Desde hace unos años (no dispongo del dato) nos acompaña una grúa-torre en la Calle Mayor de nuestra ciudad, en pleno casco histórico, de las típicas que se usan para construcción de edificios: metálica, amarilla y gigantona. Sin lugar a dudas el objeto de ponerla allí no pudo ser otro que el de servir para el vaciado y construcción en el solar en el que se encuentra anclada pero, por alguna razón, no ha llegado a realizarse, y allí permanece impertérrita, compitiendo silueta con nuestros magníficos monumentos y se recorta y pavonea junto a la Iglesia de Santiago.
Supongo que en su día se solicitó licencia de obra y actuación que, entiendo, permitió anclar dicha grúa, pero tras el tiempo trascurrido, me pregunto:
¿La licencia es para siempre aunque no se construya?
¿Patrimonio se preocupa de estas cosas…?
Es una pena que durante todo este tiempo y mientras que llegaban las nuevas ARRU (Área de Regeneración y Renovación Urbana) no se haya aprovechado el artefacto y con una buena jaula ofrecer paseos aéreos por un módico precio para ver la ciudad suspendidos en el aire, una nueva forma de turismo alternativo paliativo de los efectos de la burbuja inmobiliaria, las fotos serían magníficas pues no saldría la grúa; de nuevo Sigüenza marcaría un hito ejemplar para muchas otras ciudades.
Ahora bien, si estamos ante el caso de una donación que ha recibido la ciudad, bien pudiera el ayuntamiento actuar, por ejemplo, ofreciendo paseos aéreos o desmontándola de una vez.
Antonio López Rojas
