Las noticias más antiguas sobre Los Heros nos las proporciona el Catastro de Ensenada y por ellas cabe suponer que su construcción data de la primera mitad del siglo XVIII. En dicho catastro se dice que se emplazaron en el río Dulce dos molinos papeleros, uno de estraza y otro de papel fino: “dijeron que solamente ay en esta villa y su término dos molinos de papel y tres molinos arineos de una piedra cada uno que muelen todo el año por zequias que se sacan del río Nares” (1). Uno de los molinos harineros compartía su nombre con el molino de papel fino al que estaba anexo, el “Molino de los Heros”. Hay que precisar que en aquella época se denominaba con el mismo nombre a la principal vía fluvial (el Henares) que a su afluente, el río Dulce.
Parte de las ruinas del caserío de Los Heros.
Hay un vacío histórico hasta principios del siglo XIX en el que en el Diccionario de Madoz se mencionan, en el apartado del artículo dedicado a La Cabrera, la existencia por la zona de dos molinos de papel.
Pero el momento más importante de Los Heros fue cuando en 1868 el Banco de España concertó con el entonces propietario de la fábrica, Pedro Nolasco Oseñalde, la fabricación del papel destinado a una emisión de billetes de 100 escudos (emisión de 16 de marzo de 1868: 100.000 ejemplares) a la que seguirían varias más. El contrato continuó vigente con los herederos de Nolasco “Viuda e hijo de Oseñalde” hasta finales de 1902. El papel de las primeras ediciones se caracterizaba por tener “poco cuerpo, pero muy resistente” e incluir una marca de agua que varió en las distintas emisiones, según Banco de España. (2). A principios del siglo XX la escasa rentabilidad del papel obligó a encargar la fabricación de los billetes a una industria francesa.
Papel con la marca de agua del Banco de España utilizado para hacer billetes.
También una muestra de la importancia por aquel entonces de la fábrica de papel es el hecho de que la primera edición de Los desastres de la guerra de Francisco de Goya, de 1863, realizada por Calcografía Nacional se hizo con papel fabricado en Los Heros. Se indica dicha edición "papel fabricado por José García Oseñalde en La Cabrera (Guadalajara)".
En 1930, ya en el siglo XX tenemos noticia del Contrato de Arrendamiento del entonces dueño de la fábrica Antonio Valenciano Mazeres a una sociedad limitada formada por los vascos Francisco Lasa Aguirre (75%) y a Luis Echeveste, (25%), la sociedad tenía como objeto la elaboración y venta de papel, adquisición de primeras materias y todo lo concerniente a la industria papelera. El contrato expiró en 1935.
En 1941 otro documento establece que la viuda de Antonio Valenciano Mazeres, María Oseñalde Mazeres recibe de Bonifacia Lasa y Aguirre y Pio Lasa y Aguirre, hermanos del fallecido Francisco Lasa y Aguirre los derechos de explotación de la finca de los Heros que venían explotando desde 1935. a cambio de una indemnización. El hijo de María Oseñalde Mazares, Antonio Valenciano Oseñalde se quedó con la finca ya montada y se convirtió después de la guerra civil en el dueño de Los Heros.
Como curiosidad, uno de los antiguos trabajadores en un escrito donde rememora sus años en la fábrica habla del origen de su nombre. Martín de los Heros fue intendente en el Palacio Real y en el año 1830 fue nombrado ministro de Interior, le dedicaron una calle en Madrid, al parecer uno de los primitivos dueños de la fábrica vivió en Madrid en dicha calle y esa es la razón de que pusieron el nombre de “Los Heros” a la fábrica.
Para conocer de primera mano la vida en el Caserío o Fábrica de los Heros, La Plazuela se puso en contacto con Vicente Díaz y su mujer, ambos nacidos en La Cabrera, que trabajaron allí hasta que la papelera cerró sus puertas a finales de los años 60 del siglo pasado. El encuentro tuvo lugar en La Cabrera y estuvo presente en la conversación el seguntino Domingo Bartolomé que, recordando sus viejos tiempos en los 50 del pasado siglo en los que iba a Los Heros a tocar en sus fiestas, quiso también rememorar aquel tipo de vida. Lejos estaban los tiempos en los que allí se hacía papel moneda, aunque algún familiar, nos informa Vicente, trabajó en la fábrica en aquella época. Todavía conservan papeles con marca de agua del Banco de España, con el material con el que se hacían los billetes.
Vicente Díaz trabajó durante varios años en Los Heros.
Vicente Díaz empezó a trabajar hacia 1955 y lo dejó en 1962, de los 14 a los 20 años, mientras que su mujer lo hizo desde 1959 a 1969. Vicente, dejó la fábrica cuando se fue a Madrid a hacer la mili y tras estudiar formación profesional acabó trabajando de cajero en un banco. Ahora disfruta de su jubilación y en verano pasa temporadas en La Cabrera.
