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Cuando se llega a Sigüenza, ya sea en tren o por carretera, aparece de pronto una hermosa vista panorámica de la ciudad en la que destacan la catedral y el castillo. Estos imponentes monumentos están enlazados por calles en las que se puede admirar la robustez de los edificios construidos con piedra magníficamente trabajada por los canteros. Supone un regalo para los ojos pasear por Sigüenza tanto de día como de noche y un enriquecimiento para la mente conocer su historia.

La historia ha dejado su huella en los edificios a través de los blasones de numerosos personajes que contribuyeron a engrandecer esta localidad. No se puede visitar Sigüenza sin pararse a admirar algunos de los innumerables escudos que se descubren a cada paso. Constituye un valioso elemento para retroceder en el tiempo y hacer un recorrido histórico desde la Edad Media hasta nuestros días.

En mi caso, tuve la suerte de contar con un excelente guía que hizo despertar en mí el interés por esta ciencia auxiliar de la historia, la heráldica. Él me enseñó a leer los escudos, a desentrañar la simbología que encierran sus diseños. Su nombre es Antonio Sevilla Gómez. Dedicó muchos años a especializarse en heráldica, sin duda inspirado por la riqueza heráldica de Sigüenza. Tal fue la pasión que sintió por esta temática que se doctoró en la Universidad de Alcalá de Henares con una tesis doctoral sobre la significación política y social de los símbolos heráldicos. Los resultados de sus investigaciones se encuentran en las distintas publicaciones bellamente ilustradas que fueron apareciendo a partir de 1989.

Dado que Sigüenza se conoce como la Ciudad del Doncel, llamamos la atención en este escrito por su trabajo titulado La huella histórica de la Casa del Doncel (Sigüenza, Asociación Cultural Independiente, 2002). Durante el transcurso de su elaboración, Antonio Sevilla solicitó la colaboración, por un lado, de Manuel Sevilla Muñoz para los dibujos y, por otro, la de Patrick Lenagham y Armando Durán Escribano para las fotos.

Estamos ante un opúsculo que va desgranando la vida de uno de los edificios representativos de Sigüenza, tomando para ello como punto de partida los blasones que existen tanto en el interior como en el exterior.

Situada en la parte alta de la ciudad, concretamente, en la plaza de San Vicente, se halla la casa de la familia y descendientes de don Martín Vázquez de Arce, conocido en la época contemporánea con el apelativo del Doncel, el Doncel de Sigüenza.

Los escudos que se alternan en las vigas de una sala (uno con un león rampante y otro con una banda de sable) atestiguan la presencia de hidalgos ya a mediados del siglo XIV. Los escudos existentes en los paramentos del techo muestran la importancia de su primer propietario conocido: el caballero portugués don Martín Vázquez de Sosa, fallecido a mediados del siglo XV. Sin embargo, la presencia de escudos de su esposa, doña Sancha Vázquez, lleva a deducir que muy probablemente la casa no perteneciera al caballero portugués sino a los antepasados de ella.

Nuevamente los escudos muestran quién fue el segundo señor de la casa. Se trata de don Fernando de Arce, comendador de Montijo y secretario del primer duque del Infantado, Diego Hurtado de Mendoza. Don Fernando se casó con doña Catalina Vázquez de Sosa, hija de los anteriores titulares de la casa.

 

Escudo de don Fernando de Arce (Dibujo realizado por Manuel Sevilla Muñoz)

A su muerte, a principios del siglo XVI, la propiedad pasa a su hijo mayor, don Fernando Vázquez de Arce (c. 1444 – c. 1522), quien fue secretario del Obispo de Sigüenza Fernando de Luján, luego canónigo de la Catedral de Sigüenza, hasta que fue nombrado prior del cabildo catedralicio de Osma en 1474 y, en 1513, será nombrado obispo de la Diócesis de Canarias. Desde 1521 ejerció la presidencia de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid.

En tiempos de don Fernando Vázquez de Arce, se erigió una fachada con las armas de los Arce y los Vázquez-Sosa. En su testamento, don Fernando deja como heredera de la casa a su sobrina, doña Ana de Arce y de Sosa, hija de don Martín Vázquez de Arce (más conocido como el Doncel). Doña Ana se casó con don Pedro de Mendoza. Su hijo, don Juan de Mendoza, fue el siguiente propietario de la casa, pero, como murió sin descendientes, se siguieron las previsiones sucesorias del obispo de Canarias, de modo que la casa pasa a la rama femenina, esto es a los herederos de su hermana, doña Mencía Vázquez de Arce.

Escudo de don Fernando Vázquez de Arce, obispo de Canarias (Dibujo realizado por Manuel Sevilla Muñoz)

Antonio Sevilla explica pormenorizadamente la titularidad de la casa desde el primer propietario conocido hasta que la adquiere la Universidad de Alcalá. La observación y estudio de los escudos de la Casa del Doncel se convirtieron en una importante fuente de consulta para localizar a los primeros propietarios y continuar la búsqueda de los posteriores propietarios. Asimismo, también desempeñaron un papel importante en este trabajo los escudos de la Capilla de San Juan y de Santa Catalina, en la Catedral de Sigüenza, pues albergan los sepulcros del mencionado obispo de Canarias y sus familiares más cercanos. Además, para fundamentar su investigación, Antonio Sevilla consultó otras fuentes, como los fondos del Archivo de la Catedral de Sigüenza, la Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid, la Colección Salazar y Castro de la Real Academia de la Historia, testimonios orales de personas relacionadas con la casa.

Puede que la lectura de este texto anime a más de uno no solo a acercarse a la Casa del Doncel para detenerse a observar los escudos de la fachada sino también a mirar con más detenimiento las fachadas de otros edificios seguntinos.

 

Julia Sevilla Muñoz

Catedrática en Traducción e Interpretación. Universidad Complutense de Madrid.

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