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El inicio del verano empieza en Sigüenza con una buena noticia cultural, la presentación de una magnífica obra sobre Martín de Vandoma, un personaje relevante tanto por su obra artística como por su representación política ciudadana.

 Por eso quiero colaborar con dos líneas sobre la figura del arquitecto Alonso de Covarrubias, diseñador de la Sacristía de las Cabezas, en aspectos no muy conocidos de su entorno familiar. 

Alonso de Covarrubias

 Covarrubias se casó con María Gutiérrez de Egas, sobrina de Antón Egas, otro personaje relacionado con Sigüenza y tuvieron tres hijas y dos varones. Una de las hijas, María, dado el ambiente de casa, se unió en matrimonio con el escultor Gregorio Pardo.

 Pero pasemos a los hijos, porque algún lector tendrá sorpresa.

 El primero, Diego de Covarrubias nació, como era lógico, en Toledo pero a los diez años ya lo habían mandado sus padres a estudiar a Salamanca y acabó dominando el latín y el griego como demuestra su gran biblioteca. Luego estudió derecho civil y canónico, siguiendo con la teología. Ocupó luego una cátedra de derecho canónico dando a las imprentas numerosas publicaciones.

 En 1559 fue nombrado obispo de Ciudad Rodrigo y luego asistió como teólogo a la última fase del concilio de Trento, en el que tanta importancia tuvieron otras personas relacionadas con la diócesis de Sigüenza. A la vuelta fue nombrado obispo de Segovia (pienso que quizá hubiera preferido Sigüenza, para poder decir en la sacristía “esto lo hizo mi padre”), intervino en la política madrileña y luego fue nombrado arzobispo de Santo Domingo, aunque nunca cruzó el Atlántico; acabó como obispo de Cuenca.

 El otro hijo, Antonio, estudiante en Salamanca, también se dedicó al derecho, siendo catedrático de derecho civil romano, hasta que Felipe II lo nombró oidor de la Chancillería de Granada, acompañando luego a su hermano al concilio de Trento. A su regreso tuvo empleo en la Chancillería de Valladolid, fue consejero de Castilla y en 1580 canónigo maestrescuela de Toledo. Falleció en Madrid en 1577 cuando iba a tomar posesión del obispado de Cuenca.

 Una curiosidad de este personaje es que lo podemos conocer por su retrato, pues el Greco lo puso en el Entierro del Conde de Orgaz, en el cual está también su hermano, y luego le hizo un retrato, que hoy está en el Louvre, y una réplica del mismo que se puede ver en la Casa del Greco, en Toledo.

 Antonio de Covarrubias fue autor de un ramillete de seis poemas, entre ellos uno para la boda de Antonia de Luna y Cristóbal de Osorio, otro para Luis Sazarreta y otros cuatro todos ellos en latín.

 Otro de la familia de Alonso de Covarrubias, me parece que sobrino nieto, fue Juan de Orozco y Covarrubias, que con su tío Diego había estado de canónigo en Segovia y luego en Cuenca. Ya en el siglo XVII fue obispo de Agrigento, en Sicilia, y luego de Guadix, su ciudad natal, donde lo pasaría bien, después de que en Agrigento trataran de matarlo.

 Otro estudiante de la familia, preparado en Salamanca fue Sebastián de Covarrubias y Orozco, quien también estudió cánones y teología, siendo otro emblema de la cultura de su época, citadísimo.

 Y para acabar voy a citar a Francisco de Alarcón y Covarrubias, otro que estudió en Salamanca y fue coadjutor de su tío Sebastián maestrescuela de Cuenca hasta que él también alcanzó los altos peldaños tras andar metido también en la Inquisición. Fue obispo de Ciudad Rodrigo, Salamanca y Pamplona (donde también fue virrey interino) y, por fin en Córdoba.

 Pero hay más, la familia da para una buena tesis. Podemos decir que Alonso de Covarrubias hizo las cosas muy bien no solo en el mundo del arte, sino también, con su mujer, en el ambiente familiar, un ambiente que hace interesantes también a tantos otros miembros de la familia.

 Por eso no es de extrañar que también en el mundo del arte supiera rodearse de personajes muy notables. El estudio sobre Martín de Vandoma nos lo confirma.

Pedro A. Olea Álvarez

Sigüenza 2023

 

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