El funcionamiento de la fábrica de papel
Después de la guerra el dueño de la fábrica era Antonio Valenciano Osañalde que, era cuñado de Santiago Bernabéu, por lo que recuerda Vicente que durante el verano sus chicos traían balones y otros regalos al caserío. Al morir Antonio Valenciano, la fábrica la cogieron sus hijos. No supieron modernizar la fábrica y al no poder competir con las grandes, se cerró en el año 1969. Posteriormente hubo varios intentos de ponerla al día por parte de otros propietarios pero no llegaron a fructificar.
Cuenta Vicente que en su época la papelera se dedicaba sobre todo a hacer papel de estraza para envolver, papel para los comercios y ultramarinos, se utilizaba para envolver pescado y otros productos perecederos a partir de papel usado. Recuerda que también se hacía otro papel más fino teniendo como materia prima el papel de oficina. En la época en la que trabajó Vicente calcula que vivían en la fábrica caserío unas 25 personas.
Nos cuenta el proceso de fabricación: “Traían el papel viejo en ferrocarril desde Sigüenza, lo trasladaban en camiones y llegaba a unos molinos. Mientras unos lo molían otros estaban al cuidado de las máquinas cuando ya era papel continuo. Se hacía pasta todo y luego con un bombo se metía el agua y la pasta quedaba agarrada en bobinas. Luego se hacían pliegos de distintos tamaños y en una prensa se prensaba y se ataba”. Su mujer apostilla: “Sacábamos todos los días 3.000 kilos de papel de estraza, fardos de 25 kilos con los brazos”.
Ruinas de la fábrica de Los Heros con su gran chimenea al fondo.
En el trayecto del río Dulce de La Cabrera a Aragosa todavía se pueden contemplar las ruinas industriales entre las que destaca una gran chimenea que, según cuenta Vicente, era la salida de la caldera que producía el vapor para secar el papel. “Había un grupo de gasoil para el caso de que no llegara suficiente agua para mover la fábrica, entonces se ponían en marcha los motores”. La fabricación de papel no paraba ni de día ni de noche y los trabajadores se turnaban.
Ruinas de la iglesia de Los Heros.
La vida en el caserío de Los Heros
Pero lo peculiar de la fábrica de Los Heras eran las condiciones en las que se trabajaba. Vicente recuerda con cariño e incluso añoranza su época de trabajo allí. “Se vivía bien, si la fábrica hubiera seguido a lo mejor no me hubiera ido. Cuanto más mayor me hago más recuerdo aquellos tiempos”. Una de las cosas que más le llamaba la atención era la buena convivencia. “En verano en los días de fiesta cuando llegaba el buen tiempo echábamos las partidas bajo las nogueras”, recuerda. Y es que Los Heros era como un pueblo, allí cada uno tenía su casa que la proporcionaba el dueño, la luz era gratuita, había dos huertos y el hortelano era un empleado más de la fábrica. “Aunque los salarios eran bajos nosotros no pagábamos nada – señala Vicente – era como un caserío pero todo era de la fábrica”. Aparte de las viviendas para los trabajadores, había en Los Heros una escuela y hasta una iglesia. Vicente recuerda especialmente la fiesta que se celebraba por San Rafael el 24 de octubre. “Había hasta fuegos artificiales, algo que no era conocido en aquella época, y lo pagaba el dueño. También pagaba el vino. Bajaba a la fiesta toda la juventud de La Cabrera, de Pelegrina, de Sigüenza y hasta de Algora”. Vicente y sus hermanos, también aficionados a la música tocaban en esas fiestas.
Domingo Bartolomé y Vicente Díaz recuerdan sus tiempos en la fábrica de Los Heros.
Domingo Bartolomé por su parte recuerda que bajaba a las fiestas del pueblo con la orquesta que había montado su padre en Sigüenza. “Las fiestas duraban tres días y en aquella época nos pagaban 125 pesetas a cada músico además de proporcionarnos cama y comida”. Recuerda que Los Heros era muy diferente a los pueblos de la comarca, una de las cosas que más le llamó la atención era que en la mayoría de las casas había una biblioteca ya que muchos de los trabajadores se quedaban con libros y tebeos que llegaban enteros para reciclar como papelote: “Era gente que trabajaba todo el día junta y había entre ellos un buen ambiente, me pareció gente bastante culta, yo creo que comparados con otros pueblos estaban más adelantados”. Al fin y al cabo recibían un sueldo todos los meses, algo envidiable para los que vivían solo de su huerto y su cochino y estaban sometidos a la incertidumbre de la vida campesina.
(1). AHPG. Catastro de Ensenada, 1752.
(2). Los billetes del Banco de España: 1782-1974”, Madrid, 1974.
La información sobre los primeros tiempos de Los Heros está sacada de “La fabricación artesanal de papel en Castilla-La Mancha”. Tesis doctoral de María Teresa Marcos Bermejo. Madrid. 2002.