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Los naturalistas marinos, aquellos científicos que estudiaban la zoología y la botánica de los océanos, comenzaron a finales del siglo XIX a incluir en sus estudios parámetros fisicoquímicos como la temperatura, la salinidad, la composición o las corrientes del agua de las distintas áreas marítimas y a relacionarlos con las especies que se desarrollaban en ellas. La transformación de la Historia Natural en el mar, lo que llamaríamos hoy biología marina, en un estudio ecológico de los distintos entornos en todos sus aspectos físicos, incluidos los geológicos, junto a la fauna y la flora macro y microscópica que se desarrollan en ese medio supuso el nacimiento de la Oceanografía, una ciencia moderna en la que se unen conocimientos teóricos de biología, física, química, mineralogía… con estudios prácticos de observación y experimentación en el lugar y en el laboratorio.

Los pioneros de la Oceanografía fueron varios, en Francia Henry de Lacaze-Duthiers (1821-1901), en el Reino Unido el viaje del primer barco oceanográfico H.M.S. Challenger (1873-1876), en Mónaco el príncipe Alberto I de Mónaco (1848-1922)… y en España, Odón de Buen.

Hijo de un sastre y una joven perteneciente a una familia de agricultores adinerados, Odón nació en Zuera, un pueblo a 30 km al norte de Zaragoza, el 28 de noviembre de 1863. Estudió en el pueblo con un maestro de escuela que creyó en él, aunque sus mentores científicos fueron dos médicos del pueblo y el boticario.

Siendo pequeño, su padre organizó una orquesta en el pueblo y Odón aprendió a tocar el flautín. Cuando tenía 9 años de edad se proclamó la Primera República española y Odón, todavía sin conciencia política, se ganará unas pesetas tocando con ese instrumento el Himno de Riego.

Estudia en su casa de Zuera el primer curso de bachillerato, del que se examinará por libre en su mismo pueblo. Sus excelentes notas le habilitan para una beca y la familia decide trasladarse a Zaragoza para que el chico estudie en el instituto. La familia tuvo que adaptarse y el padre trabajó de acomodador en un cine, mientras que el hijo, dio clases de repaso a alumnos de cursos anteriores. El esfuerzo familiar valió la pena, ya que el historial del bachiller Odón de Buen está plagado de premios extraordinarios, sobresalientes y notables.

Aún en Zaragoza, se matricula del curso Preparatorio de Medicina que aprueba con tres Matrículas de Honor. Odón quería estudiar Ciencias Naturales, pero esta sección solo existía en la Universidad Central de Madrid. Odón no se arredra y se presenta a un examen en la capital del reino para optar a una ayuda del Ministerio de Fomento (un ministerio ómnibus del que dependían interior, agricultura, sanidad, industria, comercio, cultura y también educación). Financiado por la ayuda de Fomento, una pequeña pensión del Ayuntamiento de Zuera y un doblón que le da su abuela, por si se queda sin dinero y tiene que volver a la casa familiar, consigue matricularse en los estudios que ansiaba.

Las clases de la sección de Ciencias Naturales se impartían en pequeñas salas del Jardín Botánico o del Museo de Ciencias Naturales, que entonces se encontraba en la última planta de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la calle de Alcalá de Madrid. El método de enseñanza no entusiasmó precisamente a Odón, un chico de campo, inteligente y progresista, que lo consideró teórico, memorístico y trasnochado.

Después de pasar por algunas pensiones baratas, imparte clases en la academia-pensión de José Andrés y Tubilla, que le daba derecho a alojamiento. En esa academia tuvo como alumnos a Julio Cobos, que le presentará a Nicolás Salmerón (1838-1908), quien había dimitido del cargo de Presidente de la República en 1873 por no firmar unas condenas de muerte, y a Miguel Primo de Rivera (1870-1930), futuro dictador de España entre 1923 y 1930. Con ambos mantendrá una buena relación a lo largo de su vida.

Su profesor Ignacio Bolívar y Urrutia (1850-1944), uno de los más importantes biólogos de la historia de España, que llevaba a sus alumnos de excursión naturalista todos los días de fiesta, le incluyó en el equipo del primer viaje de estudios biológicos del Protectorado español de Marruecos.

Odón de Buen fue un estudiante universitario de los que participan políticamente en la sociedad y en 1883 se incorporó a los jóvenes que escribían en Las Dominicales del Librepensamiento, un periódico semanal, fundado por Ramón Chíes y Gómez (1846-1893) y Fernando Lozano Montes (1844-1935), librepensadores y republicanos federales. Fernando Lozano, además, pertenecía a la masonería. Este se convierte en su mentor intelectual y político por lo que Odón de Buen terminará entrando en esa institución.

Fernando Lozano escribía con el seudónimo de Demófilo y Odón de Buen, gran polemista, adoptó el de Polemófilo. Escribirá en Las Dominicales durante muchos años artículos de divulgación científica y políticos en los que defenderá el librepensamiento y el republicanismo.

En 1881 la Armada española sustituye a la fragata Blanca como buque escuela por la fragata Almansa y pocos años después, ya que la primera aún permitía un buen uso, decide realizar con ella un viaje al rededor del globo, emulando la Expedición Malaespina (1789-1794). Ignacio Bolívar propone al Gobierno, a través de la Sociedad de Historia Natural, que se incorporen a la expedición dos o más naturalistas.

En 1886, recién obtenido el doctorado con matrícula de honor, Odón de Buen es seleccionado como uno de los tres científicos que formarán parte de la dotación de la Blanca en su viaje, que por motivos presupuestarios, fue reducido a un periplo por las costas del norte de Europa seguido de otro al Mediterráneo sur.

El joven Odón de Buen en 1886.

En este viaje Odón no solo hará mediciones y toma de muestras marinas y terrestres, que entregará al Museo de Ciencias Naturales, sino que visitará congresos científicos, universidades, laboratorios, museos, jardines botánicos… comprobará el atraso de la Ciencia española, hará amistad con importantes científicos europeos (como el explorador noruego Fridtjof Nansen, 1861-1930) y aprenderá métodos modernos de investigación y de enseñanza. A su vuelta publicará un libro llamado De Kristianía a Tuggut. Cristianía era el antiguo nombre de Oslo y Tuggurt es un monte del desierto argelino.

El viaje en la fragata Blanca (1886-1887) representa un auténtico viaje iniciático para Odón de Buen y decantará la vocación del aragonés hacia la novísima ciencia de la Oceanografía.

Tras el viaje, Odón se presentará a las oposiciones de catedrático universitario, pero eso lo dejaremos para el artículo siguiente.

 

 

 

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