Pensemos en un mundo sin luz desde que se pone el sol hasta que amanece, donde no hay nada dulce para poder saborearlo, donde no puedes dar calor al cuerpo con una bebida alcohólica, o cuando esa herida que no has podido tratar te causa graves problemas de salud, tampoco dispones de ese jarabe milagroso que te cura los problemas de garganta. Una existencia amarga que no has podido endulzar.

Nuestros antepasados habrían vivido en esas condiciones si no hubiera sido por las abejas melíferas, maravillosos insectos que dan luz artificial con su cera, embriaguez con su hidromiel, medicina y alimento con sus productos pero, efectivamente, según el lugar donde hubieran nacido dispondrían de luz artificial con lámparas de aceite o velas de sebo, disfrutarían de la dulzura de los dátiles o caña de azúcar y curarían sus heridas con esencias vegetales, las plantas con flores hubieran encontrado otros sistemas para polinizarse y sobrevivir pero, lo que nunca hubiéramos tenido es la poesía, las abejas desde los primeros tiempos dieron al ser humano no sólo lo que producen con tanto cariño, sino el alimento para la imaginación.

Las abejas, a pesar de sus picaduras, fueron para nuestros antepasados criaturas llenas de misterio, mágicas, observaron las perfectas celdillas que construyen y aprendieron de estos excelentes arquitectos, una pequeña sociedad en miniatura con unas leyes y un único gobernante ¿son mensajeras de Dios o de la Naturaleza? pensaban incrédulos ante lo que veían.

Todas las civilizaciones han considerado que las abejas eran superiores a los hombres en sus dones sociales “la abeja es más sabia y más generosa que todos los demás animales, este insecto casi alcanza la inteligencia del hombre”.

Plinio el Viejo creía que las abejas superaban a los humanos en muchos aspectos, para él eran los únicos insectos creados en beneficio de los hombres:

¿Qué estímulos, qué fuerzas podemos comparar a una eficacia y a una habilidad tan grande? ¿Qué hombres podemos comparar, a fe mía, en cuanto a la razón, a estos insectos, que son superiores ciertamente por esto, porque no conciben que exista nada que no sea común”.

Sin las abejas no tendríamos los maravillosos escritos que nos han legado tantísimos autores, Plinio, Virgilio, Avicena, Columela, Abul Casis, Abu Zacharia, Maimónides, Aristóteles, Esopo, Hesíodo, Varrón, Paladio, Alonso de Herrera, Méndez de Torres y, tantos y tantos otros, literatura, arte, no hay otro animal que haya merecido tanta atención por parte de la humanidad.

La Asociación de Amigos de las Abejas de Sigüenza, con motivo del inicio de los actos de celebración del IX Centenario de la Reconquista de Sigüenza (1124 – 2024), ha iniciado la publicación, en su página de Facebook https://www.facebook.com/Asociación-de-Amigos-de-las-Abejas-de-Sigüenza-103237991157546/), titulada “HISTORIA DE LA APICULTURA EN TIEMPOS DE RECONQUISTA”, a través de más de doscientas entradas iremos viendo los conocimientos sobre las abejas, sus productos, historias, leyendas, arte, que nos legaron nuestros antepasados, desde las primeras civilizaciones hasta el reinado de los Reyes Católicos y, probablemente, nos adentremos en el Siglo de Oro, dos entradas semanales, lunes y viernes, que podéis seguir en nuestra página de Facebook hasta bien entrado el año 2024.

España es briosa de sirgo, dulce de miel, alumbrada de cera, alegre de azafrán”

(Alfonso X El Sabio)

 

Asociación de Amigos de las Abejas de Sigüenza