Resbalando sobre el “Baile del Agua”, cuento del costamarfileño Adama Adepoju, Blanca Calvo, quien fuera directora de la Biblioteca de Guadalajara, nos sumergía poco a poco en las profundidades del caldo vital del planeta. Era sábado, 7 de noviembre, y en el Ayuntamiento de Albendiego nos habíamos reunido en torno a cien personas —entre ellas una treintena de niños— venidas de toda la comarca. Celebrábamos el SOMOS, una cita anual de los pobladores de la Sierra Norte convocada por Asamblea Unión de Pela, que esta vez trataba de acercarnos a ese elemento tan cotidiano que es el agua a fin de entenderlo, valorarlo, apreciarlo y cuidarlo como corresponde. Nos acompañaban, además de Blanca, Antonio Sastre y Silvia Martínez, profesores de Geodinámica de la Universidad de Alcalá de Henares; María Eugenia Somalo, de la Red del Tajo; Iván Maldonado, de la Asociación Nacional “Micorriza”; Juan Manuel López Rubio, abogado medioambiental, miembro de Ecologistas en Acción; y María Morera, bióloga residente en Sigüenza. Hablamos de manantiales, de acuíferos, de cursos y embalses, del tratamiento, contaminación y depuración de las aguas; así como de sus usos, abusos y maltratos.
Ivan Maldonado nos introdujo en los “Manantiales Vivos”, el programa que la asociación Micorrriza ha puesto en marcha para la recuperación de manaderos en la comarca de Molina de Aragón– Alto Tajo, y que consiste en implicar voluntariamente a las gentes del lugar en la recuperación, tanto física como cultural y socioeconómica, de puntos de agua, fuentes, manantiales, pozos, navazos... Supimos también del interés de la asociación por restaurar espacios degradados, por aprender a convivir con el medio que nos acoge, por la salvaguardia de espacios naturales mediante acuerdos de custodia del territorio. A Micorriza se deben, entre otras iniciativas, la edición de una Guía de Árboles Singulares de la comarca de Molina de Aragón– Alto Tajo; el proyecto de marca de calidad para esa zona denominado “Calidad de Altura”; o la apertura de un archivo etnográfico audiovisual en el que se van recogiendo entrevistas con las personas mayores de los pueblos a fin de beber de su sabiduría y preservar sus conocimientos..
Maria Eugenia Somalo, miembro de la Red Ciudadana por una Nueva Cultura del Agua, puso el acento en el Tajo. Ella pertenece al equipo de la llamada Red del Tajo, y nos informó de los problemas que afectan a su cauce. El trasvase Tajo-Segura es uno de los principales, ya que un alto porcentaje del agua de cabecera se canaliza hacia el río Segura. “Este verano, a la altura de Aranjuez, donde se juntan el Jarama y el Tajo, éste último se podía cruzar andando; mientras que el primero era lo más parecido a una cloaca. Toda una aberración”, asegura. “El caso es que los sindicatos de regantes de Murcia y de la Comunidad Valenciana tienen un poder desorbitado. Los trasvases son votos para los partidos políticos; y debido a la densidad de población en el litoral esto es considerado como un tema de Estado”. Aguas abajo, ya en la Comunidad de Extremadura, el Tajo se enfrenta al confinamiento de los embalses y a los efectos que sobre la temperatura del agua y el propio caudal tiene su uso en los sistemas de refrigeración de las centrales nucleares. Ambos factores contribuyen, junto al uso masivo de herbicidas, pesticidas y fertilizantes de síntesis en la agricultura, a la eutrofización de sus aguas, con la pérdida de biodiversidad que esto conlleva. Nos invitó a compartir el Manifiesto en Defensa de un Tajo/Tejo Vivo, firmado en Sacedón el pasado 26 de septiembre, al que se han adherido mas de 230 organizaciones, asociaciones y entidades locales.
Juan Manuel López, abogado medioambiental y miembro de Ecologistas en Acción, se refirió al medio ambiente como un derecho fundamental, algo que en estos momentos se está debatiendo en el ámbito jurídico. Nos habló de la figura de los fiscales medioambientales y animó, por otra parte, a acudir al Defensor del Pueblo a la hora de informar, denunciar o reclamar. “Siempre nos va a atender”, asegura, “salvo cuando hay interpuesto algún procedimiento judicial”.
Antonio Sastre nos condujo a las profundidades de las aguas subterráneas, que solo recientemente han sido objeto de atención por parte de las administraciones públicas. aunque, como él dice, “son los recursos hídricos reales. Si llueve o no, ya se verá”. A lo largo de su disertación aprendimos, entre otras cosas, cómo funcionan los acuíferos subterráneos, en los que el flujo de agua es ordenado y permanente; que las plantas que rodean los manaderos pueden llegar a consumir hasta dos metros cúbicos de agua por metro cuadrado al año; o cómo esta misma vegetación nos informa de las características hídricas del subsuelo. Respecto a la situación actual de la gestión del agua en nuestro país, Sastre anunció que “en el próximo sexenio 2016-2021 la Unión Europea nos va a mirar con lupa, pues estamos en estado de insumisión hidrológica. Tengase en cuenta, por ejemplo, que la cantidad de agua concedida oficialmente es cuatro veces la que circula por nuestros ríos”.
María Morera se centró, principalmente, en el uso de humedales como método de depuración de aguas residuales para pequeñas poblaciones como las nuestras. “Las plantas”, explicó, “pueden alimentarse de los contaminantes y extraerlos del agua, depurándola. No hay más que obervar las riberas de los ríos, de los humedales naturales, para ver qué tipos de plantas podemos utilizar para ello en nuestro entorno”.
Durante el transcurso del debate, los niños habían hecho una excursión por el pueblo y sus alrededores recorriendo los cursos de agua, recogiendo desperdicios en el cauce del río y tomando muestras en distintos puntos para comprobar la salinidad de las aguas y, por ende, su calidad. Como era de esperar, en las muestras del manantial y del río aguas arriba del pueblo se detectó menos salinidad que en las de la red de distribución y del río aguas abajo. Nada alarmante, no obstante, en el caso de Albendiego.
Si que lo es, nos consta, en lo que respecta al Henares a su paso por Sigüenza, cuya depuración de aguas residuales deja mucho que desear y donde, en palabras de Antonio Sastre, “el río es considerado como la puerta de atrás, el lugar en que dejar la bombona de butano o el cochecito del niño roto”.
Juan de Ures
Asamblea Unión de Pela