No es la primera vez que me ocurre y supongo que tampoco será la última. Basta con alejarte un poco del entorno profesional en el que te mueves para darte cuenta de que las noticias que destacamos en los medios de comunicación no son las noticias que realmente preocupan a mucha gente. Una cosa es la opinión pública, a la que se recurre para reforzar los propios argumentos, y otra muy distinta la opinión publicada. Las ideas preconcebidas también suelen jugarnos algunas malas pasadas.
Antes de Semana Santa le hice una entrevista a Pedro Duque para la Revista Viajar, el primer astronauta con nacionalidad española que ha viajado en dos ocasiones al espacio, en las instalaciones de la Estación Espacial Europea (ESA) de Villanueva de la Cañada (Madrid). Con 56 años, a este ingeniero aeronáutico, jefe de la Oficina de Operaciones de la ESA en Múnich, lo que más le preocupa en este momento no es la “pasión de catalanes” ni el fraude de los Fondos Europeos en Andalucía, sino la emigración de muchos jóvenes españoles con talento y la paralización de proyectos e investigaciones por razones económicas.
Pedro Duque sigue soñando con volver al espacio, pero tiene los pies en el suelo y un gran sentido común, cosa que siempre es de agradecer, y más en los tiempos que corren. Confía en la capacidad del ser humano para desarrollarse y mejorar sus condiciones de vida, mientras le apasiona contemplar los vestigios de antiguas civilizaciones o practicar el submarinismo.
Sus lagunas son otras muy distintas a las que nos inundan a diario. Aunque viene con frecuencia a España, me reconoció que no tenía ni puñetera idea de quienes son algunos de los personajes que más se prodigan por periódicos, televisiones y radios. Su ídolo de la infancia fue Neil Armstrong y su referencia como aventurero científico sigue siendo Jacques Cousteau. Sin embargo, hoy es probable que ninguna de estas dos grandes personalidades de la historia reciente entrara en una lista de candidatos para ser entrevistados en nuestra televisión, salvo que fuera en algún canal temático y de pago.
- Sería una obviedad preguntarle por el viaje de su vida, le comenté a Pedro Duque.
- Está claro que el viaje de mi vida debería ser el de la primera misión espacial, pero aquel fue un viaje de trabajo. Así que me quedo con el que realicé con mi mujer en los años noventa por Yucatán (México), viendo las pirámides, sin reservas de hotel y según soplara el viento. Es el que recuerdo con más cariño.
Para Pedro Duque –siempre he dicho que la sencillez y la humildad distingue a la gente realmente importante–, algunos de esos personajes o personajillos que aparecen en las primeras páginas de los periódicos españoles son seres extraterrestres. Pueden acaparar el debate y la tertulia de todas las radios y televisiones de España, pero no dejarán de ser insignificantes para quienes realmente merecen la pena.
Siempre he creído que una cosa es lo que vende y otra muy distinta lo que interesa al ciudadano, aunque no venda tanto. En lugar de quejarnos cada día de la crisis de la prensa y de la escasa credibilidad que tenemos ahora los medios informativos, deberíamos de indagar algo más sobre las causas de esta desafección. Sobre las razones de este distanciamiento.
Es curioso observar, y durante esta Semana Santa en Sigüenza he tenido la oportunidad de volver a hacerlo, el escaso interés que despiertan en muchos ciudadanos de a pie algunas de las polémicas mediáticas de los últimos meses. Personajes como Artur Mas, Elpidio Silva, Luis Bárcenas o Miguel Blesa son recurrentes, pero también cansinos, prescindibles y hasta secundarios. Si colocáramos a cualquiera de ellos dentro de una escala de preferencias para la gente, probablemente se quedarían muy lejos de los primeros puestos.
A parte de la preocupación por la corrupción generalizada que aparece reflejada en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), a la gente le inquietan otras cuestiones mucho más prosaicas. Lo que le preocupa de verdad es cómo sobrevivir a las consecuencias de la crisis, cómo llegar a final de mes, dónde encontrar un empleo, cómo conseguir una buena educación y formación para sus hijos, la salud de la familia o cómo ahorrar un poco para disfrutar en verano de unas merecidas vacaciones.
En definitiva, aquello que solo aparece entre líneas o en letra muy pequeña en los periódicos. Como si las inquietudes y el afán de cada día no tuvieran cabida en los grandes titulares.