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Fotograma de la película En busca del fuego, de Jean-Jacques Annaud.

Se suele decir que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo, pero esta afirmación parece un lugar común; una frase hecha que repetimos porque lo hemos oído, que alguien dijo inicialmente a la vista de un par de datos.

Es difícil saber cuál es el oficio más antiguo del mundo, ya que nuestros estudios sobre paleoantropología son siempre indirectos, basados en huesos y utensilios; de modo que si por ejemplo el oficio más antiguo fuera, es un decir, el de masajista, no encontraríamos sus huellas en huesoso en utensilios, y no nos enteraríamos. Y además, distintos oficios pudieron nacer en diferentes comunidades, bandas de cazadores-recolectores, tribus… y no haber un único primer oficio.

Consideremos oficio a una ocupación distinta de las biológicas más básicas de un ser vivo (nutrición y reproducción), que se ejerce fuera de la familia (amamantar a los hijos de otra mujer, por ejemplo) y que constituya una forma de vida o una especialización importante (rastreador, explorador, por ejemplo).

Podemos pensar en muchos oficios de este estilo: cazador, recolector de frutas, frutos y verduras… sin embargo, estos no serían oficios en una sociedad de cazadores-recolectores, sino parte del día a día de cualquiera de los miembros de la banda.

Yendo a los hechos, sabemos que entre neandertales alguien arreglaba los dientes de sus compañeros porque hemos encontrado una mandíbula con signos evidentes de manipulación externa. No sabemos si tal persona vivía de esa ocupación, pero está claro que, si alguien le permitía hurgar en sus dientes, tenía que tener experiencia suficiente como para adquirir una “especialización”. Por tanto, “dentista”, en su forma primitiva, y muchos otros oficios entorno a la salud (“curandero”, “cirujano”, “enfermero”,  “partero”, “boticario”… en su forma masculina o femenina) son buenos candidatos a primeros oficios humanos.

Otro caso del que también tenemos pruebas es el de la observación del mundo que nos rodea. Conocemos instrumentos astronómicos para llevar la cuenta de las fases lunares de hace 35.000 años (ver El Secreto de octubre del 2014), lo que significa que el Homo Sapiens observaba la naturaleza en su beneficio (buen ejemplo de ciencia aplicada). Si estas personas eran primitivos “astrónomos”, “zoólogos”, “botánicos”, etc. no lo sabemos; pero tenemos constancia de que existieron. Posiblemente no diferenciaban esas especialidades modernas, por lo que el mejor nombre para ellos sería “naturalistas”. Lo que sí sabemos es que astrólogos no eran, ya que esa superchería se inventó en Babilonia 24.500 años después.

Lo que también sabemos es que agricultor, ganadero, guerrero y jefe son oficios “modernos”, y que se deben al asentamiento paulatino de los seres humanos en territorios fijos. El guerrero, como ocupación fija, nace con la agricultura, cuando aparece la necesidad de la defensa del territorio y las cosechas. Los jefes, según Marvin Harris, aparecen con el almacenamiento de comida no perecedera (cereales, por ejemplo) y la necesidad de tener a alguien que organice los momentos de guardar, las cuotas para el común, los momentos de repartir y las raciones justas.

Sobre la prostitución podemos decir queen la época de las bandas de cazadores-recolectores este “oficio” no era necesario porque, según vemos en los pueblos primitivos que han llegado hasta nuestros días y en nuestros primos los primates, la familia era mucho más abierta que hoy en día y los individuos no distinguían el “estado social”; aunque sí se respetaba la consanguinidad.

Por tanto, todo parece indicar que la prostitución debió de nacer también con el asentamiento y la agricultura, al vincular hombre y mujer a una tierra, creando unarelación duradera y exclusiva. Fueron la propiedad de la tierra y el trabajo para cultivarla los que crearon la familia parental y, como consecuencia, aparecería la necesidad de la prostitución para aliviar a los machos que no poseyeran tierra o pareja.

Bibliografía:

Marvin Harris. Nuestra especie y jefes, cabecillas, abusones;

Rastros de odontología rudimentaria en dientes de un neandertal (www.europapress.es);
J. R y William McNeill. Las redes humanas.

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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