contacto, a través de Leticia Ruiz, jefa del Departamento de pintura española del Renacimiento del Museo del Prado, con la Conservadora del Museo de Bellas Artes de Budapest, Sra. Lantos, y le solicitamos la información que posean de estos dos cuadros, así como unas imágenes  y la autorización de poder utilizarlas, dentro de la exposición que se llevará a cabo con la Anunciación, en este año del Greco 2014.
Inmediatamente la Sra. Lantos nos envía las imágenes y el texto soporte del estudio sobre Pintura Española en el Museo de Bellas Artes de Budapest, de Eve Nyerges. La mayor parte del texto hace referencia a los aspectos artísticos de la obra, de la última época del pintor, y confirma los datos de August L. Mayer. Los cuadros proceden de la catedral de Sigüenza, el portugués Guerra Junqueiro los vende al coleccionista húngaro Marzcell Nemes en 1910, y más tarde acaban en la colección de Mór Lipót Herzog. En 1951 estos cuadros entraron en el inventario del Museo.

Marzcell Nemes-subasta de Paris, 1913
Seguimos investigando sobre la colección de Marzcell Nemes, un importante industrial judío, coleccionista de obras de arte. Su colección estaba considerada como la más importante de Hungría. En el año 1913, decide desprenderse de ella a través de una subasta. Fue un acontecimiento mundial por la importancia de la colección. Hemos localizado los dos catálogos de la exposición, uno de obras antiguas y otro de obras modernas. En total 121 obras.

En el catálogo de obras antiguas figuran 40 obras de las escuelas italiana, flamenca y española. El lote más importante, por su número, era el correspondiente al Greco, con doce obras. En esos momentos las obras del pintor se habían puesto en valor por los pintores impresionistas, considerándolo como un precursor de la pintura moderna, todos los coleccionistas y museos del mundo aspiraban a tener una obra del Greco.

Los cuadros de la Agonía de Cristo y San Andrés, de procedencia de la catedral de Sigüenza, figuran en el catálogo de obras antiguas, con los números 35 y 36 respectivamente.

La gran subasta se llevó a cabo en Paris los días 18 y 19 de junio de 1913, a través de la Galería Manzi, Joyant, 15, rue de la Ville-l’Evoque, asesorada por los mejores especialistas del momento, y en la que también intervino Durand Ruel, marchante de arte y galerista francés, figura imprescindible desde mediados del siglo XIX en el moderno mundo de las galerías de arte. Fue uno de los primeros marchantes que se ocupó de la obra del Greco.

Los resultados de la subasta fueron noticias en todo el mundo. Según nota del corresponsal del New York Times fechada día 19 de junio de 1913, la subasta de la obra de Nemes alcanzó 1.068.920 dólares. Y la adjudicación más alta, por 34.000 dólares, fue por el cuadro Sagrada familia con cesto de frutas del Greco. El cuadro del Apóstol San Andrés llegó por 6.600 dólares, y el cuadro de La Agonía en el Jardín, 25.000 dólares. La noticia da todo el protagonismo a la obra del Greco. También hace referencia a tres obras de Goya que estaban en el catálogo de obras modernas, y que una de ellas fue retirada de la subasta por el Gobierno español ya que estaba denunciada como robada del Palacio Real de Madrid en el año 1864. En la nota de prensa, no se indican los adjudicatarios de las obras.

También con la misma fecha, el diario La época de Madrid hacía referencia a los resultados de la subasta, indicando el protagonismo de los Grecos y sobre todo, detallando el incidente del lienzo de Goya robado a España. En esos momentos, otro gran coleccionista español, el Sr. Lázaro Galdiano, interesado en la subasta comprobó en el catálogo la obra de Goya Las Gitanillas, que era una obra robada de la tapicería del Palacio Real, y con “patriótica diligencia, cumpliendo sus deberes de patrono del Museo del Prado, presentó en la embajada la denuncia y el gobierno español pudo recuperar el cartón”.

