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Nacho y yo no sabíammos muy bien de qué escribir este mes, pero al final decidimos cambiar un poco el hilo que llevábamos. Hoy vamos a mostrar un poquito de lo que vemos nosotros dos en los recreos del IES Martín Vázquez de Arce, donde vamos a estudiar y donde muchos estudiantes pasan una gran parte de su vida como adolescentes, convirtiendo un centro de estudios en un centro social bastante importante.

Hasta hace poco, no nos habíamos parado a pensar en las personas que nos rodean allí. Es cierto que tenemos amigos y amigas, compañeras y compañeros, pero aquellas personas que nos cruzamos siempre, que conocemos de vista pero nunca entablamos conversación, no sabemos realmente nada de ellas.

Por eso, hemos pensado que, más fácil que conocer a todas las personas de forma individual, lo mejor sería analizar los grupos sociales que se han formado en el instituto durante los recreos, teniendo en cuenta las actividades que se desarrollen en ellos, las personas que lo integran, las relaciones entre los grupos, etc.

Primero veremos los grupos donde se practican deportes, pero pasaremos también por los grupos de amistad y hasta por los grupos de la biblioteca.

Intentaremos hacerlo lo más completo posible. A lo mejor os podéis hacer una idea de cómo se vive el instituto en estos tiempos modernos (probablemente las cosas tampoco hayan cambiado tanto).

Si entráramos al instituto justo a la mitad del recreo veríamos, además de las personas que están en la puerta (estudiantes de bachillerato y profesores), diferenciaríamos dos grupos bastante claros, los grupos del ping pong. Originalmente, solo había una mesa disponible, pero el número de personas que querían jugar aumentó, dando lugar a alguna que otra discusión. En vez de quitar la mesa, se instaló otra nueva. Así, resultaron dos grupos de juego y se terminaron las discusiones. En la primera mesa se encuentran principalmente chicos de 1º y 2º de la ESO, mientras que en la otra se encuentran grupos de 3º para arriba. Se nota una clara falta de chicas.

También existe otro grupo bastante diferenciable, que usa la mitad de la cancha de baloncesto, donde juegan a algún que otro juego de fútbol. Suele estar formado también por chicos de los cursos bajos. En la canasta juegan grupos que varían casi siempre. De todas las edades, tanto chicos como chicas, juegan al baloncesto de forma esporádica.

Siguiendo por los lugares orientados al deporte, pasamos al gimnasio, donde hay un poco de todo, aunque vemos que los chicos más mayores suelen habituar esa zona en especial. No suelo pasar mucho tiempo allí, la verdad. No puedo hablar demasiado de lo que ocurre dentro.

Como último lugar de deportes, tenemos las pistas de fútbol posteriores al gimnasio. También suele variar, pues el día que fuimos a observar, estaba casi vacío. De todas formas, la gente suele jugar partidos de fútbol, hacer grupos sentados en el césped o hablar al final, pegados a la valla. De todas formas, estos grupos varían cuando hay torneos deportivos.

Del mismo modo, encontramos otros espacios en el instituto como la Biblioteca, donde se forman grupos de estudio solo en época de exámenes, aunque siempre suele haber algún grupito casi permanente, son los que pasan los recreos allí. Como es de esperar, se agrupan por cursos, pero se comparte el espacio con chicos y chicas de todas las edades.

De estos espacios de deportes pasamos a otros muy distintos: los pasillos. En los pasillos del edificio principal podemos encontrar variados grupos de amigos y amigas, más o menos de forma similar a los bancos del exterior. En el pasillo de la cafetería encontramos un cúmulo importante de personas. El futbolín atrae principalmente a los chicos, pero alrededor vemos otros grupos que se dedican a hablar y pasar el rato. Además, un poco más metido en el edificio, se encuentra el grupo que yo suelo frecuentar y que, cuando alguien lo ve desde fuera, lo primero en que se fija es en el ukelele naranja chillón que toco mientras algunas chicas cantan (un ukelele, para quien no lo sepa, es un instrumento de cuerda pulsada parecido a la guitarra, pero más pequeño y de solo cuatro cuerdas). A decir verdad, a mí me conocen como “El del ukelele”, algo que me ha resultado siempre muy gracioso.

Bueno, más allá de esta vista por encima, queremos recalcar algunas cosillas.

Hemos notado que hay quien usa el móvil a escondidas, pero esto se puede ver desde dos puntos de vista distintos. Por un lado, están quienes usan el móvil para aislarse casi completamente de los demás y convertir lo que habría sido un momento agradable de socialización en una experiencia muy solitaria y triste, provocada por esa adicción a las nuevas tecnologías. Pero por otra parte, hay personas que usan sus móviles como herramientas para socializar de forma más completa en el instituto. Por ejemplo, cuando alguien dice “¡Oye, escucha esta nueva canción!” está aprovechando el momento del recreo para mostrar algo que solo podría enseñarle si le envía un mensaje desde su casa. Teniendo en cuenta que una gran parte de los estudiantes somos de fuera de Sigüenza, los recreos son los únicos momentos que podemos ver a nuestros amigos. Además, el IES es donde los jóvenes socializamos día a día, por eso consideramos que deberíamos aprender a vivir al igual que haríamos fuera, cuando nos hagamos mayores y tengamos que vivir de forma independiente en la sociedad, donde los móviles tendrán un lugar importante. Aunque ahora se está intentando ignorar su existencia para que no causen problemas, en vez de enfrentarnos a ellos.

Otra cosa que queremos aclarar es que no suele haber personas excluidas que no estén nunca en ningún grupo, pero sí que nos preocupa que hay personas no hispanohablantes que sí que notarán esta discriminación, mejor definida como “vacío”. Queremos reflejar la idea de que el hecho de que una persona forme parte de uno de estos grupos, no conlleva siempre su adecuada integración. Esto puede generar un sentimiento de soledad incluso estando rodeados de gente.

Sobre el tema de la limpieza de las instalaciones, pensamos que existe un sobreesfuerzo del personal. Esto se debe al poco cuidado de las mismas. Cada vez que doy un paso, me sorprende de forma extraordinaria el poco respeto que los y las estudiantes tienen por el mantenimiento del instituto. Pero por otro lado, considero la solución que se aportó desde el centro muy poco resolutiva. Para evitar ensuciar los pasillos y las aulas, se ha prohibido comer y beber en el pabellón de aulas. Sin embargo, también han quitado las papeleras de los pasillos. Creo que es un poco paradójico que la solución al problema de la basura sea retirar todas las papeleras.

Esto más que una crítica es una vista general de nuestra vida en los recreos. Esto puede servir para poder hacernos una idea de lo que vivimos los jóvenes diariamente y de lo que podríamos mejorar. Hacemos un llamamiento a estudiantes y profesores para intentar mejorar nuestra convivencia en cualquiera de estos aspectos y cambiar la educación hacia mejor.

Nacho Caballero Albacete
y Javier Rodrigo López

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