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El pasado 13 julio se inauguró en la Plaza Mayor de Sigüenza la exposición “El Museo del Prado en las calles” que podremos disfrutar hasta el 26 de agosto, ni que decir tiene que es una bonita exposición que nos acerca a todos los seguntinos y visitantes muchas de las obras más representativas del Museo del Prado. Hoy os sugiero que fijéis vuestra mirada en “El Jardín de las Delicias” que curiosamente y de una forma muy sutil está ligado a Sigüenza.

“El Jardín de las Delicias” es un tríptico de Jheronimus van Aken, conocido por El Bosco, entre 1490 y 1500 sobre una tabla de roble. Se realizó por encargo de Engelbrecht II de Nassau como apoyo en la educación de su sobrino Hendrik III. El cuadro llegó a España confiscado por el duque de Alba tras la rebelión contra la Corona española de Guillermo de Orange y fue el rey Felipe II, gran admirador de la obra de El Bosco, quien decidió que la pintura estuviera en el monasterio de El Escorial, donde permaneció desde 1593 hasta 1933, año en que fue depositado en su actual ubicación en el Museo del Prado. Cuenta la leyenda que Felipe II sentía tanta devoción por el tríptico, que quiso tenerlo consigo en su habitación en sus últimos días cuando supo que iba a morir, aunque no todo el mundo está de acuerdo con la leyenda. Otra curiosidad de este cuadro es que su nombre ha ido cambiando con el tiempo en 1700 se le conocía como “Pintura de la Creación del Mundo” y en 1857 como “De los Deleites Carnales”.

Es probablemente la pintura que más interpretaciones ha tenido en la historia del arte y es aquí donde la pintura se vincula sutilmente con Sigüenza ya que fue Fray José de Sigüenza quien realizo la primera interpretación del cuadro. Sobre la obra del El Bosco Fray José de Sigüenza dijo: “Quiero mostrar ahora que sus pinturas no son disparates, sino unos libros de gran prudencia y artificio, y si disparates son, son los nuestro, no los suyos, y, por decirlo de una vez, es una sátira pintada de los pecados y desvaríos de los hombres”

Entre las numerosas interpretaciones unos piensan que es la Ilustración del Genesis, pasando por ser una alegoría del matrimonio o una crítica a la sociedad egoísta que solo piensa en su placer. Otros piensan que en realidad fue pintado bajo los efectos de sustancias psicotrópicas; y el músico Ludovico Einaudi piensa que es una ópera fantástica que narra la condena de Adán y Eva por haber pecado; para la historiadora de arte Johanna Klein cree que está pensado con carácter lúdico y podría tratarse de un juego. Y con ese carácter lúdico nos vamos a quedar y os invito a que os acerquéis a contemplar la parte del cuadro que tenemos expuesta en Sigüenza y descubráis las distintas aves que hay representadas en el cuadro.

Es cierto que en el cuadro podemos decir que existen tres tipos diferentes de aves: aves reales perfectamente dibujadas que podrían estar en cualquier guía de ornitología; aves probablemente reales que parece que han sido pintadas como si al pintor se las hubieran descrito y él no las hubiera visto en vivo; y, por último, aves que solo existieron en la mente del autor. Siguiendo la teoría de Johanna Klein nos acercamos al cuadro como si fuera un juego, os propongo descubrir solamente las aves reales que se dan cita en este peculiar jardín y si alguien quiere complicarlo un poco más puede intentar saber cuáles de ellas pueden verse en Sigüenza y cuáles no.

Os daré una pista podréis localizar: Abubilla común, Ánade friso, Ánade real, Arrendajo euroasiatico, Cárabo común, Carbonero común, Cigüeña blanca, Corneja negra, Espátula común, Estornino negro, Gallina, Gallo, Garceta blanca, Garceta común, Garcilla bueyera, Jilguero europeo, Lechuza común, Martín pescador, Mochuelo común, Pájaro estaca, Pavo real, Petirrojo europeo, Pito real, Vencejo común, Zarapito real.

Espero los encontréis todos y sea una curiosa forma de disfrutar de “El Jardín de las Delicias” y de los demás cuadros de la exposición y recordar que debemos tener todos mucho cuidado para que no suframos más incendios en nuestra comarca, nos jugamos nuestro patrimonio natural.


Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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