Por lo general la tarde noche de los domingos sabe a aburrimiento y a nostalgia de sábado, es una tarde de pereza y de sofá en la que uno apenas logra sobreponerse para encarar la nueva semana.. Pero no fue así la tarde del día 30 de noviembre para los que tuvimos el privilegio de reunirnos en El Despertar Jazz de Madrid y escuchar a Mari y a Javier, el dúo De a Dos, como ellos se hacen llamar.
En esta ocasión salieron de nuevo de la intimidad de su bar Las Travesañas, en la Placita de El Doncel y acudimos a la cita madrileña un nutrido grupo de sus incondicionales y algunos amigos nuestros que, desde ahora, ya son también seguidores del dúo.
Empezaron amarrándonos a todos –no en vano su primer tema fue Amarraditos, de María Dolores Pradera– y ya no fuimos capaces de soltarnos; acariciados por el terciopelo de la voz de Mari y mecidos por el arrullo de la guitarra de Javier que, en palabras del maestro Santos Moreno, allí presente por suerte, se está convirtiendo en un virtuoso.
Durante las casi dos horas que duró el recital, Javier y Mari Carmen fueron desgranando lo mejor de su repertorio y nos llevaron de la mano por temas como Cardo o ceniza o Fina estampa de Chabuca Granda; El día que se hizo tarde, de Rosana; La jardinera, de Violeta Parra, Volver de Carlos Gardel y muchos más. Es un repertorio rico en sentimiento que nos permite apreciar los matices de la bella voz de la cantante y disfrutar de su estilo personal; porque Mari frasea con su voz los textos de las canciones e interpreta con gesto elegante cada palabra y cada acorde de su diestro acompañante.
Hubo momentos para todo, para la intensidad emocional con temas como Maldigo del alto cielo, de Violeta Parra o Cardo o ceniza –¡preciosa la frase Cómo será mi piel junto a tu piel!–, de la gran Chabuca. Momentos grandes en los que Santi Moreno acompañó a la guitarra un bis de Amarraditos y una maravillosa Llorona, de Chavela Vargas que también entonó. Sin olvidar la bella colaboración de Azucena Ribas en La tarde, del cubano Sindo Garay. Y momentos para el humor y el recuerdo de nuestra querida Sigüenza en los que entonamos algunas coplillas navideñas al estilo de nuestra Rondalla seguntina, esta vez guiados por Pablo López Calle.
Fue otra de esas noches mágicas que Javier y Mari Carmen acostumbran a ofrecernos. Y esta vez, Mari, como diría el gran Agustín Lara, te hiciste emperatriz de Lavapiés. ¡Que sí!
Esther Bueno Muñoz