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El periodista Jorge Martínez Reverte (por favor, no confundir con su hermano Javier, autor de una interesante colección de libros viajeros, como Vagabundo en Africa o Corazón de Ulises, y tampoco con el renombrado académico de la Lengua Arturo Pérez Reverte, creador del hispanísimo capitán Alatriste), ha compuesto en los últimos tiempos una serie de apreciables textos de corte histórico cuyo objeto principal tiene que ver con la guerra civil española. Diríamos mejor con algunas de las batallas de la guerra civil. Desde La batalla de Madrid a La caída de Cataluña, pasando por La batalla del Ebro, estos ensayos aparecen como unos completos estudios de cada uno de los momentos que conforman la narración, con detalle del día a día de la confrontación y presentando múltiples acontecimientos individuales que dan vida y regalan una ingente autenticidad al texto. Ahora, con algunas limitaciones derivadas de un ictus y que solventa con la ayuda de su hijo Mario Martínez Zauner, continúa con este apasionante tema con un vistazo menos exhaustivo al asunto, aunque convenientemente documentado en un conjunto muy completo y sin fisuras. Nos vamos a encontrar con las grandes batallas de la guerra civil, una por una, en un porfiado análisis de su gestación, desarrollo y consecuencias, presentados por el orden cronológico en que sucedieron, desde el comienzo de la contienda (batalla de Andalucía) hasta su final, con la toma de Levante tras la caída de Cataluña, que pone fin a las ilusiones de la República de ganar la guerra o, al menos, resistir hasta la presentida guerra mundial de la que nadie dudaba su inminencia sumar a las grandes potencias occidentales a su causa. Como es bien conocido, entre Julián Besteiro y el coronel Casado, con la colaboración de los anarquistas, pusieron fin a la esperanza de Negrín con el golpe de Estado final.   

Por el libro desfilan los personajes (Miaja, Franco, Varela, Líster, Rojo, Modesto, Yagüe…) que tuvieron relación directa con los acontecimientos (Belchite, El Jarama, Guadalajara, el Ebro, Teruel, Brunete...), así como cuanto elemento además del combatiente debía influir en el resultado de la acción: material, información, recursos, estrategias... Y una idea contraria a cuanto se ha venido explicando relativo a alargamiento del conflicto; frente a la vieja creencia del interés de Franco en incrementar el saneamiento de la retaguardia con la represión, para lo cual necesitaba que aquello durara lo más posible, la guerra duró tanto porque, a pesar de los medios materiales infinitos de que gozó el bando nacional, la República pudo armar un ejército competente y, sobre todo, ilusionado, que supo hacer frente e incluso atacar de forma adecuada a las tropas enemigas, eso sí, con una idea que se reveló errónea: la gran ofensiva que cambiara definitivamente el sesgo de las hostilidades. Y que, definitivamente, condujo a la derrota total.

DE MADRID AL EBRO. LAS GRANDES BATALLAS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Jorge Martínez Reverte y Mario Martínez Zauner
Galaxia Gutenberg

 

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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