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Michael Crichton (1942-2008) fue un licenciado en medicina que se hizo famoso como novelista y director de cine. Las historias que imaginó y publicó fueron el origen de famosas series de televisión, como Urgencias, y muchas películas. Algunas se convirtieron en saga, como Parque Jurásico.

No es tan conocido que también fue el autor del denominado “Efecto de la amnesia de Gell-Mann”1. Él decía que se le ocurrió después de una conversación con el físico del mismo nombre y que eso ayudaría a la visibilidad. La presentación oficial la hizo durante un discurso en el mes de abril de 2002. En sus palabras, es como sigue:

En resumen, el efecto de amnesia Gell-Mann es el siguiente: abres el periódico y encuentras un artículo sobre un tema que conoces bien. En el caso de Murray, física. En el mío, el mundo del espectáculo. Lees el artículo y ves que el periodista no entiende en absoluto ni los hechos ni los problemas. A menudo, el artículo está tan equivocado que presenta la historia al revés, invirtiendo la causa y el efecto. Yo las llamo las historias de "las calles mojadas causan lluvia". El periódico está lleno de ellas.

En cualquier caso, lees con exasperación o diversión los múltiples errores de un artículo, y luego pasas la página a asuntos nacionales o internacionales, y lees como si el resto del periódico fuera de alguna manera más preciso sobre economía que las tonterías que acabas de leer. Pasas la página y olvidas lo que sabes.

Ese es el efecto de amnesia Gell-Mann. Cabe señalar que no se manifiesta en otros ámbitos de la vida. En la vida cotidiana, si alguien exagera o miente constantemente, pronto se descarta todo lo que dice2. En los tribunales, existe la doctrina legal de falsus in uno, falsus in omnibus, que significa mentir en una parte, mentir en todo. Pero cuando se trata de los medios de comunicación, creemos, contra toda evidencia, que probablemente valga la pena leer otras partes del periódico. Cuando, de hecho, casi con toda seguridad no lo vale. La única explicación posible de nuestro comportamiento es la amnesia3.

Piense por un momento, usted que está leyendo, si en alguna ocasión le ha pasado eso que cuenta Michael Crichton. Por ejemplo, por su trabajo o una afición a la que ha dedicado años de esfuerzo, sabe más que la media de los mortales sobre un tema. Da igual si se trata de bonsáis, literatura del Siglo de Oro, aviones a reacción o la batalla de las Termópilas. Un día ve un titular del periódico o el anuncio de un programa de televisión donde se tratará ese tema que usted domina. ¿No le ha pasado nunca que haya encontrado algún error? Da igual el tamaño y la trascendencia del mismo. Aunque a veces, reconocerá conmigo, son gigantescos. Entonces puede que lo haya comentado con alguien en el momento o lo haya guardado para sacarlo en mejor ocasión. El caso es que, a continuación, ha seguido con la lectura del periódico o revista o viendo el telediario, y se ha creído sin dudar todo lo que ha leído o aparecido en la pantalla. ¿No le parece un comportamiento extraño?

Yo diría que es incluso peligroso. Porque lo que demuestra es la ausencia general de pensamiento. Iba a poner “crítico”, pero creo que la carencia es mucho más básica.

No ignoro que es imposible que todos sepamos de todo a un nivel razonable4. Pero no dudar de nada no es bueno. Si descubrimos fallos en aquello de lo que sabemos, es fácil deducir que habrá en otras áreas. Es imposible que seamos nosotros los únicos en tener la puntería de encontrar errores en el gigantesco tsunami de información que nos cae encima a cada segundo. Además, si cada cual encuentra fallos en una parcelita de la información y los sumamos, la cosa cambia. Da igual el tema y el enfoque, si trata un hecho histórico o de actualidad.

¿Quiere esto decir que todo lo que aparece publicado es mentira?5 No. Pero es imprescindible para nuestra supervivencia, estar vigilantes. Para no ir a los medios de comunicación a abrevar. Revise cada cual su actitud a la hora de elegir los lugares donde se informa y, con suprema honestidad que no hace falta contar a nadie, con qué disposición cubre las necesidades inmediatas, y relleno del depósito correspondiente, de autoafirmación en sus prejuicios. Cómo cada cual se blinda frente al riesgo del pensamiento fuera del tiesto, del corral correspondiente.

1 Murray Gell-Mann (1929 – 2019). Premio Nobel de física en 1969.
2 Comentario: el autor del texto hace una afirmación sobre la mentira en la vida cotidiana que hay que poner en contexto. Estos veintitantos años que han pasado desde que dictó la conferencia han aflorado una casuística sobre la mentira que se estudiará en el futuro. Si les dejan a quienes vivan entonces.
3 Crichton, Michael (26 de abril de 2002). ¿Por qué especular? Foro Internacional de Liderazgo. La Jolla, California, EE. UU.
4 Excluyo de esa afirmación a la nube de profesionales del dogma que pululan por emisoras de radio y televisión. En Italia tienen nombre de especie. Se les denomina tuttologos.
5 Contaba hace años el antropólogo José Antonio Jáuregui (1941 – 2005) que una vez preguntó a un vendedor de periódicos si era verdad que sólo contaban mentiras. Le respondió que no estaba seguro, pero fiarte de verdad, sólo lo podías hacer de la fecha y el precio.

 

2 comentarios

  • Y si eres testigo directo de un hecho noticiable y luego lo ves transcrito por un juntaletras ya ni te digo. A mí me ha pasado dos o tres veces, lo cuál me ha valido para tachar un par de cabeceras enteras... para siempre. Buen artículo, Jesús, gracias por él. Sin duda la reflexión sobre el pensamiento crítico (y lo que cuesta llegar a él ante la avalancha manipulativa) es uno de los grandes temas de nuestro tiempo.

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