Aun cambiando el horario habitual de los conciertos, pues empezaba a las 9 de la noche del 30 de abril, el llenazo fue total en Las Travesañas. Tanta era la expectativa puesta en esta actuación que el público de pie estaba codo con codo. Olga lleva más de treinta años en la música, su voz es cristalina, pura, delicada, trabajada y colocada perfectamente en registros altos y bajos. Tras su paso por “Nuestro pequeño mundo” en 1982 como voz solista, actuaciones y grabaciones con Luís Eduardo Aute, marchó a USA a estudiar música y lo que iba para dos semestres se convirtieron en 8 años en contacto con el jazz, la bossa y los ritmos latinos, con músicos de todo el mundo. Cuando la escuchas, si cierras los ojos te llega su voz (la reconoces) acompañando a la de Joaquín Sabina o a la de Aute, ensamble perfecto. Pero ya en 2001 graba su primer disco con sus canciones, su famosa “No da igual”, la cantamos todos cuando la comenzó a entonar en Las Travesañas. Sin prisa pero sin pausa, colaboraciones y giras a Argentina y hasta tres discos más (el último en 2012 es totalmente folklore argentino ajustado a ella). Beber de tantas fuentes y no saciarse la lleva a hacer buena música y letras, aunque hace tiempo es su marido el que las escribe poniéndose en la piel de ella (¡que entendimiento!). Y lo cierto es que su fraseo al cantar es perfecto, su intención es que esa letra llegue, pero acompañada de muy buena música que en esta ocasión fue con Luis Fernández al teclado, Paco Bastante al bajo y José Sanmartín en la batería; el sonido perfectamente equilibrado, de la mano de Javier Villaverde, hizo que disfrutáramos durante 75 minutos con Olga a lo largo de una docena de canciones. Como no podía ser menos y siendo profesora de canto de Mari Hernando, la invitó al escenario donde se arrullaron la una a la otra con la guitarra de Javier y la percusión de José de fondo. Deliciosa sesión aunque estuviéramos como sardinas en lata. Gracias Olga. Gracias Mari y Nacho por vuestro quehacer.
Olga, Javi y Mari en Las Travesañas