Si señor. Una corrida de toros, y estoy hablando de San Pedro en Roma. Pero veamos un poco el motivo de este artículo.
No hace mucho que un señor ministro decidió quitar el Premio Nacional de Tauromaquia, con el mismo derecho que otro ministro podría establecer uno para matadores, otro para banderilleros y otro para picadores o para rejoneadores. Tienen todos nuestro respeto, sobre todo si son buenos.
Pero siempre hay alguno que toma algún dato histórico y lo usa para lo que le interesa. Y es normal. Por eso algún enemigo del toreo salió en esos días contando que Pío V había prohibido las corridas de toros.
Pues sí, es verdad, las prohibió, y estaba en su derecho como soberano de los estados de la Iglesia. Pero la prohibición solo valía para las tierras de su soberanía, no para las demás. Y por eso en las tierras de Felipe II no se hizo ni caso.
Recuerdo haber leído de un obispo del centro norte de Italia, que estuvo en España, creo durante el siglo XVIII, y que recoge, en un libro, haber visto llevar a los seminaristas, en fila de dos en dos, a una corrida de toros.
Antes de Pío V las corridas en Roma no eran cosa muy rara. Alguna victoria de la guerra de Granada fue celebrada en Roma con una corrida, organizada por el cardenal Rodrigo Borgia, ese que luego fue Alejandro VI, y otra ofrecida por el cardenal Bernardino López de Carvajal, bien conocido de los seguntinos.
Pero es que además cuando he puesto en el título Corrida en la Plaza de San Pedro, lo he puesto porque las hubo. La noticia la he tomado de una obra, conservada en la Biblioteca Vaticana, escrita por Juan Burkardt, un señor que fue maestro de ceremonias de Alejandro VI y que habla de ello.
No he sabido si Burkardt asistió o no a las corridas y es que este señor obispo no era italiano; había nacido entre 1445 y 1450 en Niederhaslach, una localidad de Alsacia, en la periferia de la ciudad de Estraburgo, que en latín se dice Argentoratum y el locativo, siempre en latín, se dice “argentinensis” o “argentinus”
Pido perdón por el inciso, pero cuando un turista visita Roma, se encuentra una plaza muy céntrica con bonitas excavaciones romanas, llamada plaza Argentina o plaza de Torre Argentina, aunque la torre medieval no tenga nada que ver con el origen del nombre. Muchos se creen que la plaza está dedicada a la república Argentina pero, como habrán comprendido ya, el nombre se refiere a Estrasburgo y no al país americano.
Pero volvamos a lo nuestro. Y es que el 30 de Diciembre de 1502 se celebró la boda de la hija del Papa Alejandro VI, Lucrecia, con Alfonso, el primogénito del duque de Ferrara. Fue un matrimonio por procurador, o sea que el novio no estaba presente, sino un representante suyo, y, por tanto, un evento muy interesante que podemos dejar para otro día.
Pues bien, en esos días, y concretamente el 2 de Enero, empezaron los trabajos con vigas y madera para construir el coso necesario para las corridas. Nuestro informante alsaciano no dice como fue la plaza provisional, pero la noticia es que se hizo una corrida de ocho toros y un búfalo y había otro búfalo y otros dos toros que quedaron para el día siguiente. Y al día siguiente fueron toreados more romano (al estilo romano), con gran fiesta y triunfo. O sea que no solo hubo corridas sino también un propio estilo de toreo; hoy día desde luego, el búfalo se sigue criando en Italia y la leche de las búfalas da lugar a un queso muy rico.
Pedro A. Olea
11 de Junio de 2024