Dentro del ciclo “Cultura en Ruta”, organizado por la Fundación Siglo Futuro, patrocinado por la Diputación Provincial de Guadalajara y con la colaboración de la Catedral y el Ayuntamiento de Sigüenza, el grupo ONIRIA, quinteto malagueño formado por tres sacabuches (alto, tenor y bajo), corneto (soprano) y percusión se encargó de recrear en el altar de la Virgen de la Mayor la música escrita por maestros de capilla y ministriles* que tuvieron vínculos con la Catedral de Sigüenza, ahora con reconstrucciones de instrumentos originales.
Desde que vi el anuncio de este concierto, deseaba acudir para, por fin, poder escuchar la polifonía en su espacio de referencia, aquel en el que nuestros maestros de capilla realizaron estas magníficas composiciones, ahora interpretadas y grabadas por músicos de todo el mundo.
Tenemos conocimiento del sacabuche desde antes de 1.500 y fue habitual durante el Renacimiento y el Barroco. Antecesor del trombón de varas, tiene un sonido más dulce, quizás otro color musical. El corneto, es aún más antiguo (hay referencias del siglo X) y recuerda a un cuerno de animal, su sonido es próximo al oboe, pero más profundo. Las agrupaciones de sacabuches, cornetos, tambor y cuerda eran habituales en celebraciones sacras y profanas, ilustraciones de época representan estos conjuntos en ceremonias regias ya por 1.600.
El grupo ONIRIA, dirigido por Daniel Anarte (sacabuche bajo), fue interpretando piezas del siglo XVI al siglo XVIII; en la primera parte (siglo XVI) con Cristóbal de Morales, Mateo Flecha “El Viejo”, Francisco de Salinas y Antonio de Cabezón, y en la segunda parte obras del XVII y XVIII con Juan Pérez Roldán, Fray Manuel Correa, Cristóbal Galán y José de Casseda.
Fue delicioso escuchar las distintas voces emitidas por los sacabuches, con la dificultad que entraña conseguir la precisión afinada recogiendo y estirando la vara, acompañados del corneto junto con una percusión acompañante, no dominante, sutil y precisa, me transportó a aquella época de esplendor catedralicio en la que los ministriles eran requeridos permanentemente para magnificar y acompañar los actos.
Cita del programa de mano:
“El cabildo también señala la obligación de la asistencia de los ministriles a tocar antes de que comenzara la hora de prima el día de Santa Librada, patrona de la ciudad. También se legisla la asistencia de los ministriles a las procesiones tanto en el interior de la catedral como en el exterior (se hacían cerca de 200 procesiones al año litúrgico, la mayoría de estas dentro del templo antes de la misa mayor y ocasionalmente después de las vísperas)”
Probablemente lo que más llamó la atención del público fue ver tocar a Daniel Anarte el sacabuche bajo, con ese tamaño de varas que se ayuda de una varilla auxiliar para darle toda su extensión armónica. Carmelo Sosa y Javier Cuesta, con el alto y tenor resultaron igualmente de afinados y precisos. El sonido del corneto de Manuel Pascual flotaba dulcemente ingrávido sobre las piedras de la catedral y fue un auténtico placer escuchar el delicado y acompasado acompañamiento de la percusionista YU-JUNG CHUNG .
Cuando has escuchado o interpretado música coral renacentista y barroca, aprecias con entusiasmo estos sonidos próximos a la voz humana. Pensar en un concierto del grupo ONIRA con un coro sería maravilloso.
Espero volver a oírlos y a ser posible de nuevo en el incomparable marco de la Catedral de Sigüenza.
Gracias a ONIRA, organizadores, patrocinadores y colaboradores por este conciertazo.
*Ministril: “El que por oficio tañía instrumento de viento o cuerda en funciones de iglesia y otras solemnidades” (R.A.E.).
Sajor.