Sobre las Preferentes
Se ha liado buena con este “producto” financiero que, si en principio, no debería ser ni bueno ni malo -depende- ha resultado nefasto para muchos ahorradores que, pensando adquirir manzanas, les han vendido otro tipo de fruta a la que seguramente eran alérgicos. Quede claro que esto no ha ocurrido en todos los sitios y sería injusto meter a todos en el mismo saco.
La cuestión es que el negocio bancario se basa en una relación de confianza entre la entidad financiera y sus clientes, como ocurre en otras muchas profesiones. Desde la perspectiva que me da el haber trabajado cuarenta y un año en una caja de ahorros, puedo asegurar que es éste uno de los pilares fundamentales en los que se asienta este negocio y que, a su vez, debe ser correspondido con lealtad y profesionalidad. Si esta confianza llega a debilitarse o incluso a perderse, por culpa de la codicia o presiones para llegar a unos objetivos inalcanzables, comercializando depósitos de difícil comprensión en un sector que no es el más adecuado, “apaga y vámonos”.
Todos sabemos los esfuerzos y privaciones que hay que soportar para conseguir unos ahorros que te hagan más llevadera tu jubilación y con esto no se juega. He atendido a muchos clientes que, ante las distintas ofertas posibles, siempre decían lo mismo: “haz lo que tú creas que es mejor para mí”, y esta confianza jamás puede ser defraudada, pues en definitiva lo que es bueno para tu cliente acaba siendo bueno para tu empresa, o por lo menos, así debería de ser.
Esto no quiere decir que no se pueda invertir “con riesgo”, con el fin de conseguir una mayor rentabilidad, siempre y cuando sepas en lo que te metes. Y de la misma manera que si las cosas te van bien no repartes con nadie, si van mal ya sabes lo que te toca. No conviene olvidar que la rentabilidad y el riesgo van muy unidos; es decir mayor riesgo, más “posibilidad” de aumentar las ganancias, por ejemplo acciones, fondos de inversión de renta variable, etc. Pero sobre todo, lo que de ninguna manera hay que olvidar es que “Los duros a cuatro pesetas, no existen”.
Por eso y para terminar yo recomendaría a los pequeños ahorradores que las prioridades a tener en cuenta fueran: Seguridad, Disponibilidad y Rentabilidad. Y en el supuesto de que quisieran invertir con riesgo, lo hagan en una cantidad que, si se viera mermada por circunstancias del mercado, no les suponga un gran trastorno.
Ricardo Checa