El barón Mór Lipót Herzog
Seguimos con Mór Lipót Herzog, último propietario de los cuadros, según la indicación del Museo de Bellas Artes de Budapest. A finales de la década de 1910, la mayor parte de los cuadros que salieron en la subasta de Paris, adornan el despacho del barón. (Ver foto adjunta)

El barón Mór Lipót Herzog, banquero, era un apasionado coleccionista de arte, uno de los hombres de negocios más importantes de Hungría, de familia judía. Durante toda su vida reunió una de las colecciones privadas más importantes de Europa y la más importante de su país. El barón muere en 1934, y la colección pasó a su viuda, que falleció en 1940, pasando la colección a sus tres hijos, Elizabeth, Andras y Istvan.

En el año 1942, las autoridades húngaras, aplicando las leyes antisemitas, enviaron a Andras a un campo de trabajos forzados para judíos, murió en 1943. Istvan se salvó gracias a su cuñado el conde Istvan Bethlen, casado con Elizabeth, que no era judío, ocultándole en una casa protegida por la embajada española, cuando el embajador Sanz Brinz, llamado el “ángel de Budapest”, logró salvar miles de judíos durante la II Guerra Mundial. Él y el resto de la familia pudieron escapar y marchar a Estados Unidos. Después de la II Guerra Mundial se establecieron en Italia y en los años 50 se nacionalizaron americanos.

Cuando Alemania invadió Hungría en 1944, el Tercer Reich envió al famoso Adolf Eichmann a Hungría para la liquidación de los judíos y el saqueo de sus tesoros culturales. Requisaron las empresas de la familia, y fueron despojados de su colección de arte y otros bienes.

La guerra terminó en 1945 y los comunistas en el poder de Hungría se resistieron a devolver la colección a los herederos de Herzog, nacionalizando todas las obras de arte que se encontraban en el país, y las distribuyeron en distintos museos del estado. Exigieron tarifas exorbitantes para repatriar el arte, negaron los permisos de exportación a los herederos que vivían en el extranjero, incluso acusándolos falsamente de contrabando. En última instancia, los herederos de Herzog no tuvieron otra opción y permitieron que la Colección Herzog permaneciera bajo la custodia de Hungría y sus museos de titularidad estatal.

Durante todos estos años la familia ha reclamado un cumplimiento de los acuerdos internacionales para la devolución de los bienes tomados durante el Holocausto, sin haber obtenido ninguna compensación.

El último documento que hemos encontrado, es la demanda interpuesta por la familia, de 29 de julio de 2010, por la que requieren al gobierno húngaro la devolución de 40 obras de arte y una indemnización de 100 millones de dólares. En este documento, de 37 páginas, se relacionan todas las obras de arte pertenecientes a la familia, y ratifican todos los hechos sucedidos esos años. Pero bueno, eso es otra historia cuyo desenlace ya se verá.

Y respecto a los “otros Grecos procedentes de la catedral de Sigüenza”, sucede como en un gran número de obras del pintor, que en la mayor parte de los casos no se sabe ni cómo, ni cuándo llegaron a sus destinos, ya sea de colecciones privadas, museos públicos, o instituciones religiosas. Estos cuadros ¿podrían haber salido de la catedral con el expolio de los franceses a principios del XIX?, tal vez, ¿podrían haber pertenecido, como cuadros devocionales a algún canónigo de la catedral, y en su momento se vendieron? Quizás. ¿Pudieron pertenecer a algún particular, algún noble, de la zona del Obispado de Sigüenza, que los venden y para ocultar la propiedad, y dar prestigio, indican Obispado de Sigüenza y de ahí al traducir pasan a catedral de Sigüenza? ¿Por qué no? Ni Ponz a mitad del XVIII, en su libro Viaje a España, ni Pérez Villamil en 1899, hablan de estos cuadros, ni tampoco de la Anunciación. Aquí los especialistas pueden empezar una investigación, para ver si es posible llegar a algo más concreto.

Pero lo que es cierto, es que estos dos cuadros tienen una historia datada del siglo XX, y así consta en el Museo de Bellas Artes de Budapest, que indican su procedencia de la Catedral de Sigüenza.

Gloria de las Heras
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