Extractado del libro de Jesús Riosalido "Guía de Al-Andalus". El autor es doctor en Derecho Islámico por la Universidad Complutensa de Madrid, ha sido director del Instituto Hispano-Árabe de Cultura y Embajador de España en Siria. Desde hace años está vinculado a Sigüenza, manteniendo aquí su casa de verano.
Sigüenza tiene un castillo de fundación almohade, si bien lo que queda de ese periodo es solamente la parte baja de sus muros y sus torres. También tiene la población una muralla en parte musulmana y en parte cristiana. Según Basilio Pavón, la torre circular que se halla próxima al Palacio Episcopal es árabe, perteneciendo la llamada Puerta del Hierro o Puerta de la Judería a la época mudéjar. La posible puerta de la Sinagoga Nueva, en la calle de la Sinagoga seis y ocho se encuentra hoy reaprovechada para dar entrada a unas viviendas modernas, aunque hay algún especialista que dice que la auténtica sinagoga se encontraba al otro lado de la calle, en unos edificios hoy día semiderruidos. Francisco Cantera, en la página 306 de su libro “Sinagogas Españolas” se asocia a la tesis de los números pares de dicha calle, porque dice que en tiempos hubo allí una iglesia que pudo ser sinagoga, y, añadimos nosotros, parte de la Capellanía que perteneció a Doña María Jamón.
El erudito Don Marcos Nieto opina en contrario, y sitúa la sinagoga en el número nueve de la misma calle, en base a unas referencias del archivo cardenalicio y a que allí, unos albañiles, habrían encontrado unos estucos con “unos caracteres extraños”. Cantera creía que los número impares de la calle de la Sinagoga terminaban en el número siete.
En todo caso, la referida sería la Sinagoga Nueva, en la Judería del mismo nombre. La vieja, según Marcos Nieto, habría estado en la Ermita de San Juan, y la teoría es interesante, pues se conserva la casi totalidad de los muros, es de planta rectangular, no de cruz, está orientada al Este, se halla en el centro de la Judería Vieja, su techo era de artesanado, nunca tuvo campanario, y sabemos que no fue ermita sino a partir de 1693, siendo antes un simple local de reunión de la Cofradía de San Juan. Otros especialistas dan distintas localizaciones en las que no podemos detenernos aquí. Si es cierto que en la Judería Nueva quedan uno o dos arcos que pudieron ser de entrada a casas judías.
En cuanto a las mezquitas seguntinas, hay consenso en el sentido que la Mezquita Mayor estuvo en el lugar que ocupa la Iglesia de San Vicente, románico-mudéjar, con una inscripción en caracteres cúficos* irregulares que dice “Haza Huwa Al-Masyid”, o sea, “Esta es la Mezquita”, junto al arco de entrada. Ya Basilio Pavón observó que en la puerta había marcas de canteros musulmanes, pero no llegó a descifrarlas. Otra, según el autor citado, estaría en la Morería del Arrabal, donde hoy está la Iglesia de Santa María. Existe también en la calle de la Torrecilla, llamada antes del Almagí, o de la Mezquita, donde se conserva un muro orientado al sudeste, de factura medieval.
Al lado de San Vicente está La Casa del Doncel, sin duda la mejor muestra de mudéjar de Sigüenza, con arcos de estuco que han conservado los colores rojo, azul y dorado, y con las inscripciones árabes: “All-Mulk Lillah”, “El Dominio solo es de Dios” y “Al-Muk wa Al´Izza Lillah”, “El Dominio, la Dignidad y el Amparo sólo son de Dios”. Esta Casa pertenece hoy a la Universidad de Alcalá.
La Catedral de Sigüenza cuenta con una excelente capilla mudéjar, en colores verde claro y dorado, con muqarnas, que se llama Capilla de la Anunciación, con la copia, depositada por el autor de este libro, del famoso manuscrito mozárabe de Sigüenza, del siglo IX, que contiene el inicio de la Carta del Apóstol san Pablo, a los Gálatas, y el tejido de seda musulmán procedente del relicario de Santa Librada, hecho en el siglo XII, acaso en Almería. El techo de la Sala Capitular es de un esplendoroso mudéjar, pintado sobre madera plana.
En el Museo diocesano de Arte Antiguo, en la Plaza de la Catedral, se pueden ver dos excelentes arcos mudéjares, encontrados en la calle Travesaña Baja, con la habitual expresión: “Al-Mulk Lillah”, “El Dominio solo es de Dios”. También hay en el Museo fragmentos de puertas mudéjares, arcones de hierro y un escritorio también mudéjar.
En las proximidades de Sigüenza, por la carretera local que desemboca en la SO-133, se encuentra Alcuneza, cuya iglesia, en la base de la espadaña, según el profesor Valiente, tendría obra islámica, quizá resto de una antigua mezquita. Cerca de Alcuneza, por una desviación de la misma carretera, en las cercanías de Estriégana, se puede visitar el “Espejo” o torre de vigilancia y transmisión de señales ópticas de Bujarrabal, hoy bastante destruido.
A veintisiete kilómetros de Guadalajara, por la CM-110, llegaremos a Atienza, cuya muralla conserva fragmentos de lienzo islámico de época emiral, así como restos de una puerta califal en arco de herradura. La Mezquita Mayor de Atienza estuvo en el lugar donde hoy se encuentra la Iglesia de Santa María, en cuya portada posterior se conserva un arco mudéjar con inscripciones en árabe y en latín. Existen en Atienza numerosas casas con aleros y maderamen de raigambre mudéjar. La Iglesia de San Gil, hoy museo, contiene una techumbre mudéjar restaurada y algunos restos arqueológicos de influencia islámica. Los arcos, apuntados y muy anchos, podrían acaso relacionarse con el mudéjar levantino. Lo mismo puede decirse de la de San Bartolomé, con un atrio románico mudéjar, arcos anchos apuntados en el interior de pilastras octogonales, techo mudéjar y una escalera en la que se lee el nombre de su posible constructor musulmán, Bohai, y el año 1261. Bohai es quizá una corrupción del árabe Abu Yahya.
En la iglesia románica de Santa María del Val, que se encuentra detrás de San Bartolomé, ya en el campo, existe una portada en la que se aprecia un grupo de juglares árabes con sus chilabas y sus turbantes, haciendo equilibrios en la vara y otros ejercicios circenses.
Jesús Riosalido
*La caligrafía cúfica es un estilo de caligrafía árabe considerado el más antiguo tipo de escritura en este idioma, desarrollado en la ciudad de Kufa de la cual toma el nombre, actualmente en Irak, a partir de una modificación del alfabeto sirio antiguo y utilizada para escribir los primeros ejemplares del Corán (Wikipedia).